Josune Ilundain, Itziar Munarriz, Carlos Otxoa y Ramón Contreras
Activistas de los colectivos memorialistas Caídos Irauli, Amapola del Camino, Autobús de la Memoria

Acabar con el enaltecimiento del franquismo

Que, ya sea resignificando o derribando el edificio y construyendo otro nuevo, Navarra tenga un memorial de las víctimas del franquismo.

Recientemente se ha conocido la sentencia del Juzgado Contencioso Administrativo 1 de Pamplona/Iruñea que ratifica la resolución del Tribunal Administrativo de Navarra, mediante la cual se debe hacer una nueva valoración de todas las propuestas presentadas al concurso internacional para la transformación del Monumento de los Caídos y su entorno, que cumplan las bases del concurso.

La sentencia literalmente dice: «El fallo del jurado no respetó, ni en el fondo ni en la forma, los requisitos de motivación que establecían las propias bases del concurso y conforme a los criterios de valoración previstos».

Los objetivos que las propuestas presentadas, según las bases del concurso, deben cumplir, entre otras condiciones, son: «En caso de optar en la propuesta por el mantenimiento, total o parcial, del actual monumento, se le deberá dotar de nuevos significados cívicos, compatibles con el mantenimiento de una memoria histórica crítica, eliminando la apología del bando vencedor en la Guerra Civil Española».

«Propuesta de nuevos usos para el monumento actual u otros edificios que se puedan proponer en su transformación o sustitución: Libertad de propuesta, dentro de aquellos usos relacionados o compatibles con el mantenimiento de una memoria histórica crítica. Se valorarán especialmente aquellos que favorezcan un uso continuo y efectivo del edificio y su entorno urbano».

Las bases del concurso no pueden ser más claras, lo que están exigiendo es que los proyectos planteen un uso relacionado o compatible con el mantenimiento de una memoria histórica crítica con su condición de memorial franquista, eliminando la apología del bando golpista que resultó vencedor en la posterior Guerra Civil Española.

La mayoría de los proyectos que fueron seleccionados por el jurado, transformaban el monumento en un simple lugar de paso a diferentes edificios dotacionales, que no tenían nada que ver con el mantenimiento de una memoria histórica crítica con la dictadura, solo alguno incluía, de forma testimonial, algún tipo de homenaje a las víctimas del franquismo. Tal vez tenga algo que ver en esta selección con la nula presencia en el jurado de organizaciones memorialistas.

Cumplir las bases solo se puede hacer con la transformación del edificio, o con la construcción de otro que lo sustituya para ser un centro de interpretación de la violencia franquista que desde el golpe de Estado hasta la muerte del dictador padeció Navarra, donde no hubo frente de guerra.

El mantenimiento de una memoria histórica crítica con la violencia fascista no solo tiene que hablar de las víctimas, también tiene que representar con pruebas la ideología y forma de actuar exterminadora de los victimarios para que sirva de pedagogía y la historia, en su esencia, no se repita.

A los miembros del jurado les debió resultar difícil comprender las bases del concurso, pero basta con mirar a Europa para comprobar como existen numerosos centros memorialistas contra el nazismo y el fascismo, de los cuales se podría tomar nota.

Lo que resulta muy difícil para las víctimas de la dictadura, no parece que sea tan complicado cuando se trata de otro tipo de víctimas. Así, a cien kilómetros de Pamplona/Iruñea, en Vitoria-Gasteiz, el Gobierno Vasco está rehabilitando el edificio del Banco de España para hacer de él un memorial contra la violencia de ETA.

El alzamiento militar de 1936 es responsable de más de 3.000 asesinatos en Navarra, y 140.000 en el Estado Español, fuera de los frentes de guerra; del robo de miles de bebés; de la violación de mujeres; de cientos de miles de personas exiliadas; de la expoliación de bienes; de prisiones exterminadoras; de campos de trabajo; de cuarenta años de dictadura; de la persecución política y moral al conjunto de la sociedad…

En el año 2002, cuando la derecha cambió el uso del edificio como sala de exposiciones, lo único que intentó hacer es aplicar las reglas de la falsa transición, manteniendo el monumento como tal, con su significado profundo, pero envuelto en el celofán de la desmemoria impuesta; la mendaz conciliación; la culpabilidad generalizada; no remover el pasado…

Ahora, debido sobre todo a los esfuerzos y tenacidad de las asociaciones memorialistas, estamos en otra fase, superando las limitaciones que quieren imponer los defensores de la impunidad y del olvido de los crímenes cometidos por el franquismo, como se recoge en un conjunto de leyes forales y esperemos que este año en una nueva Ley estatal de Memoria Democrática.

El Ayuntamiento debe adoptar las medidas oportunas para que la nueva valoración del concurso se realice respetando estrictamente las bases aprobadas. Que, ya sea resignificando o derribando el edificio y construyendo otro nuevo, Navarra tenga un memorial de las víctimas del franquismo; un memorial crítico con lo que fue y significó tanto el golpe militar como los cuarenta años de dictadura que le siguieron. Y en este sentido también el Gobierno de Navarra está interpelado y algo tendría que decir y hacer.

Así mismo, el Ayuntamiento debe poner en pie un proceso participativo y transparente sobre todas las propuestas presentadas al concurso, para que la ciudadanía tenga el protagonismo negado hasta ahora.

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