Alaitz Amundarain, Richard Wendling y Eneko Calle
Nodos BDS de Araba, Nafarroa y Bizkaia

«Euskalwashing»

Que las empresas transnacionales violan los derechos humanos, medioambientales y laborales no es nada nuevo. Pero cada vez es mayor la demanda social para que las empresas transnacionales sean controladas y obligadas a cumplirlos. Por eso, las empresas han definido estrategias para lavar («wash») su imagen negativa utilizando de manera superficial las causas y preocupaciones sociales.

Greenwashing, purplewashing, pinkwashing, rainbow washing, vegan washing... y, por qué no, euskalwashing.

La empresa vasca de ferrocarriles CAF necesita lavar su imagen desde que en 2020 decenas de colectivos sociales de Euskal Herria pusieran en marcha una campaña para denunciar su participación en la construcción y mantenimiento del tranvía en Jerusalén.

Esta semana, se entregaban los premios CAF–Elhuyar, unos premios que tienen como objetivo impulsar, premiar y reconocer la divulgación, el periodismo y la inclusión social en euskera de las investigaciones y temas científicos y tecnológicos. Y en este caso, CAF utiliza el euskera y la ciencia para blanquear su complicidad con el apartheid israelí en Palestina.

Porque Israel solo puede mantener su régimen de ocupación, colonización y apartheid hacia el pueblo palestino gracias a la complicidad internacional, y en eso, las empresas juegan un papel fundamental.

En agosto del 2019, un consorcio formado por la empresa israelí Shapir y CAF ganaron un contrato para la expansión de la red de tren que conecta las colonias ilegales en territorio palestino ocupado, conocido como el tren ligero de Jerusalén (JLR por sus siglas en inglés Jerusalem Light Rail). El JLR es una parte integral del plan sionista de anexionar Jerusalén Este y Cisjordania al Estado de Israel.

Para ello, el proyecto implica confiscación de tierras palestinas para su construcción y supone un nuevo obstáculo físico para el libre movimiento de la población palestina; y además, el tranvía une colonias ilegales israelíes en territorio ocupado palestino con la ciudad de Jerusalén, facilitando el desplazamiento de la población de la potencia ocupante (colona) a territorio ocupado.

La complicidad de CAF con el apartheid israelí, además de ser moralmente condenable, puede acarrear dificultades a CAF y sus filiales como Solaris, para la licitación de nuevos contratos, ya que hay una campaña internacional para que ciudades y gobiernos cancelen todos sus contratos con CAF hasta que esta cumpla con el derecho internacional.

La empresa francesa Veolia se vio obligada a retirarse del mismo proyecto ilegal de JLR en 2015 después de perder miles de millones de dólares en negocios internacionales como resultado de una campaña sostenida de BDS en Europa, EEUU y varios países árabes.

En este sentido, es paradójico que CAF apoye unos premios para la divulgación de la ciencia en euskera y la innovación, mientras colabora para consolidar el proyecto colonial israelí en Palestina. Israel desde 1948 ha tratado de desarabizar Palestina, sobre todo en los Territorios del 48 (hoy el Estado de Israel), donde la población árabe-israelí no goza de los mismos derechos que la israelí. Mantiene una ocupación militar en Cisjordania y Gaza desde 1967, que además de los controles militares, asesinatos, incursiones, detenciones y otras violaciones de DDHH, también ha promovido la construcción de un muro de más de 700km de largo; y sigue sin reconocer el derecho al retorno de la población refugiada palestina, hoy más de 5 millones.

Sin embargo, a CAF, parece que no le importa mucho el desarrollo científico y la innovación en Palestina (difícil en un contexto de ocupación colonial), ya que pese a las presiones de sus trabajadoras, sindicatos y colectivos sociales de Euskal Herria, así como las demandas de la sociedad civil y la Autoridad Nacional Palestina, ha continuado con la construcción del tranvía ilegal en Jerusalén Este.

Por eso creemos que es necesario una reflexión interna en Elhuyar y euskalgintza, sobre la utilización del euskera para blanquear, en este caso, las violaciones de Derechos Humanos que comete en Palestina una empresa vasca, pudiendo reconsiderar la participación de CAF en los premios para la edición del 2024.

Así mismo, reiteramos que CAF debe cancelar su contrato de suministro y mantenimiento en el tranvía de Jerusalén Este.

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