El escenario debía ser de estilo presidencial para confrontar semióticamente con la Moncloa. Por eso, el equipo de Alberto Núñez Feijóo ha procurado encontrar un pequeño palacio con jardines, fuente y torres. Así es como la plana mayor de Génova ha escogido el Palacete de los Duques de Alba, ubicado en el barrio de Chamartín, al norte de Madrid.
Fuentes de Génova no ocultaban que quería darle una áurea peculiar a esta jornada, en la que se convocaba a los doce presidentes autonómicos, símbolo del poder territorial que ostenta hoy el partido conservador. Incluso las declaraciones han estado calibradamente dispuestas para que Feijóo tuviera los directos de los telediarios, así que los barones han tenido que esperar hasta después de las 14. Además de comparecer a la vez, en simultáneo, sin aceptar preguntas y entorpeciendo la actividad periodística sin sentido. Eso sí: lograban con ello que nadie se llevara la exclusividad del foco.
«Hay veces que los mensajes tienen que emitirse así, nítidos y controlados», explicaban en el equipo de comunicación, aludiendo a por qué no habría preguntas admitidas para nadie. El objetivo era esta cumbre de unidad para evidenciar el rechazo al plan de reforma de financiación autonómica de Pedro Sánchez, en el primer viernes del nuevo curso político.
La cita ha estado muy controlada comunicativamente: «A veces tiene que ser sí, mensajes nítidos»
La cita ha estado precedida, cómo no, por una polémica en torno a la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que este jueves en la Asamblea regional llamaba al boicot a Sánchez y a negarse a ir a la convocatoria bilateral con presidentes autonómicos que el líder del PSOE anunció el día anterior. La «lideresa» lo dijo justo horas antes que Feijóo quisiera evidenciar unidad de acción, otra vez.
Por tanto, la duda periodística y política estaba en que si Feijóo desautorizaría ese boicot por parte de un partido que se llama a sí mismo institucional y de Estado, o si aceptaría el libre albedrío. El resultado ha sido una zona gris, equidistante y confusa pero al parecer, nadie tiene claro qué acabará sucediendo. El PP este viernes se ha puesto de acuerdo en qué decir, pero no en si será cara a cara con Sánchez o desde otro atril.
Críticas sin propuestas
El expresidente de la Xunta ha utilizado buena parte de su discurso para descalificar a Sánchez, quien según él «se nutre del engaño para su superviviencia política». Le ha dedicado los adjetivos de egoísta, decadente, irresponsable, ambicioso, con «ego desmedido», y lo ha tachado de ser una «amenaza a la nación».
También ha hecho gala de una pretendida «unidad» teniendo al lado a quienes conducen las administraciones del «70 por ciento de España». «Hay esperanza de que es posible un acuerdo entre diferentes si es lo que se busca. España es mucho más de lo que está padeciendo, mucho más que la ambición de un solo hombre», ha recalcado.
Feijóo: «Lo que se busca es una financiación del ‘procés’, el cupo separatista lo pagaremos todos»
Tras la cascada de epítetos, ha ido al meollo del encuentro y ha dicho que es necesaria una «actualización» y reforma de la ley de financiación autonómica pero no de la forma que lo impulsa Sánchez, con un acuerdo bilateral con Catalunya. «El arreglo entre el Gobierno y el independentismo no mejora la financiación, lo que se busca es la financiación del ‘procés’. El cupo separatista lo pagaremos todos y no arregla los problemas de los españoles, solo el de los separatistas».
Ha exigido que haya una «actualización del sistema pactada en los foros» en los que están «todos» representados, «libre de sospechas y provechos», como la conferencia de presidentes autonómicos y el Consejo de Política Fiscal. «En esta declaración [en alusión al documento que han firmado, que contiene básicamente el discurso de Feijóo] nos comprometemos a que lo que es de todos se dialogue entre todos. Todos a una», ha enfatizado, a lo que luego ha añadido reclamar que se abandone el «cupo independentista».
También ha planteado una «inyección económica inmediata» a las CCAA y ha dicho que es posible repartir unos 18.000 millones de euros remanentes de los fondos Next Generation que según él Sánchez «no ha sido capaz de ejecutar». «Pese a los abusos de poder, desmanes, desvaríos, cesiones, engaños, golpes y presiones, quiero transmitir que el PP seguirá firme a sus principios y su palabra que sí va a cumplir».
En la línea del giro discursivo de las últimas semanas, en las que el PP ha abrazado la agitación en torno al tema de la migración, Feijóo ha denunciado un «descontrol migratorio en España» que genera una «situación límite en muchos territorios» y ha pedido soluciones al respecto. Sin embargo, ha concluido sin avanzar propuestas sobre qué tipo de financiación propone ni qué esquema fiscal consideraría apropiado. Lo único claro es que piden un fondo de compensación transitoria para las regiones más afectadas, en especial el País Valencià.
A Moncloa, que sí, que no
Minutos después de las 14, al mismo tiempo, han salido del Palacete tanto Ayuso como el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, los dos barones más importantes del partido. A pocos metros de distancia, los dos han alabado el discurso con la diferencia de tonos que los caracteriza.
La líder madrileña ha dicho que la propuesta de Sánchez «destroza España», que servirá para pagar «sueldos estratoféricos de la Generalidad (sic)» y que luego seguirá «más para el País Vasco y Navarra, que viven del independentismo», además de decir que reunirse con el presidente del Gobierno español no tiene sentido porque él «siempre engaña».
Ayuso augura que a esto le seguirán beneficios «al País Vasco y Navarra, que viven del independentismo»
«Celebro que [la posición del PP] sea que todo lo que es de la caja común se hable en un foro común y legal», ha señalado, aunque también ha matizado que a ella le gustaría poder hablar en Moncloa «sobre los problemas de inseguridad, de Cercanías y el descontrol migratorio que sufre Madrid».
Moreno Bonilla ha rechazado de plano la bilateralidad en la negociación de financiación pero ha avanzado que actuará con «respeto institucional» y que hablará «con todo el mundo». Sin decirlo, ha dado a entender que no tiene previsto desairar al presidente del Gobierno si lo convoca. El presidente de Murcia, Fernando López Miras, ha sido el único que ha aceptado sin titubeos que irá a Moncloa sin dudarlo si es convocado. Otros dos líderes de ejecutivos autonómicos, fuera de micrófono, también han dicho que lo harían y hasta que dudan que Ayuso finalmente no acceda a ello, aunque su equipo de comunicación este mediodía mantenía que no iría a ninguna reunión sobre ese asunto particular que sea biltaeral.
Una vez más, Ayuso se las ha ingeniado para quitarle el brillo a la cumbre de presidentes y robar parte del foco mediático de algo que, en los hechos, es irrelevante. En el entorno de Feijóo quitaban importancia a la controversia y hacían hincapié en que cada barón decidirá qué hacer pero no que decir: en ello hay acuerdo.
Génova no estaría tan incómodo con este matiz creado por Ayuso porque en los hechos funciona como cortina de humo para que no se hable sobre las otras incongruencias, más trascendentales, de las que el PP deberá responder cuando acepte preguntas, que es por qué en 2012 los ‘populares’ catalanes proponían un esquema fiscal similar y por qué Feijóo elogiaba un Concierto para Catalunya en 2016 en una reunión con la patronal catalana.
Los barones y el líder nacional también han querido evidenciar una unidad que a su entender no pueden exhibir los socialistas. «Este es un acto que es absolutamente imposible que el PSOE lo pueda celebrar. Nos ponemos en contra del bochorno y a favor de la solidaridad. El PP es el único partido que defiende la España de las autonomías», ha remarcado el presidente valenciano, Carlos Mazón.
Desde el PSOE reclaman que los conservadores dejen de «insultar a sus propios votantes» al quejarse de lo que proponían en 2012
En una charla informal en los jardines del Palacete -cuyo alquiler cuesta más de 3.000 euros y el menú comienza con 140 euros por persona-, uno de los presidentes autonómicos reflexionaba: «El lío lo tienen mañana en el PSOE [en alusión al comité federal]. Digan lo que digan, aquí hay buen rollo. Solidaridad, igualdad y unidad».
Desde el PSOE acusan recibo y, tras escuchar la andanada de críticas, fuentes de Ferraz dejan trascender que Feijóo sale de su reunión «sin una propuesta válida y seriamente trabajada», que su único plan es «enfrentar a Catalunya y España». Ironizan además con el montaje de una «Moncloa de ‘pega’» y reclaman que los conservadores dejen de «insultar a sus propios votantes» al quejarse de algo que proponían en 2012.
Para la hora de comer y tras las breves declaraciones, han llegado los líderes del PP vasco, Javier de Andrés, del catalán, Alejandro Fernández, y del de Castilla-La Mancha, Paco Núñez. La reunión estaba prevista que acabe a las 17 y con ella, el primer acto político de envergadura del nuevo curso político para el PP en un otoño que se anticipa sin tregua.