Nerea Melgosa
Consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno Vasco

Conciliación: cuando trabajar es mucho más que un simple salario

Escribo estas líneas con motivo de la celebración, hoy 23 de marzo, del Día Internacional de la Conciliación Responsable. Diversos estudios concluyen que para las personas empleadas el equilibrio entre vida laboral y personal es más importante que el salario. Por primera vez en 22 años de la prestigiosa encuesta Randstad, esa preferencia se alza al primer puesto, desbancando al salario. En concreto, el equilibrio entre vida laboral y personal fue el factor más valorado por las personas empleadas (83% de 26.000 trabajadores encuestados en 35 países), en línea con la seguridad laboral (83%) y por delante del salario (82%).

Este resultado supone un cambio de paradigma sin precedentes: pone de manifiesto que lo primordial para las personas en el ámbito laboral es encontrar o mantener un trabajo que se adapte a sus vidas. Evidencia que trabajar es mucho más que un simple salario. Los cambios en las demandas y expectativas en el lugar de trabajo son más comunes entre trabajadoras y trabajadores más jóvenes, quienes valoran el equilibrio entre su vida profesional y privada.

Asimismo, me parece relevante que se pueda elegir la intensidad del trabajo personal, que la flexibilidad laboral se convierta en algo usual: poder adaptar sus trabajos a sus vidas. En relación con ello, la gran mayoría de personas empleadas desean que su lugar de trabajo les brinde un sentido de comunidad. La lealtad a la organización se consolida a través del sentido de pertenencia a la misma. Es evidente que un principio de acción tanto en el ámbito público como en el privado debe consistir en desarrollar un trabajo individual excelente a la vez que se promociona el trabajo en equipo eficiente. Exigir y respetar a la vez a las personas, aportándoles seguridad en el empleo, buenas condiciones y desafíos que les motiven y que promuevan la autoconfianza en sus capacidades.

¿Cuál es la situación de la conciliación en Euskadi? De entrada, quiero afirmar que no está exenta de dificultad. Según datos de Eustat, cerca de un 30% de la población vasca ocupada asegura tener muchas dificultades para conciliar. Según la Encuesta de Familias y Hogares llevada a cabo por el Departamento, en un 54% de familias con hijas e hijos hay alguna persona de 16 a 69 años que se ve obligada a no poder trabajar por cuidar a personas menores o dependientes.

Considero que equilibrar la vida laboral y personal es un ejemplo de la estrategia win-win: mientras que las personas trabajadoras ven cubiertas sus necesidades y obtienen una mayor tranquilidad, en las empresas se da un menor absentismo, hay una mayor atracción y retención de talento, más eficiencia y compromiso, además de una mejor imagen corporativa. Por todo ello, la conciliación ha de ser corresponsable entre las direcciones de empresa y las plantillas.

Es imprescindible que las medidas orientadas a la conciliación no estén dirigidas únicamente a las mujeres. Debemos actuar con sumo cuidado, evitando planteamientos de conciliación discriminatorios para las mujeres que las obliguen a solicitar una mayor reducción de jornada o excedencias laborales. La combinación del trabajo remunerado fuera del hogar con las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas se traduce en una carga emocional, de estrés y agotamiento.

Trabajamos en un proceso de articulación de una sociedad corresponsable con los cuidados a través del modelo vasco de cuidados público y comunitario, evitando la sobrecarga que venían padeciendo las mujeres.

Estamos realizando un pilotaje con empresas de la Comunidad Kontzilia para evaluar y reconocer el esfuerzo que han llevado a cabo las empresas que han apostado por la conciliación y vamos a desarrollar un sistema de reconocimientos que ponga en valor este esfuerzo. Otra acción que realizamos a través de la Comunidad es la de dar a conocer el manual de Euskalit para la medición de políticas de calidad también en la conciliación.

Durante los últimos 3 años, 92 empresas de Euskadi han solicitado la ayuda para implantar un programa de conciliación. Hemos realizado una inversión de más de 350.000 euros para la puesta en marcha de estos programas. A la hora de diseñar servicios y programas, es necesario tener presente los perfiles más vulnerables, como las familias monoparentales/monomarentales, las que se hallan en situación de vulnerabilidad o aquellas que carecen de red y apoyos, y utilizar el enfoque interseccional que contribuye a superar los estereotipos y roles de género, y permite la organización de sociedades corresponsables en materia de conciliación y cuidados.

Estamos dispuestas a lograr acuerdos amplios con las confederaciones empresariales y cooperativas para dar a conocer la política de conciliación como mayor rendimiento del talento. Trabajamos impulsando la combinación de políticas de conciliación que garanticen la corresponsabilidad en este momento histórico caracterizado por las transiciones, entre ellas el reto demográfico, el envejecimiento de la población y la desigualdad de género.

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