Pello Guerra
Redactor de actualidad / Aktualitateko erredaktorea

Mineros hicieron hace 2.000 años la inscripción posiblemente vascónica hallada en Lantz

Los propios mineros habrían hecho la inscripción posiblemente vascónica y de una antigüedad de 2.000 años localizada en Lantz por equipos de investigación de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Nafarroa. Los tres signos que la componen se transcriben como «ikae» o «igae».

Detalle de la inscripción, en la que aparecen en verde los trazos de la misma y en amarillo, las huellas realizadas posteriormente con una punterola.
Detalle de la inscripción, en la que aparecen en verde los trazos de la misma y en amarillo, las huellas realizadas posteriormente con una punterola. (Gobierno de Nafarroa)

La inscripción posiblemente vascónica de 2.000 años de antigüedad localizada en Lantz por equipos de investigación de la Dirección General de Cultura del Gobierno de Nafarroa habría sido realizada por los propios mineros a modo de indicación dentro de la explotación. Está formada por tres signos que se transcriben como «ikae» o «igae».

El hallazgo de esta inscripción ha sido dado a conocer este lunes por el Gobierno de Nafarroa a través de una nota, en la que detallaba que la inscripción se sitúa a 61 metros de la boca de la cueva y a 18 metros de profundidad, tras superar una gatera de 15 metros. Está realizada, bajo el techo, sobre la pared norte, a 84 centímetros del suelo, sobre un estrato que alterna arcillas y gravas.

Los tres signos identificados, inscritos en la arcilla, ocupan una superficie de 23 centímetros de largo por 13 de ancho. Están realizados con un instrumento punzante, pero de punta roma, provocando unos surcos de entre 4-6 mm. de ancho y 2-9 mm. de profundidad, en función de la presión que ejerció el grabador.

En el estudio de la inscripción han participado los mismos expertos que en su día analizaron la que figura en la Mano de Irulegi, es decir, Joaquín Gorrochategui, catedrático de Lingüística Indoeuropea de la UPV/EHU, y Javier Velaza, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Barcelona.

Este último explicó a GARA la importancia del descubrimiento realizado en Lantz, ya que «la inscripción es muy interesante y excepcional por el lugar en el que se encuentra. En la Península Ibérica, no tenemos ninguna inscripción dentro de una mina, ya que en la mayor parte de las explotaciones que conocemos se siguió trabajando incluso hasta el siglo XX, lo que ha desfigurado el interior».

Pero en el caso de Lantz, «la mina tiene la singularidad de que fue abandonada en época romana y nunca se volvió a explotar. Así que los arqueólogos están trabajando sobre el nivel que dejaron en abandono en esa época».

Mineros que sabían escribir y leer

Otra singularidad que destaca el catedrático es que la inscripción se hizo «con un instrumento de trabajo de la mina, de punta roma, por lo que la ha hecho alguien que está trabajando en la mina, es decir, un minero». Una circunstancia que nos está indicando que «gente del estatus social de los mineros, que no son previsiblemente de la alta sociedad, ni los más cultos del lugar, se comunican con un texto escrito. Por lo tanto, saben escribir y saben leer, y muestra el nivel de alfabetización de esa sociedad».

Velaza: «Se hizo con un instrumento de trabajo en la mina, lo que indica que gente del estatus social de los mineros se comunicaban ya con texto escrito»

 

En lo que respecta a la inscripción en sí, Velaza recuerda que «solo está formada por tres signos» y que todos ellos «son paleohispánicos, es decir, signos de signarios conocidos». A partir de ahí, sus reducidas dimensiones hacen que «no podamos identificar cuál de ellos se está utilizado, porque curiosamente esos tres signos aparecen en todos los signarios paleohispánicos. No es como en el caso de la Mano de Irulegi, en cuya inscripción aparece una letra propia del signario vascónico».

No parece celtibérico

En vista del «poco material fonético», el experto se muestra prudente a la hora de asignar esa palabra a una lengua, aunque sí apunta que «no parece que sea celtibérico, porque la secuencia "ae" no lo es». Además, se da la circunstancia de que existe «una similitud con palabras vascas como “ik(h)ai”, “pendiente”, empleada por el poeta en lengua vasca del S. XVII Arnaud Oihenart, y cuyo significado sería compatible con el lugar en el que se grabó el texto», se indicó desde el Gobierno de Nafarroa.

Estas circunstancias sumadas «al sitio donde aparece» hacen que Velaza señale que «es compatible con que se trate de una inscripción vascónica. Aunque al 100% no se pueda garantizar nada, no se puede descartar que sea vascónica. Solo es una palabra, pero se apunta hacia una raíz que puede estar relacionada con la lengua vasca».

Una indicación

El experto añade que la inscripción podría ser «una indicación. Se da la circunstancia que solo se ve en la trayectoria de salida de la mina. Al entrar, se pasa al lado, pero no se ve».

Sobre el texto en sí, explica que «está completo, no había más signos después. Otra cosa es que tal vez solo pusieron el comienzo de una palabra, porque sería suficiente para que la gente que la ve entendiera qué quiere decir. Que es como un pasaje o una salida».

El carbono 14 lleva a datar la inscripción hace aproximadamente 2.000 años, por lo que sería casi contemporánea a la de Irulegi, aunque algo más tardía

 

Por lo que respecta a su datación, no se ha podido obtener una fecha de forma concreta, aunque teniendo en cuenta «el contexto arqueológico en el que la inscripción se encuentra, que sí que ha sido datado en laboratorio por carbono 14, se puede deducir que pudo ser realizada hace aproximadamente 2.000 años, en pleno proceso de explotación de la mina en época romana», apuntó el Gobierno de Nafarroa.

Por lo tanto, rondaría la época a la que corresponde la Mano de Irulegi, el primer testimonio escrito en lengua vascónica, aunque la inscripción de Lantz «sería un poco posterior. Pero no se puede datar con precisión. En el caso de la Mano de Irulegi, teníamos como elemento para datarla la destrucción del yacimiento en las guerras sertorianas. Y en este caso, aunque pudo haber una explotación más antigua, el momento en el que la ha encontrado la excavación sería entre el siglo I antes de Cristo y el I después de Cristo, en época romana», apunta Velaza.