
El Athletic viaja a Glasgow para enfrentarse al Rangers en cuartos de final de la Europa League. Y con él via una multitud de athleticzales. Se estiman unos 3.000 en las gradas de Ibrox Park. Una serie de recomendaciones para disfrutar del viaje y la ciudad. Recordad que, desde el pasado 2 de abril, es requisito imprescindible la autorización ETA.
Una vez en suelo escocés, ¿qué se puede hacer en 24 horas en Glasgow? La respuesta es sencilla: coger un tren o un autobús que, en menos de una hora, te llevará a Edimburgo. Pasar el día y volver para ver el partido en Ibrox Park. Si esta idea te convence, puedes dejar de leer aquí. Si no, ahí van algunas recomendaciones para sobrevivir a Glasgow y a su esencia.
Glasgow es fea (no toda), industrial y desordenada. Y este es su encanto. También es uno de los lugares con mayor concentración de talento musical y con una variedad gastronómica y calórica que va desde los tradicionales haggis del Gandolfi Café hasta la chocolatina Mars rebozada. Sí, una chocolatina rebozada. Quizá ilustra todo lo que no se debe consumir. Y eso lo hace atractiva. No lo podrás probar en muchos otros lugares.
Pero bueno, a lo mejor nos hemos adelantado. Para comenzar el día lo mejor es un buen desayuno escocés (huevos fritos, tostadas, panceta, judías estofadas en salsa de tomate, patatas fritas, salchichas, haggis, patata, setas y tomates fritos) que te ofrecerá suficiente energía para afrontar la jornada y las probables inclemencias meteorológicas. El Brunch club no es mal lugar para empezar.
Sabemos que has venido a beber, pero todavía no puedes. El alcohol ha hecho estragos durante décadas en Escocia y los bares no pueden vender bebidas alcohólicas hasta las 13:00.
Si quieres alejarte de los tópicos de fútbol y cerveza y deseas hacer un poco de turismo, puedes visitar la catedral (sé que vienes de San Mamés, pero hay otro tipo de catedrales). En 1560 Escocia pasó de ser un país católico devoto, a uno protestante, destrozando todo lo que tenía relación con el catolicismo. La catedral de Glasgow, junto a la de San Magnus, en las islas Orkney, fueron las dos únicas catedrales medievales del país que sobrevivieron casi intactas. El cementerio victoriano que se expande a su lado también merece un paseo.
Asimismo, el arte urbano es uno de los puntales de la ciudad y la ruta de los murales incluye más de una treintena grafitis. George Square, la plaza desde la que se expande Glasgow, la calle Buchanan repleta de bares y comercios donde poder comprar un buen whisky escocés o la estatua del Duque de Wellington que tiene un cono de tráfico en la cabeza son otras de las opciones más típicas de la segunda ciudad escocesa.
Otra opción es el museo Riverside que se eleva sobre un muelle del río Clyde consagrado al transporte que alberga más de 3.000 automóviles, motos, trenes y maquetas navales, motor de esta ciudad que durante décadas fue una ciudad boyante conocida como «la segunda capital» del imperio británico.
Visitar una destilería de whisky escocés de malta es otra de las mejores cosas que hacer en Glasgow. Aunque la gran mayoría se encuentran en el norte del país, a orillas del río Clyde puedes encontrar The Clydeside Distillery. Suelen ofrecer una buena cata, además de conocer la única fórmula válida para la elaboración de un verdadero whisky escocés.
La Glasgow que no parece Glasgow
Al oeste de la ciudad se encuentra la zona menos conocida y más bonita de la ciudad. Tan diferente al resto que si te soltasen allí no pensarías que te encuentras en Glasgow. Ashton Lane merece un buen paseo. En el barrio universitario de la ciudad, sus calles estrechas y adoquinadas están repletas de bares. Una recomendación por encima del resto, el pub Jinty McGuinty’s, sus pintas y su música en directo.
Menos frecuentada es Hidden Lane y sus fachadas de colores vivos donde se alojan estudios de artistas, tiendas y cafeterías.
De aquí, en apenas media hora, puedes llegar a Ibrox Park para disfrutar del partido. Aquí sí, volverás a la realidad de la ciudad.

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