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Reclaman la hospitalización del líder mapuche Héctor Llaitul tras 86 días en huelga de hambre

La preocupación por la vida de Héctor Llaitul aumenta después de la negativa reiterada de las autoridades chilenas a su hospitalización permanente tras 86 días en huelga de hambre. El líder mapuche está encarcelado desde 2022. Le condenaron a 23 años de cárcel por «apología de la violencia».

Llaitul, en una imagen tomada en 2017.
Llaitul, en una imagen tomada en 2017. (Martin BERNETTI | AFP)

En los últimos días, el líder mapuche Héctor Llaitul ha tenido que ser trasladado en varias ocasiones al hospital debido a su delicado estado de salud tras 86 días en huelga de hambre.

Sin embargo, desoyendo los consejos médicos y de los allegados del líder (werkén) mapuche, la institución penitenciaria no ha permitido que se quede bajo control médico y lo ha devuelto a la cárcel. 

La comunidad mapuche y los solidarios con su causa están realizando reiterados llamamientos a movilizaciones para que Llaitul reciba una atención médica adecuada para su delicado estado de salud. El último ingreso de urgencia en el hospital, a causa de una arritmia repentina, ocurrió el sábado pasado. 

Cartel de las movilizaciones en favor de Llaitul.

Actualmente, Llaitul se encuentra cumpliendo su pena en el complejo penitenciario de Biobío. Sus allegados y simpatizantes reclaman su traslado al módulo mapuche de la cárcel de Temuco, en territorio mapuche. Allí se encuentra internado uno de sus hijos, menor de edad, y un sobrino.

Las autoridades chilenas denegaron la semana pasada esta solicitud de traslado a Temuco. 

Llaitul fue condenado a 23 años de cárcel, tras cumplir dos años de prisión preventiva, en virtud de la polémica Ley de Seguridad del Estado, que solo puede invocar la Fiscalía. Los jueces le consideraron culpable de delitos de «incitación y apología de la violencia», «usurpación violenta», «hurto de madera» y «atentado a la autoridad».

La sentencia devino en firme tras fracasar el recurso de nulidad este 29 de julio.

La huelga de hambre que inició el werkén hace casi tres meses tiene como objetivos fundamentales el reconocimiento de su condición de preso político, además de la anulación de su condena. 

El pasado día, Llaitul endureció su huelga de hambre, renunciando también a la alimentación con líquidos.