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Bruselas, París y Berlín replican a las amenazas de Trump a Groenlandia; Dinamarca quita hierro

Las bravatas de Donald Trump poniendo a Groenlandia como objetivo territorial para EEUU han forzado a la UE a dar un paso adelante, secundado por Alemania y el Estado francés. Dinamarca prefiere quitar hierro al asunto.

El avión en que llegó Donald Trump Jr., el lunes en Groenlandia.
El avión en que llegó Donald Trump Jr., el lunes en Groenlandia. (Emil Stach / Ritzau Scanpix | AFP)

Potencias europeas se han visto forzadas a salir a la palestra tras la injerencia de Donald Trump sobre la soberanía de Groenlandia, que el próximo inquilino de la Casa Blanca ha situado como «necesidad absoluta» para la «seguridad» de Estados Unidos. Sus primeras palabras no tuvieron demasiado eco, conocida la locuacidad de Trump, pero la visita de su hijo a la isla este martes en el avión del magnate han llevado a tomarse su amenaza algo más en serio.

La Comisión Europea (CE) ha pedido este miércoles respeto a la soberanía de los Estados miembros y recalcado que la isla de Groenlandia, territorio autónomo dependiente de Dinamarca, está cubierta por la defensa colectiva de la Unión Europea (UE).

«Afortunadamente es una pregunta muy teórica. En términos legales, sobre si se aplicaría el artículo 42.7 [del Tratado de la UE, sobre la defensa colectiva], se aplicaría a Groenlandia», ha confirmado la portavoz jefa de la CE, Paula Pinho, durante la rueda de prensa diaria de la institución, interpelada por el hecho de que Trump no haya descartado la fuerza militar para controlar ese territorio.

Pinho ha incidido en que «estamos hablando de algo extremadamente teórico sobre lo que no queremos elaborar» una respuesta, y ha pedido además «no comparar la situación con lo que ha pasado en Ucrania».

El canciller de Alemania, Olaf Scholz, por su parte, ha recordado a Donald Trump que la inviolabilidad de fronteras y el derecho internacional son vinculantes para todos, incluido Washington.

«El principio de la inviolabilidad de fronteras está vigente para todos los países, da igual si están al este o al oeste. Todos deben cumplirlo, sean un país pequeño o una potencia muy grande», ha dicho Scholz en términos explícitos en una comparecencia extraordinaria ante los medios en Berlín tras conversar con otros líderes europeos sobre las últimas palabras del mandatario estadounidense, que también incluyen recuperar el control del Canal de Panamá y unir Canadá a EEUU.

Por su parte, la portavoz del Gobierno francés, Sophie Primas, ha considerado que tras las palabras de Trump hay «una forma de imperialismo» e insistido en que los europeos deben dejar de ser ingenuos y protegerse frente a la afirmación de los grandes bloques mundiales.

En la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, Primas ha considerado «extremadamente sensible» la cuestión abierta por las declaraciones del próximo presiente de Estados Unidos. «Hay una forma de imperialismo que se materializa de forma concreta a la vez con declaraciones como las de Trump sobre la anexión de territorios enteros y también de forma digital por la fuerza digital de ciertos operadores mundiales, sean estadounidenses, chinos o de otro sitio para ordenar el pensamiento», ha valorado.

Primas habló poco después de que el ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, se mostrara hoy convencido de que Estados Unidos no invadirá Groenlandia pero considerara que la Unión Europea debe despertar y ser consciente de que entramos en una época de «la ley del más fuerte».

«No percibimos una crisis»

Sin embargo, el Estado más directamente interpelado por las bravatas de Trump, Dinamarca, ha intentado quitar hierro al asunto rechazando que exista una crisis con Estados Unidos.

«No percibo que nos encontremos en una crisis de política exterior», ha señalado el ministro de Asuntos Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen, quien resalta que Dinamarca «no busca fricciones, sino colaboración».

Rasmussen, que fue primer ministro en dos etapas (2009-2011 y 2015-2019), ha aludido a sus «experiencias propias» con Trump y señalado que «no siempre hay que decir en alto lo que uno piensa».

Rasmussen ha dicho que no cree que Groenlandia quiera ser un Estado de Estados Unidos, y ha añadido que Dinamarca, Groenlandia y las Islas Feroe constituyen la llamada Mancomunidad del Reino Danés, que implica un compromiso colectivo y asumir una responsabilidad para cuidar de su parte del Ártico. «Y eso supone también que estamos abiertos a un diálogo con los estadounidenses sobre cómo podemos cooperar aún más de lo que ya hacemos para asegurar que las ambiciones estadounidenses sean satisfechas», ha concluido.

La posición groenlandesa

La víspera, el presidente autonómico de Groenlandia, Mute B. Egede, calificó las aseveraciones de Trump de «serias» y reiteró que el destino de Groenlandia lo deciden los groenlandeses.

Esta isla ártica de dos millones de kilómetros cuadrados (el 80 % cubierto por el hielo) y apenas 56.000 habitantes goza desde 2009 de un nuevo estatuto que reconoce el derecho de autodeterminación.

A pesar de que la mayoría de partidos y de la población defienden la separación de Dinamarca, la mitad del presupuesto de la isla depende de la ayuda anual de Copenhague y los intentos por aumentar los ingresos con su riqueza mineral y petrolera han fracasado de momento por las dificultades y el elevado coste de extracción.

Estados Unidos mantiene una base militar en el norte de Groenlandia en virtud de un amplio acuerdo de defensa firmado en 1951 entre Copenhague y Washington.