Iñaki Urdanibia

A Manolete lo mató la izquierda abertzale

Hace algunos años, un juez superstar, algunos de cuyos imaginativos sumarios podían haberse presentado al premio Planeta, debido a sus dotes inventivas, consistió en afirmar que todo era ETA, con tal sentencia como guía se cerraron periódicos, radios, tabernas y asociaciones varias, amén de proliferación de detenciones con los consiguientes amables tratos en comisarías y cuartelillos. Alguno, siguiendo dicha senda, viene a mantener que todo es ETA y su entorno, y me estoy refiriendo al autor, historiador y uno de los responsables del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, quien en un artículo aparecido ayer −día 10 de enero− en "Diario Vasco": "¿Viajeros al tren?", cuya coletilla deja ver la permanente obsesión del sujeto, historiador equilibrado y objetivo: Si alguien ha perjudicado las obras de la «Y» vasca han sido ETA y su entorno. ¡Toma!

Me da por pensar que el foco está desenfocado y diré por qué: por una parte, no todos aquellos que se oponen al trazado del TAV/AHT (Tren de Alta Velocidad) bien podrían traducirse las siglas como Tren Al Vacío, ya que las conexiones con el norte y el sur de momento, y vaya usted a saber, no están ni en marcha; podrían sumarse las palabras de aquella copla de que ni al este, ni al oeste... no hay a dónde huir, que cantaba el de Agurain. En fin. El colmo del colmillo es que el Gobierno Vasco ha mostrado su disposición a adelantar el dinero para que las obras siguieran p'alante, alegando que es un proyecto estratégico que vertebra el país uniéndolo con otros lares, bla, bla, bla. No sé si su importancia estratégica será del mismo calado que aquel necesario, imprescindible, superpuerto de Pasajes que nos vendieron, que a pesar de ser tan esencial, quedó en aguas... del Cantábrico, y del olvido; o tal vez sea tan necesario como aquella incineradora que se proyectó en Gaintxurizketa, que hizo que algunos habitantes de la zona huyeran ante el temor de los malos humos... al final, se instaló en Zubieta en un cambio de cromos entre el PSOE y el PNV: los primeros tragando más haciendo tragar, a cambio, a los jeltzales el denominado Metro en Donostia... Proyecto clave, qué duda cabe, para una ciudad de tan gran extensión, y malas comunicaciones, como La Bella Easo. En fin, todo hace pensar que aquella consigna, un tanto simplificadora, pero que no apuntaba mal, responda a los casos mentados: a más hormigón, más comisión, y las obras faraónicas a las que son tan aficionados necesitan mucho, al menos, de lo primero. Si digo que eso es lo esencial, se ha de añadir, reiterando, por otra parte, que no todo aquel que se opone al tren de marras pertenece a la izquierda abertzale, sino que hay ecologistas, organizados o sin organizar, que ven dicho tren como una locura que no sirve para nada al tiempo que destruye no pocos espacios de los pueblos, el entorno, por donde ha de pasar: organizaciones locales y ayuntamientos afectados, sindicatos, Ecologistas en acción, etc. (Recuerdo un artículo, ya antiguo, del año 2009, realmente ejemplar y clarificador de los profesores de la UPV/EHU, Iñaki Barcena y Josu Larrinaga: "Luces y sombras en la lucha contra el TAV en Euskal Herria", publicado por Pedro Costa Morata en "Le Monde Diplomatique", en el que se señalaba ya de entrada que «El AVE se inscribe en la enfermedad, al parecer incurable, del constante crecimiento de la necesidad de transporte, con la novedad de que va contra el tren útil, social y prestigiado»).

Diré más, los cambios de trazado, el paro de las obras (me viene al caso la pausa larguísima de las obras en el alto de Gaintxurizketa, entre otras) debidos a cálculos no exactos y a cambios de trazado por problemas del terreno, o la quiebra de algunas de las empresas contratadas, o la rescisión de contrato por incumplimiento de este o por variaciones ostensibles en el presupuesto acordado, que han supuesto el alargamiento de las obras y un astronómico encarecimiento... no es culpa, desde luego, ni de ETA ni de su entorno. Pero bueno, cuando uno se da por tarea existencial enmierdar el terreno político y social, dirigiendo sus tiros (¡con perdón!) siempre hacia el mismo lado, aun haciéndolo de manera torticera, es normal que se busquen siempre los mismos culpables de todos los males del país, los pasados y los venideros... respondiendo a una concepción complotista y también paranoica. La culpa y los sobrecostes, joven historiador, no son culpa de la ETA y su entorno... ha de mirarse hacia otro lado, amplíe la mirada, en busca de los responsables de los atrasos. El joven historiador suelta con todo desparpajo que «la factura del nacionalismo radical la pagamos entre todos»... ¡Hace falta valor!, ya que no hace falta ni recurrir a la casio, basta contar con los dedos las cifras publicadas, seguramente rebajadas, que son de dominio público, para ver los verdaderos responsables del desaguisado que nos van a hacer pagar; no hay peor tuerto, ideológico, que el que solamente mira, por un lado, más si lo hace con el ojo que no ve... por voluntad.

No entraré en detalles sobre el trazado simplificador, escorado y falaz del artículo que provoca estas líneas... mas, tras hablar, en él, de algunos sabotajes, de los años de 2007 y 2008 (eso sí, una excavadora fue destruida en Errenteria en octubre pasado), el historiador adopta, contagiado, la alta velocidad y se dedica a enumerar diferentes atentados de ETA que nada tienen que ver con el tema que se anuncia, y así el rigor y objetividad del articulista nos lleva a atentados de 1961, de 1963, de 1975, de 1978, de 1981, de 1988, de 1993... de los que el riguroso historiador busca el denominador común: todos ellos −nada que ver tenían que ver con el TAV, por supuesto− coincidía en que habían tenido como objeto estaciones y/o ferrocarriles... para concluir, hace falta valor, que los seguidores del cura Santa Cruz siempre se opusieron al progreso... no sé si se referirá al económico o al moral; de este último desde luego no parece hacer sobrada gala el articulista del dardo... Aprovechando que el dichoso tren va a pasar por Gasteiz, y que el tren txu-txu divierte a los turistas, toma dosis de mala fe, de mala baba, otorgando igual consideración al rábano y a las hojas, ya que... Se ve que ni él, ni sus defendidos −gobernantes de turno y empresarios− son partidarios de recurrir al freno de emergencia que recomendase Walter Benjamin (quien hablaba del ferrocarril como emblema de la industrialización en su París, capital del siglo XIX), ya que para él y para ellos, el progreso se mide por toneladas de tierra perforada, desplazada, y cemento, mucho cemento, quintales métricos, kilómetros cúbicos, toneladas... yo qué sé; desde luego nada que ver con las propuestas del decrecimiento.

El sujeto, innombrable, continua su permanente y tenaz combate contra los enemigos del país, del progreso y de todo lo demás, esta vez por tren; no es extraño así que siendo uno de los responsables del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo (de ETA, por supuesto, con dos gotitas salpicadas para el GAL y el mayor de los silencios para otras expresiones del terrorismo de Estado, la tortura sistemática o los maltratos policiales) se empeñase en rendir homenaje en el aniversario de la muerte a tiros, por obra de ETA, al policía torturador brutal y colaborador de la Gestapo que respondía al nombre de Melitón Manzanas González... de ahí, que desde entonces en ambientes populares se conozca al supersubvencionado Centro, sito en Vitoria-Gasteiz, como el Melitonium.

N.B.: Por cierto, y estando en la isla, un día de estos subiré al tren (TBV =Tren de Baja Velocidad), al que ya he subido alguna vez, tren de madera de 1912 que llega hasta Sóller, por la Sierra Norte de Mallorca; aunque mi gozo en un pozo, ya que me dicen que hasta febrero está cerrado.

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