Desde Altsasu, dejadnos en paz
Sabemos que nuestro pueblo, una vez más, es utilizado en una causa política vergonzosa y que como consecuencia tenemos a siete chavales en la cárcel injustamente.
Ultimamente, cuando oímos hablar a Albert Rivera un escalofrío recorre nuestro cuerpo. Cada vez es más joseantoniano. Las personas que, por edad, estudiamos aquella «Formación de espíritu nacional» y tuvimos que leernos, por narices, las obras del fundador de Falange Española nos acordaremos bien. Como él, cada vez que abre la ventana o está en un mitin, ante sí, sólo ve españoles, le da lo mismo que sea un Botín o un obrero de la fundición, pero ¿con quién se irá a comer? Estamos seguros de que en sus mítines se traga el «Arriba España» porque gritarlo, no sería políticamente muy correcto. Y es este tipo y los de Vox, que, junto a Pablo Casado, parecen sacados de la Enciclopedia Álvarez, los que van venir a nuestro pueblo a «defender la libertad» y a «dejar claro que a los servidores públicos, a los guardias civiles y a los policías se les respeta». Pues bien, ante todo esto, no podemos callarnos y tenemos la necesidad de decir unas cuantas cosas.
El respeto uno se lo gana, se hace merecedor de él, y aquí, en Altsasu, la Guardia Civil no lo ha hecho y en una gran mayoría del pueblo siguen creando los mismos sentimientos que tendría Federico García Lorca cuando escribió aquello de «Tienen, por eso no lloran/ de plomo las calaveras/ Con sus almas de charol/ vienen por la carretera./ Jorobados y nocturnos/ por donde animan ordenan/ silencios de goma oscura y miedos de fina arena». Que no son precisamente sentimientos de respeto ¿verdad?
Vendrán a Altsasu y montarán su numerito de apoyo a la Guardia Civil, pero no se acordarán de manifestarle su respeto al señor Iguzkiza muerto a tiros por la Guardia Civil en el año 34 y cuyo recuerdo honramos en una sencilla placa en la calle Gartzia Ximenez, ni se preguntarán qué es el monumento que hay frente a la sociedad Zubeztia, ni subirán a Otsaportillo, ni irán a Sorozarreta a preguntarse por qué todavía tenemos muertos en las cunetas…
No se preocuparán por las muchas personas torturadas y encarceladas durante el franquismo y su «modélica transición». Probablemente homenajeen a los torturadores. El Duque de Ahumada, en sus normas para el cuerpo, habla del «honor» de la Guardia Civil. Nosotros creemos que, una persona, también los y las guardias civiles, pierden el honor cuando mienten, torturan, tergiversan o se aprovechan de su fuerza.
Vienen a nuestro pueblo a utilizarnos para conseguir votos en España. Por supuesto pintarán a nuestros jóvenes encarcelados como unos energúmenos llenos de odio y lo dirán en todas las televisiones que de nuevo nos inundarán. Sin embargo, la gente de aquí, como muchísimos más en todo el Estado español, sabemos que nuestro pueblo, una vez más, es utilizado en una causa política vergonzosa y que como consecuencia tenemos a siete chavales en la cárcel injustamente. Tres de ellos llevan más de dos años, por unos «delitos» que en cualquier pueblo del Estado se hubieran castigado con una simple multa e incluso los propios guardias civiles también habrían sido castigados. ¡Los queremos en casa ya!
Vienen buscando gresca. Seamos inteligentes y no se la demos, por mucho que nos lo pida el cuerpo.
Dicen que defenderán la «españolidad» de Navarra y se rechazará su anexión al País Vasco. Como si los navarros y navarras no supiésemos quién somos, Navarra no necesita anexionarse al País Vasco. Navarra es una parte de Euskal Herria. Aquí yo le diría como le dije al señor Felipe González en el aeropuerto de Buenos Aires. «No soy española, mi pasaporte sí lo es. Yo soy vasca, de Navarra» y les recordaríamos que Francisco de Jaso y Jauregizar, conocido en todo el mundo como San Francisco Javier, viajó a la India y a Japón con salvoconducto portugués porque se negó a pedirle a Fernando, para nosotros “El Falsario” para ellos “El Católico”, un pasaporte español. El santo más santo que tiene Navarra nunca admitió ser español. En Navarra hay muchos beaumonteses, descendientes del conde de Lerín, pero también quedamos muchas y muchos descendientes de agramonteses que, como Pedro “Mariscal de Navarra”, aunque nos encierren de por vida en cualquier castillo de Simancas seguiremos diciendo que no somos españoles.
Navarra será lo que los navarros y navarras decidamos. No necesitamos Riveras, Abascales o Casados que vengan a imponernos lo que debemos ser. Admitiremos, eso sí, a toda persona que, de buena fe, quiera venir a conocernos, a hablar con nosotros y nosotras, a pasarlo bien… a vivir…
De ninguna manera vamos a admitir que se nos manipule y se nos denigre, y… dejémonos de historias… ¡a eso vienen!
Argi eta ozen: utzi Altsasu bakean!