Iñaki Barrutia Arregi
Psicólogo clínico

Las residencias en tiempos de pandemia

La comercialización y la transformación en un negocio el cuidado de las personas mayores es un indicador de la depreciación de nuestra escala de valores

Las comunidades humanas más avanzadas en términos humanistas son aquellas con valores éticos que se caracterizan por cuidar de los segmentos más vulnerables de la población: la infancia, la vejez y los sectores económicamente más desfavorecidos. El cuidado de estas personas es un indicador muy importante del nivel de cohesión social de la comunidad.

En estos últimos tiempos y debido a la pandemia estos tres sectores de la población han sido desatendidos. Quizás porque no son productivos, no generan riqueza material y/o la riqueza que producen no es cuantificable en términos económicos. Pero de estos tres sectores el de las personas mayores ha sido el más castigado por el COVI19. Por ello se hace necesario reflexionar sobre las residencias de las personas mayores y para ello, me serviré de un anuncio que promociona las residencias privadas.

El anuncio al que me refiero ofrece los cuidados más exquisitos para las personas mayores. Con un nombre fácil de rima mediocre, la voz tierna de una persona profesional de los anuncios nos dice que su servicio cuidará de nuestros seres queridos. Asimismo, se ofertan unas instalaciones modernas y un personal especializado. El marketing más avanzado para el mercado más especulador. La reflexión que sugiere es de dos tipos, una conceptual y otra de tipo práctico.

En la reflexión conceptual sobre los cuidados debemos tener en cuenta que desde el punto de vista de la psicología evolutiva, la vulnerabilidad se hace más evidente en la infancia y en la senectud. Son las épocas de nuestras vidas en las que es menor nuestra autonomía y mayor la dependencia. Los poderes públicos deben ser los garantes de neutralizar esa vulnerabilidad; y para ello, el Gobierno vasco y las Diputaciones, financiadas por nuestros impuestos, deben ocuparse de garantizar el bienestar de la infancia y de las personas mayores. Si en alguna etapa de nuestro ciclo evolutivo se hace necesario, más que nunca, que todos seamos tratados con igualdad es el inicio y el final de nuestras vidas. Por el contrario, la comercialización y la transformación en un negocio el cuidado de las personas mayores es un indicador de la depreciación de nuestra escala de valores. Hacer negocio de la vulnerabilidad es lo más perverso de los cuidados. Por ejemplo, el dinero usado en los anuncios de las residencias privadas se podría emplear en mejorar las condiciones laborales de las y los cuidadores o aumentar la plantilla de trabajadores; pero ese no es el objetivo, el objetivo es obtener beneficios.

La consideración que hago de tipo práctico se centra en la privatización de las residencias. En la actualidad cada vez son más los fondos de inversión, denominados fondos buitre, los que compran residencias para hacer negocio. No nos engañemos, los fondos buitre no compran residencias para cuidar mejor a las personas mayores, las compran para hacer dinero a costa de una población vulnerable. Los poderes públicos están apostando por privatizar las residencias de mayores; y los fondos buitre son las que las compran. Healthcare Activos la principal empresa inversora en geriátricos tiene varios en Euskal Herria y Adriano Care es el quinto grupo privado en Bizkaia en el número de plazas. En muchos casos se trata de marañas societarias que mediante una maquinaria de ingeniería fiscal se esconden en paraísos fiscales.

Históricamente las antiguas familias extensas procuraban una red de cuidados a expensas de un tipo de esclavitud de género. Era la mujer la que se ocupaba fundamentalmente de los más vulnerables. Esas familias han evolucionado a las actuales familias nucleares, monoparentales, disgregadas, y de diversa condición. El cuidado de las personas mayores debe trascender el género y convertirse en una responsabilidad de todos los miembros de la familia y de la comunidad; y para ello deberemos educar a nuestra sociedad. Privatizar las residencias es desocuparse de las personas mayores y delegar en el mercado del dinero su atención y cuidado. Gobierno vasco y Diputaciones tiene la responsabilidad de evitar que eso ocurra, pero la tendencia actual es la de privatizar las residencias públicas y concertadas, dejando a expensas del mercado de la oferta y la demanda el cuidado de las personas mayores. Las residencias de las personas mayores se han convertido en una trampa mortal con el covid-19 por las privatizaciones, los recortes y la desidia del capital.

Para finalizar creo oportuno traer un pasaje de la antropóloga Margaret Mead. Cuando le preguntaron cuales fueron los primeros signos de civilización, la antropóloga respondió que el primer signo de civilización en una cultura antigua fue un fémur roto y cicatrizado; porque implicaba que alguien se quedó con el que se rompió el hueso para ayudarle a sobrevivir, y le cuidó hasta que se curó. La privatización de las residencias dejando en manos de los fondos buitre es lo opuesto a esa idea de civilización.

Bilatu