Nadie detiene a Israel. Y mucho menos la «preocupación» que organismos internacionales y varios Estados expresaron tras los ataques masivos a Líbano sin llegar a plantear acciones que incomoden al aliado israelí.
La última oleada de bombardeos ejecutados por el Ejército israelí contra el sur y el este de Líbano y la propia Beirut dejó al menos 492 muertos –entre ellos 35 niños– y más de 1.600 heridos y confirmó que Israel traslada el esquema con el que sigue devastando Gaza a su vecino del norte: bombardeos masivos indiscriminados, un enorme número de víctimas civiles y la población aterrorizada y amenazada para que deje sus hogares, desplazando a miles de personas.
Los hospitales se vieron obligados a dejar de atender los casos «no urgentes» para centrarse en las avalanchas de heridos. Asimismo, las autoridades de Líbano han ordenado el cierre de todos los centros, lo que podría afectar a cerca de medio millón de personas.
Israel también aplica la misma justificación que para los crímenes de guerra de Gaza, donde intenta cubrirlos con la excusa de operaciones contra Hamas. En este caso, dijo haber alcanzado «más de 800 objetivos» de Hizbulah.
El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, exigió a los civiles libaneses que abandonen los edificios y las zonas usadas por Hizbulah «para almacenar armas». «¡Por favor, salid de la zona de peligro ahora! Tomad en serio esta advertencia. No permitáis que Hizbulah ponga en peligro vuestras vidas y las de vuestros seres queridos», amenazó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu en un vídeo mensaje. «Durante demasiado tiempo, Hizbulah os ha usado como escudos humanos. Colocó cohetes en sus salas de estar y misiles en sus garajes. Esos cohetes y misiles apuntan directamente a nuestras ciudades, directamente a nuestros ciudadanos», añadió.
«Prometí que cambiaríamos el equilibrio de poder en el norte y eso es exactamente lo que estamos haciendo», afirmó Netanyahu.
Miles de personas comenzaron a desplazarse de sus casas y el Gobierno libanés activó un plan nacional de emergencia para alistarlos, además de habilitar escuelas y otros centros a modo de refugios temporales en áreas como el Monte Líbano o las ciudades sureñas de Sidón y Tiro.
También se registraron salidas de los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye, un bastión de Hizbulah
En represalia por estos ataques, la milicia de Hizbulah lanzó al menos 156 proyectiles contra territorio israelí. La mayoría, contra zonas del interior de Israel, alejadas de la frontera, como la región de Haifa.
Plan de exterminio
Por su parte, el primer ministro interino de Líbano, Nayib Mikati, denunció la existencia de «un plan de destrucción» del país por parte de Israel y subrayó que estos últimos ataques «son parte de una guerra de exterminio».
El Ejército de Israel ya presentó la semana pasada a EEUU sus «planes operativos» respecto a Líbano. La respuesta ha sido, como siempre, el apoyo total de Washington.
Solo unas horas antes del ataque el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dio luz verde de forma pública a su homólogo israelí, Yoav Gallant, declarando que Israel tiene «derecho a defenderse a medida que Hizbulah extiende sus ataques cada vez más hacia el interior del territorio israelí». Gallant aprovechó para justificar esta nueva campaña de ataques con el objetivo el regreso a sus casas de los israelíes desplazados en el norte, pese a que aumenta el riesgo en esas zonas de frontera y en toda la región de Oriente Medio, expuesta a una guerra con consecuencias impredecibles.
Tras la oleada de bombardeos, el Ejército israelí lanzó un segundo ataque en Beirut, que calificó de «precisión» y que tuvo como objetivo un edificio en el extrarradio de Dahye, donde el pasado viernes Israel ya atacó causando medio centenar de muertos, entre ellos 13 altos mandos de Hizbulah.
Según fuentes de seguridad, el objetivo del ataque de ayer era Ali Karaki, supuesto responsable de la actividad militar del grupo en el sur de Líbano. Hizbulah aseguró que salió ileso. Israel acabó en enero con la vida del número dos de la oficina política de Hamas, Saleh al Arouri y en julio con la del jefe militar de mayor rango de Hizbulah, Fuad Shukr, los dos en ataques en Beirut.
Tras constatar su impunidad en Gaza, el Gobierno israelí ha ido elevando la escalada con Líbano, sobre todo tras el ataque masivo a través de aparatos de comunicación, que dejó alrededor de 40 muertos y unos 3.000 heridos.
Refuerzo de EEUU
EEUU va a enviar tropas adicionales, con «un pequeño número de personal militar» a Oriente Medio «a la luz del aumento de las tensiones, por precaución» y para aumentar las fuerzas que ya se encuentran en la región. Estados Unidos cuenta en la zona con cerca de 40.000 militares.
Aviso de China
China instó a sus ciudadanos residentes en Israel a que abandonen el país o se trasladen a zonas seguras «lo antes posible» ante una situación de seguridad «grave, compleja e impredecible».
Plan amplio
La Secretaría General de la ONU consideró que la operación del Ejército israelí para incautar y destruir equipos de Al Jazeera en su oficina en Ramala, así como el cierre de dicha delegación, responden a un plan más amplio de Israel para limitar la labor de los medios de comunicación.
Noa
La plataforma Boicot, Desinversiones y Sanciones se concentrará hoy para expresar su rechazo a la participación de la cantante israelí Noa en los Fair Saturday Awards en el Museo Guggenheim.
Tercera escuela atacada en 72 horas
La guerra que Israel ha abierto contra Líbano no frena los ataques en Gaza. El Ejército israelí atacó ayer la escuela Jaled bin al Walid, en el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza, en el tercer ataque contra un centro educativo en el enclave palestino en 72 horas. Al menos tres personas (un padre, una madre y su hija) murieron en el bombardeo. El domingo el Ejército israelí bombardeó una escuela en el campamento de refugiados de Shati, matando al menos a siete personas, y el sábado, en otro ataque contra un complejo escolar en la capital gazatí, mató a otras 22 personas, entre ellas 13 niños y seis mujeres. Ayer, además, otras cinco personas –una madre con sus cuatro hijos– murieron en un ataque contra una vivienda en Deir al Balah. Son parte de los 24 muertos de las últimas horas, que elevan ya a 41.455 la cifra de fallecidos confirmados desde el 7 de octubre, que se suman a 10.000 desaparecidos.
Más de 10.000 desplazados viven refugiados en las escuelas de Shati y de Nuseirat. Al menos 183 centros que acogen a desplazados, incluidas 163 escuelas, han sido atacadas por Israel. El Gobierno de Gaza insistió en pedir a la comunidad internacional y a todos los organismos internacionales que presionen a la ocupación (Israel) para que deje de atacar centros de refugio y de desplazados y «para que detenga el crimen de genocidio en la Franja de Gaza».
Diferentes agencias de la ONU –entre ellas Unicef, Acnur, ONU Mujeres, la OMS o el Alto Comisionado para los Derechos Humanos– junto a grandes ONG, indicaron que los líderes mundiales pueden aprovechar la 79ª Asamblea General de la ONU para ejercer esta presión.