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40 años del atentado de El Descanso, ocultado parcialmente tras descartarse a ETA y GRAPO

El sábado se cumplen 40 años de la masacre del restaurante El Descanso, un «atentado extraño» que causó 18 muertos y un centenar de heridos y sobre el que cuatro décadas después sigue habiendo más dudas que certezas. Una reciente investigación de ‘La Vanguardia’ apuntala la tesis de la ocultación.

Reagan y González, en una reunión en aquella década.
Reagan y González, en una reunión en aquella década. (Pool Moncloa)

Fue un 12 de abril de 1985, viernes, cuando un artefacto explosivo destruyó el restaurante El Descanso, ubicado a la altura del kilómetro 14,200 de la N-II (aún no había autovía), muy concurrido por los militares estadounidenses de la base americana de Torrejón de Ardoz (Madrid).

Más que la potencia del explosivo empleado, fue el derrumbamiento del local lo que provocó ese mayor número de víctimas mortales y de heridos de un atentado cuya autoría aún no se ha esclarecido.

Una pobre investigación y un sumario escueto son la muestra de que el Estado español estaba en ese momento «en pañales» en investigación de grupos internacionales, por ejemplo de corte yihadista, porque sus FSE estaban absolutamente centradas en las acciones de ETA y, en menor medida, el GRAPO.

Luis de la Corte, profesor y director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Centro de Investigación en Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid, ha escrito un libro, presentado este lunes e impulsado por el Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo. De la Corte sostiene que en parte Madrid estaba lastrado en este terreno por la «escasísima» colaboración internacional.

El Gobierno del Estado español estaba entonces en manos del PSOE de Felipe González tras su aplastante victoria de 1982, mientras que en la Casa Blanca Ronald Reagan acababa de iniciar su segundo mandato.

¿Se ocultó la muerte de tres militares de EEUU?

Tres días después de la explosión la Policía descartó a ETA y al GRAPO como posibles autores. Por el contrario, señalaba a un posible grupo internacional como el autor de la colocación de un explosivo casero que afectó a una viga y provocó un derrumbe. Muchas personas quedaron sepultadas entre los escombros. Y eso causó más muertes que la propia explosión.

¿Fueron 18 o 21 los fallecidos en el atentado? ¿Se ocultó la muerte de tres militares norteamericanos de la base?

Una investigación reciente del diario ‘La Vanguardia’ apuesta por los 21 ya que ha comprobado, según ha publicado, que Madrid y Washington ocultaron que en el atentado fallecieron tres militares de la base.

Aunque no se aportan evidencias documentales, De la Corte admite que es «bastante probable» que ocurriera así y, de hecho, precisa que en su día ya circulaba ese rumor.

De la Corte ha accedido a documentos desclasificados de la CIA donde se relaciona un número determinado de militares estadounidenses heridos que fueron evacuados al hospital de la base de Torrejón.

El juez encargado del caso pidió un informe a la base, que cifró en 12 los heridos norteamericanos –militares y familiares–, pero el documento de la CIA «habla de 15 heridos», recalca De la Corte.

Así, no descarta que a esas tres víctimas añadidas las introdujeran de alguna manera en la base como heridos graves aunque estuvieran muertos. Luego pudieron mantenerlos en la morgue hasta la evacuación de los cadáveres a su país.

¿Quién lo hizo?

De la Corte intenta seguir la pista de los grupos que podrían haber estado detrás del atentado.

Fueron dos las reivindicaciones: una a través de la prensa dos días después de la masacre, es decir, el 14 de abril, en nombre de la Yihad Islámica, y otra de un grupo palestino que en ese momento usó un nombre desconocido, pero que a la postre era una de las múltiples escisiones del Frente Popular para la Liberación de Palestina, explica el autor.

Recuerda que la Policía también descartó a Mustafá Setmarian Nasar, un sirio que estableció la primera célula de Al Qaeda en el Estado español y al que identificó un testigo protegido como la persona que pudo colocar la bomba.

Si tiene que elegir, De la Corte opta por el grupo palestino, toda vez que en su reivindicación, por escrito, hay un «detalle muy importante»: aparece impresa la publicidad que el restaurante El Descanso se hacía en los azucarillos. Dato, a juicio del autor, muy relevante.

De todos modos, este experto recuerda que la respuesta que dio la Policía para descartar la autoría de Setmarian Nasar era «muy escueta». «Da la impresión de que esa pista no se siguió muy a fondo», dice De la Corte, convencido de que se tenía que haber investigado más porque la pista era «lo suficientemente importante» como para haberlo hecho.

En suma, nunca se detuvo a nadie y, por ende, nunca hubo juicio. «Así que, evidentemente, es un fracaso», apostilla De la Corte, quien reconoce que la impresión que les ha quedado a las víctimas de la masacre es que «no se hizo un esfuerzo suficiente» para encontrar a los culpables.