Tasio Erkizia
Militante de la izquierda abertzale

¡Justicia para las trabajadoras de las residencias!

¿Son tan desmesuradas las exigencias de las trabajadoras para que la patronal no acceda a negociar? No. Los patronos se cierran en banda, precisamente, porque son tan lógicas y elementales que una vez logradas, se generalizarían a todo el sector.

La huelga y la tenaz lucha de las trabajadoras de las Residencias de Bizkaia se silencia y se trata de ningunear, cuando no de tergiversar, pero es una noticia que merece ser conocida y socializada por muchas razones. Porque es uno de los conflictos laborales más largos y duros de los últimos tiempos; casi un año y medio de lucha constante y cerca de los 200 días de huelga. Porque es una lucha solidaria para que las ancianas internadas reciban un trato digno. Porque es una huelga con cara de mujer. Porque es ejemplar contra la precariedad que azota a la gran mayoría de los nuevos contratos...

Una lucha ejemplar en estos tiempos de pasividad y del «sálvese quien pueda». Lucha ejemplar por la dignidad que muestran ante el desprecio de los patronos, el silencio de la mayoría de los medios de comunicación y la absoluta connivencia de la Diputación de Bizkaia con los empresarios que hacen negocio con los servicios sociales. Y sobre todo es lucha ejemplar por la valentía y persistencia en sus justas reivindicaciones de trabajadoras. Rebeldía ejemplar para todas las trabajadoras que viven en la absoluta precariedad. Una referencia para no dar por perdidos los derechos socio-laborales conquistados con tesón y coherencia obrera.

Es una llamada a levantarse contra la precariedad. Un ejemplo de rebeldía ante la avaricia sin límites de los empresarios que aplican sin vergüenza alguna los recortes socio-laborales «impuestos» por la tiranía capitalista. Esos patronos que dicen ser «diferentes», pero actúan como los mejores latigueros de la camorra. Esos patronos que hablan de defender un país pero explotan sin límites a lo mejor de su tierra: a sus trabajadoras. Que nadie confunda. En Euskal Herria también necesitamos empresarios, personas con iniciativa social y capacidad para crear puestos de trabajo, pero sobran los que priman el dinero a la dignidad de las personas y ponen como objetivo prioritario amasar dinero sin escrúpulos.

¿Son tan desmesuradas las exigencias de las trabajadoras para que la patronal no acceda a negociar? No. Los patronos se cierran en banda, precisamente, porque son tan lógicas y elementales que una vez logradas, se generalizarían a todo el sector. Sus reivindicaciones, expresadas en sus eslóganes «no tenemos manos para tanto trabajo» o «no tenemos tiempo para tanto trabajo», son de elemental justicia. Antes lucharon con firmeza en Gipuzkoa, ahora están las de Bizkaia, mañana serán las de Araba o Nafarroa. Son exigencias entendibles para la ciudadanía en general. Comprensibles para cualquiera que tenga una mínima sensibilidad humana hacia las personas ancianas y las trabajadoras que las atiendan.

¿Es humano cronometrar la asistencia para aseo diario a siete minutos? ¿Es admisible aumentar el ratio anciana/trabajadora, cuando la población en las residencias cada vez es de mayor edad, y en consecuencia, cada vez más incapacitada para su arreglo personal? ¿Consideran exagerado exigir 1.200 euros en un trabajo que implica relevos y festivos? Sr. Rementeria, ¿le debe tanto a sus «amigos» que gestionan las residencias y que tienen suficiente margen de beneficios, que no se atreve a exigirles que garanticen un buen servicio y salarios dignos? Es indigno de un diputado general, que hace propaganda constante sobre la excelencia de sus servicios sociales, lavarse las manos en un servicio que subvenciona con dinero público el 70% de su coste. ¿No lo cree? Sr. diputado, tanta complicidad irrita e indigna. ¡Actúe de inmediato para que se encauce este tema! Le corresponde como cargo público y sobre todo, por dignidad personal.

Paros, huelgas, concentraciones, manifestaciones y acampadas. Un largo proceso de lucha y tensión, con grave desgaste personal de las bravas trabajadoras que participan en la misma. En estos tiempos en los que desde las instituciones, Sr. Rementeria, tanto hablan de diálogo, igualdad de género y convivencia, ¿cómo justifica su actitud pasiva en un tema que altera tan de cerca la vida de las ancianas que están en las residencias y la vida personal de las trabajadoras? Ha sido muy hábil en aumentar los servicios mínimos. Pero eso recuerda a tiempos pasados en los que hacer huelga estaba prohibido. Y no nos diga que le preocupa la atención a las ancianas, porque sencillamente no corresponde a la verdad. ¿Cómo se puede creer que le preocupa la atención en los días de paros y huelga, cuando se desentiende de la atención durante todo el año? Sobran las palabras y hiere la propaganda, solo entendemos de hechos, de la práctica diaria.

La precariedad ha llegado al límite, ya no debemos admitir ningún paso atrás. Ha llegado el momento de comenzar a dar pasos firmes en la recuperación de los derechos socio-laborales perdidos. Las trabajadoras de las Residencias concertadas de Bizkaia estan dando un ejemplo de dignidad y lucha que debemos convertir en un punto de inflexión. Frente a esta patronal que está actuando con insultante chulería y arrogancia sino compartida, por lo menos permitida y avalada por los partidos que gobiernan la Diputación de Bizkaia, a los sectores populares nos corresponde unir fuerzas y voluntades para responder de manera contundente.

Para que esta huelga se convierta de verdad en un punto de inflexión contra la precariedad, se necesita implicar en esta lucha más directamente a más agentes sociales y a la sociedad vasca en general. Este enorme esfuerzo de las valientes trabajadoras merece una mayor implicación de otras fuerzas sindicales y una actitud abierta y generosa de ELA, que lidera a las trabajadoras en este conflicto socio-laboral. Nos jugamos mucho de cara al futuro.

Bilatu