El Palacio de la Cumbre donostiarra, donde permanecieron secuestrados Joxean Lasa y Joxi Zabala antes de matarlos y enterrarlos en Busot (Alacant), será Lugar de Memoria, pero falta concretar de qué modo. En agosto se filtró un primer borrador atribuido al Ayuntamiento donostiarra y el Gobierno de Lakua, y este martes se ha hecho pública la propuesta de las víctimas y asociaciones de memoria, con un planteamiento más ambicioso y centrado en la violencia estatal, sin difuminarla.
Lleva la firma de Egiari Zor, Aranzadi, Argituz, Mikel Zabalza Herri Ekimena, Berridatzi Elkartea y también las familias Lasa y Zabala, que obviamente son la principal referencia de lo que ocurrió en La Cumbre en aquel otoño de 1983. Como apunta la introducción, y este es un dato muy revelador, el palacio acababa de ser traspasado al Ministerio del Interior cuando se decidió usarlo para aquel secuestro, aprovechando posiblemente que ofrecía un espacio opaco y silencioso para torturar a los detenidos.
Representantes de todos estos organismos han detallado el proyecto en la presentación realizada en Donostia: Javi Buces, Bertha Gaztelumendi, Olatz Retegi... Entre los asistentes estaba también Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jauregi (muerto en atentado de ETA) y exdirectora de Víctimas del Gobierno de Lakua.
Axun Lasa ha admitido que en su imaginario personal «hay que dar totalmente la vuelta a La Cumbre, convertirlo en un lugar goxo, de respeto, en un hogar». Se ha declarado esperanzada con ello tras reunirse con el alcalde donostiarra, Eneko Goia, o el anterior director de Derechos Humanos de Lakua, José Antonio Rodríguez Ranz.
Por la familia Zabala, Igone Artano ha pedido que este proyecto se respete sin cambios, de modo que «La Cumbre deje ser para mí un espacio de espanto y horror. Soy donostiarra, tantas veces hemos pasado por allí y ¿cómo no hemos podido ser capaces de cambiarlo hasta ahora? Este es el momento. Y para que no vuelva a ocurrir».
Axun Lasa: «Hay que dar totalmente la vuelta a La Cumbre, convertirlo en un lugar ‘goxo’, en un hogar»
La propuesta se basa en que el lugar sea destinado a señalar «las graves vulneraciones de derechos humanos cometidos por la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y grupos parapoliciales» en Euskal Herria.
Se matiza, no obstante, que «se fomentará el respeto a todas las víctimas desde la constatación de que han existido diferentes vulneraciones de derechos humanos producidas por diferentes agentes». Y, de hecho, se plantea que haya relación continua con espacios como el Memorial de Víctimas del Terrorismo instalado en Gasteiz, el futuro Memorial del 3 de Marzo en la misma ciudad, el espacio expositivo de Gogora en Bilbo, el Museo de la Paz de Gernika o los Columbarios de la Dignidad (víctimas del franquismo).
Crear conciencia y sanar
Como Lugar de Memoria, la misión principal que se plantea es «crear conciencia sobre los crímenes perpetrados por el Estado», darlos a conocer, difundir la importancia de los derechos humanos e interpelar al visitante sobre la violencia y la discriminación.
La parte museográfica incluiría una exposición permanente sobre el franquismo y la llamada Transición, que lógicamente recogería fusilamientos, desapariciones o torturas pero también consejos de guerra, macrosumarios, censura o prohibición de partidos. Proponen también esculturas o instalaciones artísticas en los jardines, además de abrir sus muros a la ciudadanía y darle un carácter más cívico.
Especialmente novedosa es la idea de usar La Cumbre también como «espacio psico-social» que ofrezca «acompañamiento» a las víctimas que así lo requieran, con un equipo multidisciplinar (siquiatría, sicología, trabajo social, Derecho…) El objetivo sería «aliviar el sufrimiento emocional, avanzar en la elaboración de las situaciones traumáticas, buscar la recomposición del proyecto vital y acompañar en la reinserción en la vida familiar, social y laboral».
«Aliviar el sufrimiento emocional» es uno de los fines que se plantea para el antiguo palacio franquista y sala de horrores del terrorismo de Estado
Olatz Retegi ha remarcado que, si bien no hay que caer en patologizaciones, es preciso intervenir en apoyo de estas víctimas y hacerlo con una preparación «especializada». Son personas que «siguen presentando un daño», físico, síquico o emocional. Hay que ayudarles desde con técnicas de escucha hasta con apoyos de carácter laboral.
Sugieren además dedicar parte del inmueble a espacio de investigación y recepción de documentación histórica, coordinado por la UPV/EHU y Aranzadi, que permita ahondar en el conocimiento de la violencia de motivación política y también catalizar actividades pedagógicas, comunicativas o editoriales.
Para conformar el patronato que gestione este lugar de memoria, se propone que el 50% corresponda a tres instituciones: Lakua, Diputación de Gipuzkoa y Ayuntamiento de Donostia. Las víctimas tendrían un 30% de representación; la sociedad civil, 10%; y personas de reconocido prestigio el 10% restante (se cita expresamente a Bertha Gaztelumendi, Laura Pego, Carlos Martín Beristain y Paco Etxeberria).
Martín Pallín: «De lesa Humanidad»
José Antonio Martín Pallín, juez emérito del Supremo, ha intervenido en la presentación por videoconferencia. Ha considerado que La Cumbre se usó como sustituto puntual de Intxaurrondo quizás para casos que se querían tratar con más sigilo al vivir demasiada gente en el macrocuartel.
Tras aseverar que estos crímenes deben ser considerados como «de lesa Humanidad», ha apoyado cualquier intento de convertir el palacio en un Lugar de Memoria. Martín Pallín encuadra esta iniciativa en una práctica europea ya muy asentada.