Daniel   Galvalizi
Periodista
Elkarrizketa
Juan Francisco Caro
Analista, director de Opina360

«La brecha de género en el voto es un fenómeno que ha llegado para quedarse un tiempo»

Caro, del equipo de Iván Redondo, señala que la diferencia en el voto por género está marcada por «instinto de preservación» de las mujeres, aunque matiza que en el segmento menor de 25 años cada vez más ellas también votan a la ultraderecha. Los mensajes de redes sociales mandan en los más jóvenes.

Juan Francisco Caro, director de Opina360.
Juan Francisco Caro, director de Opina360. (NAIZ)

Graduado en Periodismo y actualmente estudiante de Economía, Juan Francisco Caro se ha especializado en análisis de datos, «por trayectoria vital», explica. Es director de Opina360, el grupo de investigación social del Grupo Redondo, la empresa del exjefe de gabinete de Pedro Sánchez y estrella del mundo del análisis político-electoral, Iván Redondo.

Extremeño y mudado a Madrid para dirigir su grupo de research, Caro desgrana en entrevista con NAIZ las causas y el devenir del fenómeno de la brecha de género en el voto y también alerta por otra brecha, la etaria, que exhibe cómo los menores de 25 años están cada vez más escorados y sin pudor hacia la extrema derecha.

¿Está bien hablar de una brecha de género demoscópica actual, o existió siempre y nos estamos dando cuenta ahora?

Desde mi punto de vista ha existido hace mucho tiempo pero en los últimos tiempos se ha agrandado. Son compatibles ambas cosas. Tomando como base las encuestas del CIS, en promedio las mujeres siempre se han situado en la escala ideológica de media más a la izquierda que los hombres y en todas las generaciones, ha ocurrido siempre, algo más entre las generaciones más jóvenes.

En los últimos tiempos sí venimos observando en esos datos que los hombres están girando a la derecha de manera mas llamativa, siendo más más significativo entre los hombres jóvenes. En las mujeres jóvenes también existe cierta tendencia a ese giro a la derecha. Luego podemos ver cómo se traduce en el apoyo a partidos, pero en la base ya se nota.

Tenemos que hablar también de una creciente brecha etaria entonces...

Sí. En los análisis que venimos realizando los equipos de Iván Redondo analizamos cuatro generaciones: los hijos de la autarquía, nacidos antes de 1959; la generación de reformistas, nacidos entre de 1959 a 1974, que llegó a la mayoría de edad con el inicio de la transición y la democracia; los demócratas plenos, nacidos después del 1975 hasta 1995; y los nativos digitales, de 1996 en adelante.

Si nos centramos solo en las mujeres, las de la autarquía se han movido en torno al 5, en la escala ideológica del 1 al 10, siendo el 1 izquierda y 10 derecha, y en cambio las reformistas y las demócratas plenos se han movido en el 4,5. Ahí se puede ver una brecha etaria. Si nos vamos a las nativas digitales, a medida que se van incorporando a las encuestas, notamos que al principio las mujeres se situaban más a la izquierda, más cerca del 4 que del 4,5. pero en los últimos tiempos, a partir del año pasado, van haciendo un giro a la derecha, están moviéndose al 4,5.

En las generaciones intermedias, reformistas y demócratas, también hay un giro a la derecha, solo que en el caso de los mÁs jóvenes en mucha mayor medida están volcados a la extrema derecha: es la generación que abiertamente se pronuncian más a la extrema derecha, sobre todo los hombres, aunque también las mujeres.

«En datos del CIS, el apoyo de hombres a Vox es del 11,7%  y de mujeres el 5,2%; y a Se Acabó la Fiesta, en hombres 9,6% y en mujeres 2,4%»

 

Pongo un ejemplo fresco, con datos del último barómetro del CIS: en la intención directa de voto, sin cocina, o sea las respuestas brutas, el apoyo al PSOE en las mujeres es 24% y en hombre es 22,7%. En Sumar, 5,3% en mujeres y 4,5% en hombres. En el caso de la derecha ocurre lo contrario, el apoyo al PP en mujeres es 17,9% y en hombres 20%, y en el caso de Vox el apoyo de mujeres es 6,2% y en hombres 11,7·. Y si vemos al otro partido de extrema derecha, Se Acabó La Fiesta (el de Alvise Pérez), 9,6% hombres y 2,4% en mujeres. El mayor salto es en los partidos de extrema derecha y si lo cruzamos con edad, es en los varones más jóvenes, aunque se vea notando que las mujeres se están sumando a este fenómeno. En las elecciones en Alemania se puede ver que está creciendo su apoyo a la derecha radical y también en Estados Unidos.

¿Este fenómeno ha llegado para quedarse?

Sí, al menos durante un tiempo. Por lo que vemos en encuestas y análisis demoscópicos, existe no una desafección sino una incomodidad con que las administraciones y gobiernos no estén sabiendo resolver los problemas de las generaciones mas jóvenes, lo que en el caso de España está muy relacionado con el empleo y la vivienda, que es la primera preocupación. Pero en los gobiernos del cambio, con la participación de Podemos y luego Sumar, el problema sigue estando ahí. Puede ser un factor que impulse que se esté apostando por un cambio más radical pasando al otro extremo, en un contexto que en las redes sociales se divulga mucho el discurso en contra del feminismo, con hombres respondiendo que se ha ido demasiado lejos...

Puede permanecer a medio plazo, quizás hasta que esa extrema derecha llegue al gobierno y le pase como le pasó a los partidos mas a la izquierda, que se vea que muchas de sus políticas no se pueden llevar a cabo. Alli donde la extrema derecha llega al gobierno se ha visto que Vox hasta hace unos meses tenía cierto bajón en sus expectativas electorales. Aunque la experiencia que han tenido ha sido muy corta, un año y pico es un margen poco tiempo. esa prueba no ha durado lo suficiente. Con la victoria de Trump ha habido un recalentamiento, una subida de sus expectativas.

Entre las causas de este fenómeno, ¿no cree que se está infravalorando el impacto de las redes sociales y los nuevos canales de información?

No, no creo que sea infravalorado, al menos nosotros lo venimos siguiendo hace tiempo. Un ejemplo es el propio triunfo electoral de Alvise, un personaje nacido y potenciado en las redes sociales y es verdad que si uno sigue sus redes a diario distribuye un mensaje de «estas son las noticias de verdad’ Ese goteo constante de reinterpretación de lo que ocurre termina calando en una parte del electorado. Hay muchos otros de gente que explica cómo ganar dinero fácil o en la Bolsa, que también contribuyen al mensaje radical.

«Entre los nativos digitales, los que se van a incorporar al mercado electoral en los próximos años, hay un caldo de cultivo muy importante para la extrema derecha»

 

Otro elemento: se está produciendo este vuelco especialmente en el tramo de 18 a 25 años, que es gente que todavía está estudiando y ni siquiera quizás se ha planteado irse de casa, gente que no está tan directamente afectada por los problemas de los más adultos. Entre los nativos digitales, y los que se van a incorporar al mercado electoral en los próximos años, hay un caldo de cultivo muy importante para la extrema derecha. La proyección es que tendrá crecimiento electoral, lo venimos viendo, quizás no lo suficiente para que haya un vuelco en el Gobierno. Hoy 1 de cada 5 jóvenes dice abiertamente que votara a Vox y cabe prever que se va a mantener el femenino y crecerá.

¿Esto es algo «occidental» o algo que ocurre en todo el mundo?

Los análisis que he ido leyendo en ningún momento citan países de Asia, por ejemplo, este es un fenómeno más concentrado en países occidentales. Tiene que ver con la situación del Estado de Bienestar y los problemas que se arrastran, y lógicamente con el sistema mediático que transmite los mensajes. En los últimos años sabemos que hay muchos medios digitales que no tienen reparos en difundir noticias inventadas y eso contribuye.

Algunos especialistas dicen que este fenómeno explotó en 2018 por el auge del movimiento feminista. ¿Es tan así?

Puede ser,  aunque en España el fenómeno no es tanto por el movimiento feminista sino por las políticas que se han desarrollado. Los discursos de la extrema derecha están muy sustentados en dos temas: la lucha contra el feminismo y la migración, pero en la migración los jóvenes vemos que no están tan en contra, al contrario, están receptivos. Es un fenómeno curioso, tienen eco con algunos mensajes de situaciones concretas, por ejemplo la polémica con los deportistas trans, o que las mujeres tengan preferencia para ciertos trabajos. Que las leyes hayan dado más protagonismo a la mujer algunos lo interpretan como que esto ya no es igualación.

¿La consolidación de la reivindicación LGTBI es un factor determinante de esta derechización o solo colateral?

No sabría decirle bien, creo que en los datos que hemos visto sobre todo del CIS en cuestiones de igualdad LGTBI no hay tanto rechazo entre los jóvenes, puede estar mas concentrado en la cuestión de los trans más que en gays y lesbianas. En el discurso de los partidos de ultraderecha lo que salga de lo «cis» sí aparece, pero en el voto de los jóvenes tengo mis dudas, está mas concentrado en situaciones como lo que mencionábamos. No es un factor disruptivo sino una parte de este fenómeno.

¿Cuál es el caso más flagrante de este fenómeno? ¿Estados Unidos?

Creo que sí. En España, como no somos un Estado bipartidista ni un régimen presidencialista, está todo más diluido. En EEUU las diferencias se radicalizan mucho más, tienen más impacto, al ser un presidencialismo bipartidista es lo uno o lo otro, es donde el fenómeno tiene más efectos en el sistema. En España los mayores de 65 son muy bipartidistas y esa condición conservadora de voto hace que se dejen influir menos por los mensajes nuevos.

«En EEUU las diferencias se radicalizan más al ser un sistema bipartidista. Y fue un factor importante que la primera presidencia de Trump resultara menos grave de lo que muchos creían»

 

En otros países la ultraderecha existe pero como no logran llegar al gobierno no se ve tanto. También en EEUU fue un factor importante el que la primera presidencia de Trump finalmente haya sido menos grave de lo que muchos creían y ese factor del «no tengo nada que perder», que es clave a la hora de apostar por ese voto. Muchos piensan «ya hemos probado todo lo demás, entonces ¿qué pierdo probando un extremo?».

En esta brecha de género, ¿opera el instinto de preservación de lo conseguido en las mujeres?

Puede ser un elemento importante, si, y en España creo que es algo que está en la mentalidad de las mujeres. Se acaban de cumplir 50 años del fin del permiso marital para abrir una cuenta en el banco, por ejemplo. El temor a que pudiera entrar en el Gobierno alguien que de alguna manera hiciera caminar hacia atrás en esos derechos, está presente sobre todo en esa generación de edad intermedia. En las mujeres más jóvenes está muy naturalizado lo conseguido, las que tienen 20 años apenas han estudiado el período de la dictadura y desconocen muchas de esas situaciones.

Para concluir, ¿adónde va a parar todo esto? ¿Irá a más o a menos?

El hecho que la mujer vote de media más a la izquierda es una diferencia que se mantendrá en el tiempo, esa brecha seguirá existiendo aunque el conjunto del electorado esté girando a la derecha. Con respecto a la evolución de la ultraderecha, dependerá del contexto internacional y de si se paran o no esos mensajes que circulan con impunidad en las redes sociales, eso será determinante para esas generaciones jóvenes. En España ese movimiento solo se frenará en una circunstancia en la que hubiera un gobierno de derecha radical de PP y Vox y que se perciba realmente el impacto de los ultras en las políticas.

También las mujeres más jovenes van a votar más a la ultraderecha, son fenómenos que avanzan en paralelo. Aunque siga siendo mayoritario entre los hombres, la generación que está entre los 14 y 18 se ve muy influida por los mensajes de redes sociales y eso seguirá avanzando, mostrarán sin reparos su intención de voto a la ultraderecha, Hace poco alguien lo había bautizado como el «voto a tomar por culo», el de «me da igual todo».