La plaza del mercado de Durango se convierte en el escaparate de la producción de los profesionales vascos que se dedican a la artesanía. Los puestos abrirán todos los días de 11.00 a 20.00 horas. Verónica García recoge el relevo de Bernat Vidal.

Vidal ha presidido Arbaso desde su creación en 1995. Fue él su principal impulsor. Toda una aventura. «Han sido muchos años de lucha. El handicap importante fue su carácter nacional, algo que tenía claro. Le chirriaba a todo el mundo. Lo poco que ha habido han sido asociaciones provinciales con muy poco recorrido. Desde el concepto de nación, al no depender del Gobierno Vasco sino de cada diputación, no te permite desarrollar un trabajo con perspectiva. Arbaso fue el revulsivo en su tiempo y nos hemos mantenido. Nos vamos haciendo mayores. Mi ilusión sería que Arbaso siguiera, aunque es complicado. Al final este tipo de responsabilidades se dejan en manos de una o dos personas y cada vez es más difícil encontrar gente que tire del carro», confiesa.

Cuentan con unos 120 asociados de todos los herrialdes. El de la artesanía es un sector distinto. Arbaso nació para fomentar y proteger la artesanía tradicional. «Con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que era complejo, cada vez había menos artesanos tradicionales. La premisa era producir aquí y con material de aquí. Nunca nos abrimos al sector agroalimentario».

«Desvirtuando»

Vidal se ha dedicado a la talla de piedra. Considera que el concepto de la artesanía se está desvirtuando. «De cuando empezamos la situación ha cambiado mucho», afirma, al tiempo que advierte que «aunque se ha incrementado el concepto de valor de lo artesano por parte de la sociedad, no hay claridad de cara a la gente en lo que es artesano o no».

Nos retrotraemos a la primera edición de Euskal Denda. «El primer año Euskal Denda estuvo en la plaza Ezkurdia. Planteamos a Gerediaga la posibilidad de organizarlo, les pareció estupendo, era una aportación más a la cultura vasca en ese momento. Aquel primer año la Azoka estuvo en la plaza del mercado y tras varias ediciones heredamos el espacio nosotros. Es ahí donde hemos estado todos estos años», cuenta.
 
Euskal Denda cuenta con un público fiel. «Para los artesanos de Euskal Herria el punto importante son las ferias de navidad de Bilbo, Donostia, Gasteiz... Aparte están las ferias de cada pueblo. Cuando surgió, Euskal Denda puso en valor una historia muy importante que fue acrecentándose. Al ser una prolongación de la Azoka, cuenta también con un público fiel. La feria de navidad es cansada, supone muchos días sin estar en el taller, mucho gasto... Ha habido artesanos que les encajaba muy bien participar en la feria de Durango, coger encargos, irse a su taller tranquilamente, no hacer la feria de navidad y utilizar el periodo del 8 hasta el día 24 de diciembre para ir surtiendo a los clientes».  

Al preguntarle por los logros de Arbaso, menciona que «haber mantenido la asociación durante 30 años es un logro muy importante. También haber puesto en la palestra en su día Euskal Denda». Ha sido nuestro hito más relevante. Y hemos roto el calendario habitual con Eskutartie, la feria de primavera de Bilbao, iniciativa que ha tenido continuidad en otros herrialdes. Ha costado mucho esfuerzo consolidar una cita fuera del calendario habitual y lo hemos conseguido.

Entre los retos, implementar el uso de la etiqueta de calidad. «No lo hemos conseguido», reconoce.

Sobre el talento creativo de los artesanos vascos, considera que «ha habido profesionales que han sido capaces de evolucionar y revolucionar la artesanía en algunos aspectos, en otros casos no es posible por la disciplina a lo que se dedican, el reto que tienen es el de mantener la calidad». Si el cliente quiere algo determinado, especial y diferente, el único que puede hacerlo es el artesano. El fabricante masivo no va a introducir un cambio en su cadena para ofrecerte lo que tú quieres».