El ultraderechista Herbert Kickl, líder del Partido de la Libertad (FPÖ), ha logrado este domingo una histórica victoria electoral para su formación al ganar por primera vez unos comicios parlamentarios.
Con el 29,2% de los votos, el FPÖ obtiene 58 de los 183 escaños en el Parlamento, lo que hace inviable la investidura de Herbert Kickl como canciller federal en un país donde apenas hay tradición de Gobiernos en minoría.
El conservador Partido Popular (ÖVP) y actual líder del Gobierno, Karl Nehammer, ha insistido este domingo en que mantiene su postura de no coaligarse con un FPÖ liderado por Kickl. El ÖVP ha perdido 11 puntos respecto a las elecciones de 2019 y se ha quedado en el 26,3% de votos. Nehammer ha criticado los «métodos» de Kickl y ha anunciado que su partido apuesta por «resolver los problemas de la gente y no vivir de ellos».
Ha reconocido que su formación no ha logrado ganar las elecciones y ha dicho que debe analizar «por qué los radicales sacan más votos» que ellos.
También se niegan a pactar con los ultras el socialdemócrata SPÖ (21,1%), el liberal Neos (9,2%) y Los Verdes ecologistas (8,3%).
El líder ultraderechista ha señalado que «los votantes han hablado» y ha pedido a los demás partidos y también al presidente federal, Alexander van der Bellen, «recapacitar» y asumir la petición de cambio de rumbo. Ante el rechazo obtenido por el resto de formaciones, ha argumentado que el resto de partidos tratan a sus seguidores como «votantes de segunda clase» y ha cuestionado los principios democráticos de sus contrincantes.
Sin el apoyo de los conservadores y con el rechazo tajante de los demás partidos políticos, el FPÖ no podrá formar coalición. Por ello, una alternativa de Gobierno que está tomando fuerza es una «gran coalición» entre el ÖVP y el socialdemócrata SPÖ, que suman ahora una ajustada mayoría de 92 escaños –un solo diputado por encima de la mayoría absoluta–, o un tripartito que incluya a los Neos, que aportarían otro 18 parlamentarios.
Andreas Babler, jefe del SPÖ, se ha mostrado dispuesto a iniciar contactos en ese sentido con los conservadores.
También se ha ofrecido a entrar en un posible pacto tripartito el partido liberal Neos, que ya gobierna junto con el SPÖ en la región de Viena.
Finalmente, el partido Los Verdes, los socios ecologistas hasta ahora del ÖVP y que han cosechado solo el 8,3% de votos (-5), se ha mostrado dispuesto a pasar a la oposición.
El presidente austriaco, Alexander Van der Bellen, que tiene la potestad de encargar la formación de Gobierno, también ha repetido en numerosas ocasiones sus reticencias a darle ese mandato a Kickl. Este domingo ha señalado que cualquier Gobierno debe respetar los principios de la democracia liberal, como la independencia de los medios, la separación de poderes, la pertenencia a la UE o los derechos de las minorías.
Además, ha recordado que cualquier Ejecutivo necesita tener mayoría absoluta en el Parlamento y que si una formación no la tiene, debe convencer y ganarse el apoyo de otras.
Aunque haya ganado este domingo, el líder ultraderechista es el político más rechazado del país, según los sondeos de opinión: el 60% de los austríacos no quiere que sea canciller federal y los demás partidos políticos rechazan formar una coalición con él.