El anagrama de Gestoras pro Amnistía convertido en anagrama futbolero: usurpación de imagen y fraude histórico-político
Desde hace un tiempo algunos grupos de aficionados de diferentes clubs de futbol vascos −permítanme el uso de un lenguaje no inclusivo al hablar de ellos, ya que se trata de colectivos horrorosamente masculinizados sobrados de testosterona (a las imágenes de futbol que vemos todos los días me remito)−, vienen utilizando el anagrama de las extintas Gestoras pro Amnistía en la difusión de imágenes relacionadas con su afición deportiva u otras cuestiones extradeportivas. Valgan como ejemplo las imágenes difundidas en redes sociales estas últimas semanas para denunciar las detenciones de miembros de estos grupos acusados por diferentes cuerpos policiales de participar en batallas campales entre aficiones rivales o la más reciente imagen agradeciendo a Jagoba Arrasate sus años como entrenador al frente del primer equipo masculino de Osasuna.
Vaya por delante mi apoyo para que −en el libre ejercicio de su libertad de expresión− los aficionados y aficionadas al futbol puedan exhibir en los graderíos pancartas y banderas en solidaridad con las causas que consideren oportunas, ya sean los derechos de los presos, de la comunidad LGTBI+ o del pueblo Palestino, pero una cosa es exhibir enseñas en solidaridad con determinadas causas y otra muy distinta firmar imágenes y mensajes propios con el anagrama de otra organización, aunque como el caso que nos ocupa, esta ya no exista.
El citado anagrama (creado por Eduardo Chillida en 1977 para el movimiento pro Amnistía, aunque pocos años después el artista hizo público su desacuerdo con la utilización del anagrama por parte de Gestoras pro Amnistía debido a su rechazo a la lucha armada ejercida por ETA) fue utilizado como anagrama por Gestoras pro Amnistía desde su nacimiento en 1979 hasta que en 2001 el colectivo pro−amnistía y antirrepresivo se disolvió tras ser ilegalizado por el juez Baltasar Garzón bajo la falaz teoría política del «todo es ETA» auspiciada por el Gobierno de Aznar. Askatasuna fue el nuevo colectivo que en aquel momento recogió el testigo solidario para con los presos y presas políticas vascas, pero esa es otra historia.
Durante sus 22 años de existencia, la naturaleza y praxis de Gestoras pro Amnistía estuvieron siempre perfectamente definidas y acotadas. Su labor política y asistencial se circunscribió única y exclusivamente a aquellas personas relacionadas de una forma u otra con ETA o/y el resto de organizaciones políticas del entonces denominado Movimiento de Liberación Nacional Vasco y su actividad. Nunca −más allá de la lógica expresión de solidaridad− Gestoras pro Amnistía desarrollo su actividad fuera de ese ámbito, a pesar de que la represión se cebaba también cruelmente con otras muchas luchas sectoriales que se desarrollaban en Euskal Herria, luchas que tuvieron sus propias dinámicas y organizaciones de activismo y asistencia. En coherencia con esa praxis, Gestoras pro Amnistía nunca desarrollo actividad alguna encuadrada en el ámbito del fútbol, por lo tanto, que hoy día colectivos futboleros utilicen el anagrama de las ya desaparecidas Gestoras como firma identificativa en sus imágenes, carteles, redes sociales, etc. para cualquier cuestión que les venga en gana es además de absurdo y extemporáneo, una pura usurpación, puesto que resulta obvio que en buena lógica ninguno de esos colectivos futboleros sucedió a Gestoras pro Amnistía en su labor política y asistencial.
Durante esos 22 años, con sus aciertos y errores, miles de hombres y mujeres tejieron bajo el anagrama de Gestoras una fuerte y gigantesca red de acción política, de denuncia, solidaridad y ayuda jurídica y asistencial a decenas de miles de hombres y mujeres vascas víctimas de la salvaje represión de los estados español y francés. Alrededor de 40.000 detenciones, varios miles de exiliados y exiliadas, aproximadamente 10.000 presos y presas, 5.657 torturados y torturadas (casos que han podido verificarse, la fundación Euskal Memoria los cuantifica en más de 11.000), casi una cuarentena de presos y presas muertos en las cárceles o excarcelados in extremis para evitar su muerte en prisión, 16 familiares muertos en las carreteras por la dispersión, una infinidad de heridos y no pocos fallecidos en cargas policiales, cientos de niños y niñas que para visitar a sus aitas y amatxos crecieron en autobuses que fin de semana tras fin de semana hacían miles de kilómetros... frías cifras tras las cuales descansan miles de duras, durísimas vivencias que encontraron cobijo, apoyo y ánimo bajo el anagrama que hoy determinados grupos futboleros prostituyen utilizándolo frívola y fraudulentamente como firma identificativa en sus comunicaciones y actividades. Simplemente repugnante.
Esta indebida apropiación del icónico símbolo no solo falsea y desvirtúa la historia política reciente de Euskal Herria, es también una falta de respeto absoluto a esas decenas de miles de personas represaliadas y por extensión a todas las personas que en algún momento de sus vidas aportaron su granito de arena –en ocasiones incluso sufriendo represalias por ello− para hacer frente a una represión enorme, salvaje e injusta. Algo muy diferente a disfrutar de tu afición en los graderíos de los estadios, perder o ganar partidos, comprar o vender jugadores, clasificarse en tal o cual competición, cambiar de entrenador o lucir camisetas compradas a precio de oro, eso por no hablar de otras actividades y actitudes muy poco edificantes. La comparación ofende.
Señores futboleros, enarbolen ustedes las banderas con sus amados colores, utilicen los escudos de sus clubs, los mil y un anagramas de sus peñas y colectivos futboleros o diseñen unos nuevos, pero dejen de utilizar un anagrama que ni por historia ni por su ámbito de actividad les pertenece. Un anagrama que debe de descansar donde Gestoras pro Amnistía lo depositó: en la memoria colectiva de Euskal Herria y los anales de la historia política de este pueblo. Euskal preso eta errefuxiatuak etxera!