Jon Ander Etxebarria Garate
Exdecano del Colegio de Biólogos de Euskadi

Botellón: fracaso de una administración

La ley del botellón es una ley de difícil cumplimiento, de ahí de no haber podido cumplirla con anterioridad a la crisis vírica y haber querido aprovechar a aplicarla en un momento en el que en la sociedad tiene su intelecto al servicio del miedo.

Hemos visto que a lo largo de todo el verano, al igual que en años anteriores se han dado con frecuencia los botellones precisamente en las «no fiestas» inventadas por la administración vasca con el unico fin de restringir los mismos aunque se utilice como excusa la pandemia.

La ley que regula el botellón es muy anterior a la pandemia, es decir, no ha nacido con esta crisis vírica, pero lo que la administración ha hecho es utilizar esta pandemia para con la excusa del miedo al contagio prohibir y disolver los botellones.

De manera sibilina la administración ha utilizado estas medidas represivas en esta época de pandemia porque sabía perfectamente que iban a tener el beneplácito de la población de más edad tocando la fibra sensible del miedo al virus y apelando a una falsa solidaridad que es la que ha imperado en su discurso durante toda la pandemia.

La ley del botellón es una ley de difícil cumplimiento, de ahí de no haber podido cumplirla con anterioridad a la crisis vírica y haber querido aprovechar a aplicarla en un momento en el que en la sociedad tiene su intelecto al servicio del miedo.

Las leyes se deben hacer para poder cumplirlas y para que se puedan cumplir se deben dar alternativas a un sector de la población como son los jóvenes, las cuales por el momento brillan por su ausencia, y no seré yo quien defienda comas etílicos en jóvenes, pero tampoco defenderé nunca que se actue con la pedagogia de la represión frente a la pedagogía de la protección y asistencia.

Es por lo que, señores de la administración, esfuércense en buscar alternativas a los jóvenes y no se amparen en este momento conyuntural donde el miedo imperante en la sociedad les va a avalar esas medidas restrictivas que se han dedicado a llevar a cabo durante todo este verano.

Finalmente decir que no se debe mezclar la actitud delictiva de algunos y algunas aprovechándose de estas multitudes, que se da con y sin botellón, para criminalizar a los jóvenes en el desarrollo de su ocio que es de esa manera porque como ya he comentado no se les está dando alternativa alguna.

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