El cara a cara entre Donald Trump y Kamala Harris en Filadelfia tiene todos los visos de decantar a buena parte del electorado indeciso de EEUU, por lo que la expectación es máxima. Será a las 21.00 hora local (3.00, en Euskal Herria). La vicepresidenta lleva días preparándose en Pittsburgh, mientras el equipo del expresidente intenta hacerle ver que le conviene un discurso con sosiego y moderación, como hizo en junio, cuando Joe Biden se hundió, pero Trump supo centrar sus ataques en las políticas del Gobierno sin recurrir a los insultos que había estado lanzando durante meses sobre la capacidad física y cognitiva del mandatario.
La idea es que el expresidente debería centrarse en traer el debate al ámbito que les interesa a los republicanos, la inmigración y la economía, sin caer en provocaciones ni entrar en el cuerpo a cuerpo y las descalificaciones personales. Pero Trump no olvida uno de los momentos de 2020, cuando Harris debatió con el vicepresidente, Mike Pence: «Señor vicepresidente, estoy hablando. Si no le importa dejarme terminar, podemos tener una conversación, ¿vale?». Trump, siempre macho alfa, ya le habría dicho a su equipo que él no se quedará callado.
El expresidente republicano de la Cámara de Representantes Newt Gingrich augura que «ella vendrá con mucha agresividad, enfadándose, intentando descalificarlo. Espero que muestre que ha sido un presidente real, con calma y firmeza para ceñirse a las diferencias». Otro peso pesado del partido, el senador Lindsey Graham, escribió en “The New York Times” que «cada día que los candidatos se lanzan insultos es un buen día para Harris, porque es un día menos que ella tiene que defender los errores de la Administración Biden-Harris. El camino a la Casa Blanca pasa por un debate vigoroso sobre políticas, no con un intercambio de pullas». «Espero, rezo, para que Trump sea disciplinado», asegura la estratega republicana Tricia McLaughlin.
En cualquier caso, los cercanos a Trump aseguran que los preparativos son mínimos. Nadie duda de que la candidata demócrata será mucho más dura que Biden. Y a Trump no le gusta compartir protagonismo en el escenario.
TODO EN JUEGO
Tras unas semanas en las que gran parte de la población se ha contagiado del entusiasmo que ha generado Harris hasta remontar en las encuestas, el debate será crucial para ella. Los expertos coinciden en que es la que más se juega esta noche: su recorrido hasta ahora apenas ha tenido inconvenientes, consiguió ser nominada sin oposición en el partido y tampoco se ha tenido que enfrentar a un arduo escrutinio hasta ahora. El problema es que todo el mundo conoce a Trump; por muy explícito que sea, incluso soez, sus millones de seguidores seguirán con él. El perfil de Harris, incluso siendo vicepresidenta, ha sido mucho más bajo. Por ello, uno de los mayores retos ha sido darse a conocer en pocas semanas. Y lo ha logrado, teniendo en cuenta lo inusual de la campaña, pero gran parte del electorado aún no tiene una imagen clara de la candidata.
Además, el equipo republicano está convencido de que el entusiasmo inicial por Harris se está apagando: «La luna de miel se ha acabado oficialmente», declaró ayer Jason Miller, portavoz de Trump. Estos días el expresidente ha recibido varias noticias positivas. Por un lado, su equipo jurídico ha logrado que las papeletas de Robert Kennedy, que se retiró para apoyar a Trump, no estén en varios estados bisagra. En un primer momento, los comités electorales dijeron que era tarde y que se debían imprimir las papeletas de «RFK».
Por otro lado, aunque los problemas judiciales de Trump no han terminado, sí ha logrado que se paralicen hasta después de las elecciones. No solo sus posibles juicios, también la sentencia en el caso por el que ya ha sido declarado culpable, el de pagos ilegales a una actriz porno.
Además, el domingo “The New York Times” traía un esperado sondeo en el que Trump aventaja por un punto a Harris, pero ella tiene una ligera ventaja en estados clave como Wisconsin o Michigan, mientras que hay empate en Pensilvania.
Éste es el único debate acordado entre Harris y Trump, si bien se ha hablado de que podría haber otro en octubre. Los aspirantes a la Vicepresidencia, JD Vance y Tim Walz, debatirán el 1 de octubre.