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Romero y Buenafuente denuncian la turistificación de Donostia ante Eneko Goia

Andreu Buenafuente y Berto Romero denunciaron en la gala que dio comienzo a Zinemaldia la turistificación que sufre Donostia, llamando a hacer turnos en el Kursaal para que no metan a unos turistas alemanes y recordando que el Palacio Bellas Artes será un hotel de lujo.

Berto Romero y Andreu Buenafuente, en la gala de inauguración de Zinemaldia.
Berto Romero y Andreu Buenafuente, en la gala de inauguración de Zinemaldia. (Raúl TERREL | Europa Press)

«Cuando acabe la gala nos deberíamos turnar para que siempre haya alguien aquí dentro. No sea que para la clausura hayan metido unos turistas alemanes». Con estas palabras, Berto Romero y Andreu Buenafuente, denunciaron en la gala que daba comienzo al Zinemaldia en el Kursaal, en clave de humor y ante el alcalde de Donostia Eneko Goia, la política de vivienda del Ayuntamiento donostiarra y el problema que la turistificación que sufre la ciudad provoca sobre la ciudadanía y también sobre la cultura.

Y es que Buenafuente agradeció estar en «una ciudad tan cinematográfica» como es Donostia, recordando que en la capital guipuzcoana se encuentra el cinematógrafo más antiguo del Estado español, el Palacio de Bellas Artes. «Está a punto de convertirse en apartamentos turísticos», denunció el humorista. «Sabemos de lo que hablamos», añadió en referencia a la ciudad de la que provienen, Barcelona, que sufre desde hace años el mismo problema.

El edificio Bellas Artes de Donostia, objeto de un largo litigio urbanístico entre la empresa propietaria (Sade) y el Ayuntamiento, acogerá un establecimiento de la colección Curio, perteneciente a la prestigiosa cadena hotelera Hilton.

Ensimismada, Donostia esconde bajo su «marco incomparable» la polémica historia de su construido-deconstruido patrimonio urbano. Una lógica que se ha acelerado en nuestros días con continuos derribos y que tiene como mayor símbolo el centenario Palacio Bellas Artes.

Las palabras de Romero y Buenafuente no pasaron desapercibidas en redes sociales, si bien es cierto que en el Kursaal fueron pocos los que se atrevieron a aplaudir.