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Cruce de acusaciones por la muerte de Haniyeh ante una ONU preocupada por la escalada regional

Irán, Israel y Palestina cruzaron acusaciones este miércoles en una sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la muerte del líder político de Hamas en Teherán. Hamás llama al mundo árabe mañana a un «día de la ira» por el funeral de Haniyeh.

Protesta en Hebrón por la muerte de Haniyeh.
Protesta en Hebrón por la muerte de Haniyeh. (Mosab SHAWER | AFP)

Irán pidió convocar al Consejo para tratar la situación creada tras la muerte del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, junto a su guardaespaldas la madrugada del miércoles en un ataque con un misil en Teherán que atribuye a Israel, aunque el Estado hebreo no lo ha reconocido.

La reunión fue presidida por Rusia y secundada por China y Argelia, y fueron invitados representantes de Irán, Líbano, Siria, Irak y la Autoridad Palestina, que coincidieron en denunciar la «ocupación y agresión» israelí en Oriente Medio.

El embajador iraní, Saeed Ravani, redobló las acusaciones de su Gobierno que insiste en que el ataque contra Haniyeh fue perpetrado por las fuerzas de Israel con «autorización y apoyo de inteligencia de Estados Unidos», pero ninguno de los representantes de los dos países aliados reconocieron responsabilidad en el ataque.

La embajadora adjunta palestina, Feda Abdelhady Nasser con gesto serio, como el de Ravani, a su lado, condenó ese ataque, la violación de la integridad territorial y soberanía Irán y de otros países árabes, y la «guerra genocida» de Israel en Gaza, mientras el representante israelí miraba documentos en su mesa.

«Cree que puede salir impune del asesinato, del genocidio contra el pueblo palestino, y lo cree porque hasta ahora ha sido posible. Ni una resolución, ni una orden de la Corte Internacional de Justicia, ni las llamadas a un alto el fuego se han respetado, ni las peticiones de protección civil y acceso humanitario se han dado», dijo.

El embajador israelí, Gilad Erdan, con un lazo amarillo en su solapa, criticó la reunión «pedida por el patrocinador número uno del terrorismo en el mundo», Irán, y le acusó de usar a sus «representantes, Hamas, los hutíes e Hizbulá» para atacar al pueblo israelí, advirtiendo que no es «solo un problema judío» sino global.

Israel no reivindicó el ataque –no lo suele hacer cuando se trata de operaciones extraterritoriales que pueden suponer una violación del territorio de otro Estado– pero Erdan dijo que el Estado hebreo «no se quedará parado» y seguirá «actuando para defender a toda la gente de Israel».

Por su parte, el embajador estadounidense, Robert Wood, destacó el «derecho a la defensa» de Israel contra Hizbulá y «otros terroristas», y dijo que «eso es lo que hizo el 30 de julio», en alusión al ataque israelí en Líbano que mató al alto comandante del grupo chií, Fuad Shukr.

EEUU, dijo Wood, «no estuvo involucrado» en ese ataque del Líbano y «no tenía conocimiento ni estuvo involucrado en la aparente muerte del líder de Hamas» en Irán, de la que prefirió no «especular» al no tener «confirmación». «Una guerra más amplia no es inminente ni inevitable».

Temores de guerra regional

Al inicio de la reunión, la secretaria general adjunta de Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz de la ONU, Rosemary DiCarlo, advirtió sobre la «escalada seria y peligrosa» de los últimos días debido a los «varios ataques» en la región, el último de ellos el de Teherán, el que motivó la reunión.

«Aunque la violencia sigue sin cesar en Gaza tras meses de esfuerzos diplomáticos constantes, la situación en la Línea Azul y dentro de Líbano está en un camino cada vez más preocupante», dijo DiCarlo, que insistió en que la comunidad internacional es clave para «cambiar esa trayectoria».

«La comunicación por medio de misiles, drones armados y otros ataques mortales debe terminar», exhortó la diplomática, que citó al secretario general, António Guterres, al pedir «máxima contención» y una «desescalada regional» por la paz y la estabilidad «de todos».

Funeral este viernes

El cuerpo del jefe del buró político de Hamas, Ismail Haniyeh, fue trasladado este jueves a Catar, donde vivía exiliado, en preparación para la ceremonia fúnebre y el entierro del líder palestino, que tendrá lugar mañana, viernes, en la zona de Lusail de Doha.

Hamas, por su parte, ha llamado al mundo árabe, y en concreto a todo el pueblo palestino de Cisjordania, a salir mañana a las calles en «un día de ira abrumadora» con motivo del funeral.

«Que mañana, viernes, sea un día de ira abrumadora en denuncia del crimen de asesinato y rechazo del genocidio en la Franja de Gaza, y en defensa de nuestra tierra, nuestro Jerusalén y nuestra bendita mezquita de Al Aqsa», ha afirmado Hamas en un comunicado. El grupo islamista se refiere habitualmente a «días de la ira» cuando convoca marchas y protestas en contra de Israel.

Del mismo modo, el líder de Hezbolah, Hasan Nasrala, ha advertido de que su grupo ha entrado en «una nueva fase» en su enfrentamiento contra Israel tras la muerte de Haniye. Asimismo, se ha referido a la muerte de su asesor y principal comandante militar Fuad Shukr. «Ríete ahora, pero llorarás mucho. No sabes qué línea roja has cruzado», ha expresado el líder de Hezbolah, que asegura que Israel se enfrentará a la «ira y venganza» del grupo.

China y Rusia

Tanto China como Rusia mostraron solidaridad con Irán al condenar el asesinato del líder de Hamas, el primero considerándolo un «intento de sabotaje de los esfuerzos de paz», y el segundo señalando que es un «golpe serio a las negociaciones entre Hamas e Israel» para un alto el fuego, en las que mediaba Haniyeh.

El representante ruso adjunto, Dmitry Polyanskiy, expresó una preocupación compartida por la mayoría de países por una situación «al filo de una guerra regional amplia» en Oriente Medio, si bien los occidentales se centraron en pedir una desescalada, sin condenar explícitamente el ataque en Teherán.

Y así lo resumió el adjunto libanés, Hadi Hachem: «La culpa es del Gobierno de Israel y su primer ministro. La víctima es su resolución del alto el fuego. El objetivo es arrastrar a los aliados de Israel a una guerra regional con desastrosas consecuencias en los pueblos y países, el futuro y el presente».