Dime de qué presumes...
Últimamente, asistimos perplejos, y hasta cierto punto cansados, al continuo cruce de artículos en torno a la temática del carlismo. Unos a favor, otro en contra, curiosamente pareciera como si todos estuvieran escritos por la misma persona y firmados por otras diferentes.
Como casi siempre ocurre en estos casos, se ve que los expertos en la materia, se agarran al pasaje histórico concreto que más les interesa, queriendo reafirmar su conocimiento sobre este tema concreto, perdiendo así la visión de conjunto tan necesaria en estos casos.
Si para algunos resulta sorprendente la trayectoria y evolución del Partido Carlista a lo largo de su ya dilatada historia, para qué hablar de la propia de Batzarre, que, eso sí, con unos cuantos años menos ha evolucionado desde la defensa de postulados maoístas y troskistas de sus formaciones originarias, a solicitar abiertamente el voto para otra formación como Herri Batasuna, posteriormente ha sido parte integrante de la colación Euskal Herritarrok, para luego dar el salto a Nafarroa Bai, formada, entre otros, por la derecha encarnada en el PNV y, de ahí, a integrarse en otras coaliciones con Izquierda Unida, Podemos y distintas formaciones políticas, llegando a ocupar finalmente, ni más ni menos, que cargos de responsabilidad como la de jefes de gabinete del Gobierno de Navarra del Partido Socialista de Navarra o en sindicatos mayoritarios que actualmente de obreros tienen lo que todos sabemos. Pero da igual, no pasa nada, ya sabemos que cada cual se busca la vida como puede y muchas veces incluso como le dejan.
Personalmente, por encima de la trayectoria política y vital de cada uno, me quedo con aquellos puntos que nos han unido a lo largo de este, muchas veces proceloso, camino de la política que parece que algunos están empeñados en olvidar. Como hacen los especialistas en estos temas de historia, yo también me voy a agarrar a hechos concretos que me interesan destacar. Me quedo con aquel compromiso y unión de distintas organizaciones de izquierda como el Movimiento Comunista y el Partido Carlista en la Plataforma de Convergencia Democrática, allá por los años 70 en plena lucha antifranquista.
También me quedo con el ejemplo de dos referentes de la política navarra como Milagros Rubio, histórica militante de Batzarre, y el ya fallecido abogado carlista del Partido Carlista de Euskal Herria-EKA, el tudelano José Ángel Pérez-Nievas. Ambos, por encima de sus diferencias ideológicas, que no lo eran tanto, han sido modelo de lucha y de trabajo conjunto, en equipo, siempre en defensa de distintas causas justas por el bien común de todos y todas, como la del desmantelamiento del Polígono de Tiro de las Bardenas y otras tantas de su querida ciudad de Tudela y de nuestra Navarra y Euskal Herria en general. Esperemos que, en beneficio de la sociedad en general, cunda su ejemplo y nos olvidemos de tantas rencillas personales y hasta cierto punto sectarias que no nos llevan a ningún puerto.