Los muertos en los deslizamientos de tierra ocurridos en el sur de Etiopía ascienden a 257 y la ONU estima que podrían subir hasta 500. Hay miles de afectados por la catástrofe, los cuales «están en alto riesgo de más deslizamientos y necesitan ser evacuados a zonas seguras».
La catástrofe ocurrió en la región del Sur de Etiopía, a unos 470 kilómetros de la capital, Adís Abeba. El corrimiento de tierra afectó inicialmente nueve casas. Las viviendas se destruyeron tras las fuertes lluvias sucedidas el pasado lunes, lo que movilizó a residentes y Policía para tratar de rescatar a las personas que se habían quedado atrapadas. En ese momento, se produjo un segundo deslizamiento de tierra mientras realizaban las operaciones de rescate, si bien a Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios habló en su informe de «tres deslizamientos sucesivos».
Según esa oficina, un equipo de evaluación formado por diferentes organizaciones humanitarias alcanzó la remota zona afectada y estaba colaborando con las autoridades locales en la coordinación de la respuesta a la catástrofe, mientras que la Cruz Roja se desplazó al lugar con camiones de suministros. Cientos de personas han tenido que abandonar sus hogares y están siendo acogidas por las comunidades locales, mientras que los heridos fueron llevados a un hospital cercano para recibir atención médica.
La ONU ha señalado que «las operaciones de búsqueda y rescate siguen bajo el liderazgo de las autoridades locales y con el apoyo de la Cruz Roja etíope y de miembros de la comunidad, principalmente excavando en los montículos de barro con sus manos desnudas y con palas, a falta de otras opciones».
Un voluntario implicado en las labores de rescate, Kasahun Abayneh, explicó al periódico etíope ‘Addis Standard’ que las familias están reconociendo los cadáveres de los desaparecidos, mientras los cuerpos no reclamados están siendo enterrados en el mismo lugar. En un mensaje difundido en la red social X, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, que no se había desplazado al lugar de los hechos, se mostró «profundamente apenado» por la «terrible pérdida».
Etiopía es muy vulnerable a la sequía, las inundaciones y otros desastres climáticos. En 2016, un deslizamiento de tierra mató a 41 personas tras unas lluvias torrenciales en Wolaita, en el sur del país, y en 2017, al menos 113 personas murieron cuando una montaña de basura se derrumbó en un vertedero en las afueras de Adís Abeba. El deslizamiento de tierra más mortífero de África se produjo en la capital de Sierra Leona, Freetown, en agosto de 2017, cuando murieron 1.141 personas.