Al mismo tiempo que se conocía el cierre de la principal planta del grupo BSH en Euskal Herria, la de Ezkirotz, este martes se ha comunicado que también bajará la persiana una de sus anteriores factorías, la de Gasteiz, que llevaba cuatro años funcionando ahora como SDA Factory, aunque bajo un ERTE continuamente renovado.
LAB ha dado a conocer este miércoles que la empresa ha comunicado la víspera que declara el concurso voluntario. «El anuncio fue hecho por correo electrónico, horas antes de la tercera reunión del periodo de consultas en marcha de la prórroga del quinto ERTE, el cual aplica actualmente a la empresa», explica.
Desde LAB califican la medida y el modo de comunicación como «lamentable y miserable. ¿Acaso no tenían pensado tomar esta decisión antes de comenzar la negociación de la prórroga? ¿Cómo pueden seguir jugando con la gente de esta manera?», preguntan.
Cuando la empresa pertenecía a BSH (que había cerrado antes las plantas de Etxarri-Aranatz y Lizarra) daba empleo a 240 personas, un número que se ha reducido en la actualidad a 55. LAB lo resume así: «Una empresa puntera, con casi 50 años de historia, arraigada en el territorio, echada a la basura por el hambre voraz de dinero de unas multinacionales que cuyo único fin es embolsarse dinero. Da igual cómo, caiga quien caiga. Estamos ante un clarísimo ejemplo de deslocalización de un centro de trabajo, de destrucción de plantilla y desmantelamiento del tejido industrial vasco», dicen.
Se solidarizan con los trabajadores de Ezkirotz y preguntan: «¿Casualidad? Desde que la empresa cayera en manos de B&B Trends, parece que hemos estado ante una muerte anunciada: retirada de productos para producirlos en otros centros de trabajo, desmantelamiento de la unidad de I+D, despidos, ERTEs...»
Este viernes a las 12.00 el comité de empresa ha convocado una concentración en la Plaza de la Virgen Blanca de la capital alavesa en la que dará más detalles de la situación.
Pasos en los últimos meses
Se da la circunstancia, explica LAB, de que en los últimos meses se habían dado algunos pasos que parecían abrir camino a estabilizar el futuro de la planta. Así, recuerda que «el pasado mes de abril se alcanzó un acuerdo en la empresa SDA Factory con el cual se pretendía cerrar una larga etapa de conflictividad judicial y colectiva, así como sentar las bases para dar comienzo a una nueva relación, más positiva, entre las personas que trabajan en esa planta, dirección y la propiedad».
«En dicho acuerdo, además de retirar varios litigios abiertos, se acordaron medidas económicas para, por un lado, paliar la enorme pérdida de poder adquisitivo sufrida por la plantilla, así como para ofrecer compensaciones por la aplicación continuada y sucesiva de varios expedientes de regulación de empleo (ERTE) por necesidades productivas, supuestamente transitorias», detalla.
Junto a esas medidas, «el comité de empresa se esforzó y presionó para que se introdujeran otras variables para crear otro tipo de garantías, tanto para su plantilla como para el proyecto industrial. Se tuvo en cuenta que todo el personal prácticamente había agotado su prestación de desempleo, y ante la posible repetición de nuevas medidas de regulación, se acordaron avales de apoyo económico, de darse el mismo caso en el futuro. Pero sobre todo, y lo más importante, se pactó reforzar el puesto de inyección en la empresa, que es clave en todo el proceso productivo, ya que alimenta al mismo».
Tras ello, el comité emprendió contactos con todas las instituciones para informar de la situación, y ahora, «cuando la plantilla ha agotado casi al completo su prestación de desempleo, con una edad medía muy elevada, con mujeres que no alcanzan los mínimos de cotización para acceder a una jubilación anticipada, la incertidumbre es total», lamentan.