Aster Navas
Director de Burdinibarra BHI

La soledad del profesor de fondo

Estos dos últimos colectivos han estado trabajando también con una presión añadida, la OPE que, tras meses de incertidumbre, da comienzo este próximo día 19 de junio.

Ha sido un año académico agotador que comenzó con una extraña mezcla de ilusión y miedo. El regreso a la actividad académica presencial era a todas luces una temeridad pero había que afrontarla. Se nos pedía a los educadores, sin decírnoslo explícitamente, ejercer una función esencial: la custodia de los hijos mientras las familias se incorporaban a aquella «nueva normalidad» de la que todo el mundo hablaba con una naturalidad desconcertante. Había que volver.

Lo explicaba admirablemente bien Libe Villa en este mismo diario (Educación: la otra trinchera infinita https://www.naiz.eus/eu/iritzia/articulos/educacion-la-otra-trinchera-infinita): hemos sido –lo seguimos siendo– un refugio indispensable.

Por eso hemos comenzado todos los claustros de este curso agradeciendo uno por uno a todos los profesores de Burdinibarra BHI el enorme esfuerzo que estaban realizando. Nombrarlos uno por uno ha sido el primero y más importante de los puntos del orden del día aunque no sé si en ese frío formato de videoconferencia habremos conseguido, como equipo directivo, transmitirles el mensaje de ánimo y de reconocimiento que queríamos hacerles llegar a todos ellos.

Al profesorado definitivo, que es en definitiva quien da carácter, coherencia y estabilidad a un centro. Gracias a ellos han salido adelante los proyectos, han funcionado los departamentos y la comisión pedagógica. Han sido los pilares y las cadenas de transmisión. Y especialmente, entre ellos, a esos compañeros que rozan, acarician ya, la jubilación y con los que, personalmente, me identifico más plenamente porque compartimos más de treinta años de tiza y una digitalización vertiginosa. Hemos conocido tantas reformas y contrarreformas educativas, llevamos tanto tiempo a pie de aula que nos basta mirarnos –incluso con mascarilla– para reconocernos, para entendernos en esta recta final distópica y surrealista. ¿Qué sería de los centros sin su vieja guardia? Son recursos humanos imprescindibles porque aportan sensatez, experiencia; especialmente en situaciones difíciles como esta conviene tener profesionales que estén de vuelta.
Son curiosamente también los más vulnerables, los más frágiles: muy recomendable al respecto al un estudio de Marta Silvero Miramón sobre el «burnout» (https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/9010/1/12%20Notas%20Nb.pdf), un riesgo emocional que amenaza especialmente a los más veteranos.

Nos hemos dirigido a todos pero, tal vez con especial admiración a los interinos. Varios de ellos nos han vuelto a escoger este curso pero otros han entrado por primera vez en nuestras aulas. Será una pena no poder retenerlos: también ellos han resultado esenciales (hablan de aprendizaje colaborativo, por proyectos, por tareas; de rúbricas de evaluación, de Heziberri 2020) porque son una ventana; ese viento fresco e impagable que nos revuelve y desordena las programaciones a menudo oxidadas.

Procuramos no olvidar los nombres de los sustitutos que van cambiando cada semana ¿Qué hubiera sido este curso del sistema educativo sin estos incansables temporeros que, justo tenemos que despedir cuando empiezan a conocernos. El covid-19 con sus positivos y confinados ha multiplicado el número de bajas y ellos han estado ahí conteniendo una vía de agua que en cualquier momento hubiera podido colapsarnos. Se les debería encargar nuestro mapa educativo: nadie mejor que ellos, de un lado para otro, conoce su pluralidad.

Estos dos últimos colectivos han estado trabajando también con una presión añadida, la OPE que, tras meses de incertidumbre, da comienzo este próximo día 19 de junio. Una OPE que viene para dar estabilidad al sistema pero que, si no dosifican el esfuerzo, les pasará, especialmente en estos momentos una factura personal que, los que la hemos pagado, ya conocemos. Elocuente al respecto un artículo de Carlos Candel en "El Diario de la educación" (https://eldiariodelaeducacion.com/2019/07/17/oposiciones-de-un-interino-de-mierda/).

A todos y cada uno como decíamos, porque en todos ellos hemos visto durante este año interminable el gesto concentrado, terco y pensativo de los corredores de fondo. Por eso no se me ocurría mejor opción para encabezar estas líneas que tunear el título de esa colección de relatos de Alan Sillitoe (https://impedimenta.es/producto/la-soledad-del-corredor-de).

Desde esta colina que forma junio nos sorpende la precisión con que nos hemos complementado, el tetris que hemos conseguido completar, la inteligencia emocional que hemos demostrado.

Bai, lehenik eta behin, esker anitz guztioi denon eta norbanaren inplikaziorik gabe ezinezkoa zatekeen eta.

Animo azken txanpa honetan.

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