Daniel   Galvalizi
Periodista

Feijóo apoya ahora el decreto ómnibus y da más razones a sus críticos internos

El líder del PP se zambulle en una nueva contradicción al anunciar el voto a favor de lo que todo su partido criticó. Crecen las voces conservadoras que temen por la carencia de coherencia. En tanto, Sumar se enfada con el «modus operandi» del PSOE.

Feijóo, señalada internamente por sus vaivenes y falta de estrategia.
Feijóo, señalada internamente por sus vaivenes y falta de estrategia. (Eduardo Parra | Europa Press)

«Quisieron engañar a todos los españoles y les ha salido mal», ha dicho este miércoles Alberto Núñez Feijóo a través de sus redes sociales. Lo ha señalado citando posteos del PP que reivindicaban el apoyo a los tres ejes principales del nuevo (y del viejo también) Real Decreto ómnibus, es decir, ayudas en transportes, a damnificados de València y aumento de pensiones. La cuenta oficial del partido, con errores gramaticales, posteaba también «No al chantaje, no a la mentira, no a este Gobierno. (…) Votaremos sí a esta rectificación».

El PP también ha dicho que el Gobierno «sigue al dictado del independentismo» pero no ha explicado en su comunicado (hecho en forma de hilo de la red social X) cuál es la rectificación que apoya, porque en los hechos concretos el nuevo Real Decreto no cambia ninguna de las dos cuestiones principales que los días pasados han esgrimido: el traspaso del edificio del Gobierno Vasco en el exilio en París y la legislación para evitar desahucios a familias vulnerables.

Entre tantas idas y vueltas, conviene ayudar a la memoria: el miércoles de la semana pasada PP, Vox, UPN y Junts tumbaron el decreto llamado ómnibus que contenía decenas de cambios y normativas (fue hecho con prisas en diciembre antes del fin de las sesiones ordinarias) pero que contenía los tres ejes principales mencionados. También tumbaron, con apoyo del PNV, el gravamen a las energéticas y sus ganancias extraordinarias. Todo esto puso en marcha una batalla por el relato de quién tenía la culpa por dejar a casi la totalidad de los ciudadanos sin algún tipo de beneficio (sea pensiones o transporte, las víctimas en València y La Palma).

En el pleno de aquel día, el PP se enzarzó con los jetzales, especialmente su portavoz Miguel Tellado, que hasta dejó caer que el traspaso del edificio parisino ocupado por la Gestapo nazi le podía traer problemas con la Ley de Partidos al PNV. El «popular» Juan Bravo acusó a Sabin Etxea de beneficiarse «con patrimonio del Estado» gracias a Sánchez. Tellado acabó ese día pidiéndole a los jeltzales que fueran a «cambiar pronto la llave» de un «palacete que no les pertenece».

Todo para nada: créase o no, Génova ha anunciado que todo esto ahora será votado a favor. También denunciaban que el Real decreto tumbado era una protección a los «inqui-okupas», y ahora lo refrendarán. Cabe aclarar que las modificaciones que el partido de Carles Puigdemont ha conseguido sacar al Gobierno español no cambian esto.

«Es todo demasiado ridículo… ¡y querían que recogiéramos firmas contra el decreto y el palacete!», señala una ex alto cargo del PP madrileño

«Es todo demasiado ridículo… ¡y querían que recogiéramos firmas contra el decreto y el palacete!», se queja una ex alto cargo del PP madrileño, en conversación con NAIZ. Bajo estricta discreción (en el PP todavía quieren guardar las formas de las críticas contra el líder), comenta que varias son las voces que «han flipado» con un nuevo zig-zag épico de Feijóo.

«Somos varios los discrepantes, cada vez más. No podemos creer las contradicciones y la forma en la que las comunican», ha añadido, y recuerda que hace no pocos días, el presidente del PP madrileño (la filial más poderosa de la derecha española), Alfonso Serrano, había lanzado hace 48 horas varios videos institucionales en los que convocaba a la militancia a conseguir firmas contra lo que ahora votarán.

En el ecosistema político del Madrid-DF, el carrusel táctico de la Ejecutiva actual en Génova es parte de las conversaciones. De hecho, NAIZ pudo saber que en una reunión reciente de uno de los principales consultores y analistas electorales de la metrópoli castellana, autor de varios triunfos de barones y conocedor de los pasillos de Moncloa, opinó en una reunión ante colegas suyos y periodistas: «Feijóo directamente no tiene estrategia, no hay. Es sólo reacción sintomática. Y tampoco entiende que el discurso que tiene no lo va a llevar a conseguir los aliados que necesita para sumar mayoría».

La contradicción y la incoherencia es tan flagrante que explica por qué el PP ha decidido comunicar todo sin rueda de prensa y solo a través de mensajes en redes sociales sin posibilidades de pregunta. Y es que hace solo dos días, durante una visita a un centro de ancianos en Córdoba, Feijóo ratificó que el PP no iba a apoyar el Real Decreto porque contenía «centenares de cosas» que no compartían. «El regalo del palacete en París a un partido no lo compartimos, ni los derechos que se dan a okupas», había enfatizado. Papel mojado.

Quejas en Sumar

El nuevo Real Decreto debe ser aprobado en los primeros treinta días desde su aprobación en el Consejo de Ministros, que ha sido este martes. Fuentes del bloque de investidura han informado que no se sabe la fecha (el 11 de febrero se retoman las sesiones ordinarias y volverán los plenos de control al Gobierno) aunque se baraja la posibilidad que Moncloa pida que la Mesa del Congreso convoque un pleno extraordinario la semana que viene para explotar la incongruencia del PP y retratar el nuevo acuerdo con Junts, que este martes daba por «levantada la suspensión de negociaciones» con el PSOE.

Pero esas negociaciones están implicando cada vez más costes, no solo simbólicos ante el electorado sino por sus repercusiones con los socios. Desde el grupo Plurinacional Sumar están, de hecho, enfadados con la gestión que viene haciendo Sánchez y su equipo de la relación con Junts.

Las formas y tiempos de negociación entre el PSOE y Junts están llevando al Congreso a un nivel de tensión e inestabilidad poco sustentable para dos años y medio más de legislatura

 

«Hay bastante malestar en el grupo porque no se acaba sabiendo bien lo que negocia con Junts. Los de Junts dicen en los medios que pactan cosas que nosotros no nos enteramos antes. No es agradable tener que defender en los medios acuerdos que uno desconoce», explicaba a NAIZ un diputado de una circunscripción de la periferia. Además también creen que no es sustentable en el tiempo este modus operandi «de llevar todo al extremo y tirar la cuerda tanto».

En Sumar creen que Junts abusa «de intentar todo el tiempo una escenificación» y que el PSOE «debería entender la complejidad que tiene todo esto y no llevar todo al extremo».

Con respecto a la poda de las medidas progresistas que viene habiendo en la agenda de la coalición, los de Yolanda Díaz están resignados: «La mayoría parlamentaria es la que es y lo tenemos claro desde el principio».

La crisis de los seis días (por el tiempo entre el decreto viejo y el nuevo) ha dejado en evidencia no solo la incoherencia estratégica del PP y su desesperación por evitar un daño entre el electorado pensionista, sino que las formas y tiempos de negociación entre el PSOE y Junts están llevando al Congreso a un nivel de tensión e inestabilidad poco sustentable para dos años y medio más de legislatura.