La CDU acaba de eliminar el cortafuegos a la neofascista AfD
Empezar el día recordando a las víctimas del Holocausto nazi y terminarlo sacando una enmienda con el apoyo de la ultraderecha. La CDU sacrificó ayer el tabú de aceptar el apoyo de la AfD en el altar del oportunismo político. Es el preludio de más.
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Un afgano de 28 años, con problemas mentales, atacó el pasado jueves en la ciudad bávara de Aschaffenburg a un grupo de niños de kindergarten con un cuchillo, y mató a uno de dos años y a un adulto de 41 años. Dado que el supuesto autor debería haber abandonado Alemania por razones legales hace tiempo, la derecha ha instrumentalizado el caso por razones electoralistas cuando faltan menos de cuatro semanas para que los ciudadanos alemanes acudan a las urnas.
Los sondeos indican que la Unión Demócrata Cristiana (CDU) se encuentra por debajo del 30% en intención de voto. Para gobernar necesitaría por lo menos un socio, si no dos. Como segunda fuerza política se perfila la neofascista Alternativa para Alemania (AfD), con más del 20%.
El cortafuegos que mantenía aislados a los ultras ha estado vigente hasta ayer. El candidato a canciller de la CDU, Friedrich Merz, tendría que haber buscado otra socia que no sea Alice Weidel (AfD). Pero no hay socio fiable a la vista: el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) del canciller en funciones, Olaf Scholz, compite con los Verdes de su vicecanciller en funciones, Robert Habeck, por el tercer puesto, con en torno al 15% en intención de voto. La mayoría de las encuestas apuntan que los liberaldemócratas (FDP), Die Linke y la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) tendrán problemas para superar el límite del 5% y entrar en el Bundestag.
Para salir de este impasse, Merz ha optado por copiar el estilo del mandatario de EEUU, Donald Trump, quien se expresa con la firma de un decreto presidencial tras otro. Como si el canciller alemán tuviera ese poder ejecutivo, Merz anunció que en su primer día en el poder ordenaría cerrar permanentemente las fronteras para evitar la llegada a Alemania de solicitantes de asilo por vía terrestre. La medida supondría la vulneración del derecho europeo y el final del acuerdo de Schengen, que es la base del actual espacio político y económico de la Unión Europea (UE). No obstante, la CDU quiere que la ley nacional vuelva a imperar sobre la europea porque, según dice, el sistema legal en materia de asilo no funciona en la UE.
Por eso presentó ayer al Bundestag su plan de cinco puntos que se interpreta como un calco de las reivindicaciones ultras: rechazar a los refugiados en las fronteras alemanas, prohibirles de facto la entrada, más plazas en los centros de detención para las personas que van a ser deportadas, más apoyo del Gobierno federal a las deportaciones y un arresto indefinido para «delincuentes y personas peligrosas» hasta que abandonen el país.
INCONSTITUCIONAL Y NEOFASCISTA
Además de esas propuestas, mañana, la CDU quiere endurecer la denominada «ley de inmigración masiva» a través de 27 medidas. Una de ellas prevé quitar la ciudadanía alemana a delincuentes extranjeros con doble nacionalidad. Esta propuesta es inconstitucional, pero encaja en el pensamiento neofascista.
Para sacar adelante la enmienda y la ley, la CDU necesita todos los votos del FDP y de la AfD, más otros cinco, o los de los nueve exdiputados de la AfD, ahora independientes. En un clima de crispación, Merz polemizó ayer: «¿Cuántas personas más tienen que ser asesinadas?». Siguió preguntando retóricamente a Scholz: «¿Cuántos niños más tienen que ser víctimas de tales actos de violencia para que usted acepte que esto es una amenaza para la seguridad y el orden público?». Con anterioridad, ya había dejado claro que no le importaría tener el respaldo de la AfD.
Weidel atacó a Merz acusándole de copiar las cinco propuestas de la AfD. Pese a ello, anunció su apoyo a la CDU, pero subrayando que solo con la AfD habrá «un cambio en la inmigración». Scholz, en su intervención, recordó que «el derecho de asilo es también la respuesta directa a los horrores del régimen nazi» y abogó por aplicar mejor las leyes vigentes. Habeck, por su parte, advirtió a la CDU de que romper la ley para cambiarla «es el camino escarpado hacia el abismo».
En su borde se encuentra desde ayer Alemania porque la propuesta de cinco puntos de la CDU fue aprobada con los votos de la AfD. El precio que Merz paga por esta victoria es que la AfD suba más en las encuestas, la CDU baje y que después de cuatro décadas de distensión la política retorne a la polarización.
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