Artefaktua: El futuro ya está aquí

Artefaktua ha publicado un libro con el trabajo de todo este año que ha comenzado ya a distribuirse. Su prólogo, que reproducimos a continuación, está escrito por Iñaki Altuna, que hasta el pasado mes de octubre fue director de NAIZ.

Artefaktua ha adoptado también el formato de libro.
Artefaktua ha adoptado también el formato de libro. (Artefaktua)

La proximidad del vigésimo quinto aniversario del nacimiento de GARA alumbró la idea de hacer este enorme ejercicio de memoria de la mano del periodismo vasco, ese que adquirió forma diaria tras la muerte del dictador Francisco Franco, cuando aparecieron en los kioscos las cabeceras de ‘Deia’ y ‘Egin’ en un breve lapso de tiempo allá por 1977.

La necesidad de hacer dicho ejercicio no respondía solo al impulso de celebrar aquel parto realmente esperanzador para nuestra comunidad y el país que supuso la aparición de GARA el 30 de enero de 1999. Estaba motivado también por la punzada de la injusticia que de nuevo había sufrido este proyecto con la imposición ya efectiva del pago de la deuda de ‘Egin’ a la Seguridad Social española, atribuida torticeramente a nuestro periódico. La espada de Damocles caía por fin sobre nuestras cabezas, aunque ya para entonces el plan pergeñado en su día desde las cloacas del Estado para provocar una nueva clausura de un periódico vasco –sería la tercera tras la del mencionado ‘Egin’ y la de ‘Euskaldunon Egunkaria’– hacía agua. La herida a esas alturas no iba a ser mortal, aunque el esfuerzo para sanarla se antojaba titánico.

Aquel expolio de tres millones de euros condicionó la actividad del proyecto de forma permanente desde 2018 hasta 2021, cuando se abonó el último plazo. Las dificultades se acumulaban en plena pandemia. Por ello también nos citamos para este veinticinco cumpleaños, como aquel que quiere respirar a pleno pulmón sin más límite que su propia capacidad.

Porque nuestro objetivo último no era solo pagar la deuda, sino dimensionar a futuro este proyecto comunicativo. Si nos hubiéramos limitado a abonar religiosamente aquella ingente e indecente cantidad de dinero sin ningún otro plan, habríamos muerto desangrados. Por ello, miramos más al futuro que al pasado, con una auténtica vocación de renovación que, entre otros avances, llevó a un cambio y modernización del funcionamiento de la redacción, a un nuevo diseño y modo de elaboración de NAIZ y a la salida de NAIZ Irratia, todo ello en medio de una campaña para lograr 10.000 nuevo suscriptores. «Suscríbete al futuro» fue su significativo lema.

La cita para este 2024 tomó cuerpo mediante la iniciativa de Artefaktua, que venimos desarrollando de forma permanente durante todo el año y que también ha permitido confeccionar este libro que ahora tienes entre manos.

Los datos no pueden ser más elocuentes: cerca de 1.000 artículos, además de vídeos, audios, fotografías y reproducciones de portadas


Los datos no pueden ser más elocuentes: está previsto que hagamos para final de año cerca de 1.000 artículos, muchos de los cuales, además de en internet, estamos llevando al papel en GARA o en los suplementos ZAZPIKA y GAUR8, además de a la radio. Un reto que incluye vídeos, audios, fotografías y reproducciones de primeras páginas o portadas. Son miles los archivos que pueden consultarse en este enlace.

Hemos realizado crónicas de cada uno de los 365 días, de los 366 contando los bisiestos, y de cada uno de estos 47 años, hemos recuperado artículos de tiempo atrás –auténticas joyas del periodismo– y hemos recogido testimonios actuales de los protagonistas para valorar con perspectiva algunos de los acontecimientos más relevantes. Una labor en la que han participado más de 50 periodistas, colaboradores, fotógrafos, diseñadores e informáticos, entre otros.

Artefaktua comprende el periodo que va desde el nacimiento de ‘Egin’, el 29 de septiembre de 1977, hasta la actualidad. La elección de la fecha de inicio venía dada. Porque, si no hubieran cerrado ‘Egin’, esta línea del tiempo habría sido otra. Ni siquiera 2024 habría sido un aniversario redondo.

Así, al celebrar los veinticinco años de andadura de GARA, debíamos indefectiblemente recoger también contenidos de las dos décadas anteriores, para tener una visión suficiente de lo que ha sucedido y de cómo se ha contado.

Y la conclusión no puede ser más clara: sin estos medios de comunicación la realidad informativa habría sido mucho más sesgada, insoportablemente adulterada. Las fotografías de las torturas a Joxe Arregi mostradas en ‘Punto y Hora’, la información ofrecida para hacer frente a la patraña del 11-M, la publicación de la ponencia política que abogaba por el cambio de estrategia de la izquierda abertzale cuando ya se llevaban detenidos a Arnaldo Otegi y sus compañeros o los audios de las comunicaciones de la Ertzaintza el día que cargaron con todo hasta provocar la muerte de Iñigo Cabacas son algunos ejemplos.

Desde nuestras propias empresas y participando o colaborado con otras, tampoco cabe pasar por alto la contribución hecha a la construcción de la nación vasca, con medios que abarcan todo el territorio, de forma determinante en Ipar Euskal Herria gracias a Mediabask, o con la promoción del euskara, cuyo uso no ha hecho más que crecer con el desarrollo de NAIZ. En la línea monolingüe nos encontramos, además, con el semanario GAUR8, NAIZ Irratia, la revista de viajes Bidaiari, el diario digital Kazeta o Hamaika TB.

Artefaktua muestra el tamaño de la contribución del proyecto que echó andar con GARA, y lo hace en un momento en el que se debe resaltar la importancia que tiene contar con medios de comunicación rigurosos, que respondan a la pluralidad de la sociedad vasca. Una prensa solvente es sinónimo de salud democrática, por lo que su sostenibilidad debiera ser también motivo de preocupación para los poderes públicos.

Es curioso que, vista la contribución del proyecto iniciado con GARA, este grupo reciba cuatro veces menos de dinero público que cualquier otro. La diferencia en los recursos recibidos puede llegar a ser aún muchísimo mayor respecto a determinados medios.

Porque, como queda atestiguado en este Artefaktua, no aportamos ni representamos menos que nadie. Obviamente, no existe la suficiente ecuanimidad en las políticas públicas en este ámbito. La prensa y, en general, los medios de comunicación necesitan apoyo desde una apuesta decidida por la ya señalada pluralidad, lejos del clientelismo o el favoritismo para la financiación de los afines. No debieran ser políticas partidarias, sino ponderadamente equitativas con criterios de servicio público.

Con todo, hemos cumplido 25 años, y en esta última fase, además, hemos completado con éxito –relativo, para que no suene presuntuoso– una importante modernización, con hitos como los ya señalados y que ha cristalizado incluso en la renovación física de las redacciones. Se podría decir que se ha concluido otra etapa y que, desde el estadio alcanzado, es momento de volver a repensar el proyecto para fijar nuevos objetivos. Pero para empezar a hablar de ello será mejor leer primero el epílogo de este libro, a cargo de la nueva directora de NAIZ, Ane Urkiri, quien ha tomado mi relevo en el cargo. El cambio generacional es también un hecho.