José Manuel Bujanda Arizmendi

Lo reconozco, he vivido (y a veces me he solido equivocar)

La «Fundación Oreki» tuvo a bien invitarme a un encuentro: "De las pìstolas al humanismo y vueltas al Humanismo". Fue el 23 de noviembre en Lasarte. Este es el resumen de mi intervención: Lehenik eta behin eskerrak eman zuei, eskerrak zuen gonbidapenagatik, eskerrak aukera hau emateagaitik. Es de buen nacido ser agradecido. Gracias por la invitación, gracias por esta oportunidad. Confieso que he dudado qué poner y qué no poner. He buscado el equilibrio entre las dudas. Y espero haber acertado. Espero. Soy José Manuel Bujanda Arizmendi. Nacido en Donostia un 21 de diciembre de 1953. Soy vasco. Voy a cumplir 71 años, y con todas mis contradicciones habidas y por haber soy abertzale, manifiesto que Euzkadi es mi patria y que la ikurriña es mi bandera y mi símbolo.

Así es, y así será mientras esté en este mundo mundial. Nací en una familia castigada y derrotada en la guerra civil, tías mías fueron niñas de la guerra, tíos y aita gudaris en el Batallón Saseta. Benito Bujanda teniente de ametralladoras muerto en combate cuerpo a cuerpo en Peña Lemona. Osaba Gerardo y aita Inosen presos en Santoña, Puerto Santa Maria y Batallones de Trabajadores. Osaba Gerardo y aita Inosen salieron años más tarde de la cárcel y les faltó tiempo para integrarse activamente en la llamada Resistencia Vasca salpicada de anécdotas y situaciones cuasi épicas. Podría dar muchos detalles. Una generación irrepetible. Izan zirelako gara. Agur eta ohore.

Nací sí en una familia cristiana, profundamente cristiana, humanista, religiosa, no clerical. Una familia euskaldun, abertzale y nacionalista. Clase media, aita Inosen profesor mercantil, ama Xixili komadrona. Buena gente. Me acuerdo mucho de los dos. De pequeño fui testigo de las visitas de osaba Gerardo a casa, eran los trabajos previos a las crónicas de Radio Euskadi emitidas desde la selva Venezolana. Participé como tierno infante en las labores de destrucción de papeles mientras paseaba a nuestro pequeño perro ratonero, cojo, blanco y negro llamado Kaiku mientras lo paseaba entre los dos primeros puentes de Donostia y echaba minúsculos trocitos de papel al río Urumea. («Dena ondo Joxemanuel»... «bai aita, dena ondo!»). Lo siguiente era escuchar solemnemente Radio Euskadi mientras cenábamos después de rezar el Aita Gurea. Yo, al aita lo veía resignado, derrotado, vencido. Pero... «Gu gera Euskadiko gaztedi berria, Euskadi bakarra da gure aberria»...

Aita tenía una gran biblioteca en casa, pasillo, sala, habitaciones, cajones y armarios. Lo veía escudriñar subido a la escalera algunas estanterías que estaban muy altas. Un buen día lo imité. Cayeron una multitud de plastiquitos pequeños rojos, verdes y blancos... «Ama, begiratu zer gauzak erori diren liburuetatik!». «Joxemanuel! Ixo! Gorde hori! Ez esan inori! Ezta aitari ere! Mesedez Joxemanuel!». ¡Eran ikurriñas!

Aita era un humanista convencido. Creía en tender puentes entre diferentes, creía en la «zubigintza», era partidario de los acuerdos con todos los demócratas, era inflexible con sectarios y fascistas. Aita Inosen era y fue la persona más religiosa que he conocido. Aita Inosen era y fue la persona más anticlerical que he conocido. Creyente, fededuna, cristiano practicante pero ferozmente anticlerical. Nunca perdonó la estructura eclesial de España alineada con el franquismo y la dictadura. Martín Lekuona fusilado por lo fascistas y golpistas en los muros del cementerio de Hernani eran su obsesión. Martín Lekuona era su amigo entrañable. El aita le invitó a irse a Bizkaia con él. «Bainan bainan Inosen Inosen apaiza naiz... zer egingo didate?». Fusilado por los fascistas. La sombra alargada del aita me persigue. Gu gera Euskadiko gaztedi berria.

Aita era lo repito, sí lo repito, creyente, anticlerical, y lo vuelvo a repetir, profundamente humanista, religioso, profundamente cristiano y abertzale, demócrata, y sobre todo y por encima de todo... buena persona, solidario, un hombre bueno con todos sus defectos y virtudes. La búsqueda de la justicia social era una de sus invariables conductas. Así militaba con sus otros dos hermanos en ELA-STV, eran de «Soli» Solidaridad de Trabajadores Vascos como se decía en aquellos ya tiempos lejanos. Con la distancia lo veo como demasiado «duro» de carácter... quizás la coraza y escudo necesario para sobrevivir la guerra y la posguerra. Pobre. Gaixua. Aita. Aita Inosen no bebía licores, pero, de vez en cuando, domingo, sacaba una botella de anís del mono y con una cucharilla hacía ruido con la botella, quemaba anís, y bebía un tragito junto con mi amatxo Xixili y miradas cómplices. Yo no entendía nada al principio, luego, más tarde sí: era Aberri Eguna. Aita Inosen hablaba con mi Ama Xixili de cosas extrañas como Euskadi, lehendakari, abertzale, jaurlaritza, alderdia, erresistentzia, José Antonio Agirre, Manuel de Irujo, askatasuna, kartzela, zigorra, etc. Gu gara Euskadiko gaztedi berria. Así crecí. Poco a poco se fue construyendo en mí un militante abertzale, incluso sin saberlo.

Yo, a los 17 años corrí por primera vez delante de los grises, corrían los años 1970. A esa edad grité con todas mis fuerzas y por primera vez, con todas las fuerzas sí, de mis pulmones delante de ellos «Gora Euskadi Askatuta» ! Estoy orgulloso de ello, ha pasado más de medio siglo largo. Estudiante de Físicas en la Facultad del OPUS, hoy Koldo Mitxelena, empecé a dar clases de euskera en los pasillos, disimulando. Entré a militar en IAM (Ikasle Abertzale Mugimendua). Embadurné más de una vez el Buen Pastor, el hoy Koldo Mitxelana, me cebé en Correos y la calle Prim (calle donde pasaban todos lo autobuses llenos de persona que venían de las sesiones nocturnas del cine de Astoria de Amara, donde hoy está la sede del PSE, más o menos). Corrí el Paseo de Francia más de una vez al sprint puro y duro. Nunca me cogieron en las carreras nocturnas, pequeño secreto, era entonces campeón de Gipuzkoa en 100 metros con una buena marca de 11,5. Comencé a participar en labores de ayuda y logística a ETA, pisos, traslados, mensajes, vigilancias, coches. Eran los tiempos de Carrero Blanco. El Consejo de Burgos estaba en mi retina, en mi corazón y en mi cabeza. El audio de Mario Onaindia rompiendo el juicio, sus gritos, consignas y el posterior Eusko Gudariak colectivo de los procesados me embargaba de emoción, de profunda emoción. Era antifranquista y antifascista. Radicalmente antifranquista y antifascista. Como mi aita. Abertzale, radicalmente abertzale. Como mi aita y como mis tíos Gerardo y Benito. Lo sigo siendo. Lo seré siempre. No cambiaré nunca. Moriré vasco y abertzale. Palabra.

Por situaciones y txirinbueltas de la vida era un buen jugador de rugby, era ala y a veces «arrier» (el número 15), formaba parte de la selección de rugby de Gipuzkoa. El seleccionador era un militar jubilado que nos facilitó con su firma y aval pasaportes a cada uno de nosotros. Ese pasaporte con aval y firma de es militar era de facto un auténtico salvoconducto para pasar a «frontera» del Bidasoa. Era para ETA el perfecto enlace entre Hegoalde e Iparralde. Mi pasaporte con la firma del militar retirado, no me acuerdo grado ni nombre, provocaba que se me pusieran firmes los guardia civiles de las garitas de la frontera del puente de Santiago. Si mi Seat 124 azul y su maletero pudiesen hablar. ! En fin! Que la justicia juzgue con benevolencia ese maletero!

Bien, hubo una «redada y una caída» muy grande en IAM, en la Facultad de Deusto en Donostia, si mal no me acuerdo. Hubo muchos detenidos y detenidas. Hablo de 1974. Mi nombre salió a colación, «José Manuel Bujanda, «Bixar». Ese nombre ha recorrido mi vida, mi suegra así me llama, mi mujer, mis hijas, hermanos y amigos, en serio, y en broma así me siguen llamando. Tenía dos posibilidades.

O me presentaba ante el juzgado de guardia y me ·entregaba o «aurrera bolie»... pues tiré hacia adelante. Me incorporé y oficialmente a ETA V Asamblea, como liberado ilegal, a su estructura a lo que luego desembocaría en ETA Político Mlitar, allá por noviembre-diciembre del 74.

Contacté con TXIKI, Jon Paredes Manot, obvio circunstancias, detalles, vicisitudes, acciones, ekintzas, situaciones comprometidas, tiroteos incluidos, escapadas y un muy largo etcétera que ni la misma policía española lo sabe, ni lo sabrá jamás. Comparto vicisitudes y situaciones límites con Txiki, que no viene a cuento. Nos queríamos mucho, sí es cierto. Intentamos reconstruir ETA en Navarra, sobre todo en la Barranka e Iruiñaldea. A finales de un mes de febrero de 1975 soy detenido en una auténtica emboscada-trampa de la BPS, Pamplona, Bar Leire 8 de la tarde. (Por cierto mi hija mayor, 41 años y madre a su vez de dos hijas se llama Leire, bien sabe ella la razón).

Mi paso por la comisaria de Pamplona, sita en el Gobierno Civil de Pamplona se convierte en un auténtico infierno. (Cincuenta años más tarde, medio siglo más tarde sigo teniendo horribles pesadillas... mi mujer me despierta inmediatamente y soy feliz al despertar). Soy torturado sin piedad alguna. Algunos son auténticos sicópata y sádicos. Creí morir. Y me daba igual. Eusko gudaria gara-naiz. Me acuerdo del aita y de mis tíos gudaris. Soy uno de ellos. Gora Euskadi askatuta. Repito, me da igual morir. No me doblo ni quiebro. Antes morir que cantar citas, casas o colaboradores. Me resigno a morir. Nunca me rendiré ni arrodillaré psicológicamente ante los verdugos y matones de la historia. Hoy, lo reconozco, me siento orgulloso de mi comportamiento en comisaría. Al terror psicológico se le suma agotamiento y sufrimiento físico. «Dios mío si existes, si existes, ayúdame, ayúdame por favor». Me hablan de un tiroteo en Gasteiz donde Txema muere, me lo creo. Me hundo en una especie agujero sin fondo, entro en shock. No sé lo que firmo y me da igual.

Me llevan ante el juez camino de la cárcel, en aquel momento fui el hombre más feliz del mundo. Seguiría vivo. Y podría dormir. Gero gerokoak. Al cabo de una semana me visitan el aita (derrumbado totalmente), mi herma (llorando), mi ama con mirada firme zutik, tente, me mira y me ve sentado en una silla pues no me sujeto de pie, me ve roto, pero ella no llora, noto que aprieta los dientes me habla (obligatoriamente en castellano), «Joxemanuel ánimo!».

Llega septiembre. Juicios sumarísimos, Txiki, Otaegi, los tres del Grapo. Dicen que los van a condenar a muerte. No me lo creo. Nos amotinamos en la cárcel, sacamos ikurriñas «artesanales», cantamos por las ventanas que dan a la calle el "Eusko Gudariak", el "Gu gera Euskadiko gaztedi berria". Celdas de castigo. Huelga de hambre. Y una mañana, mañana del 27 de septiembre, un grito desgarrador me despierta, grito que entra por los barrotes de la celda «hil dituzte», «los han fusilado»... estupor. El "Eusko gudariak" queda ahogado por las lágrimas y por una profunda tristeza que dura hasta hoy. Txiki fusilado tiro a tiro cantando el Eusko Gudariak que a duras penas pude enseñarle pues no sabía euskera, era hijo de Extremadura.

El corazón se me vuelve a partir en trozos con la desaparición de otro íntimo amigo, Eduardo Moreno Bergaretxe, «Pertur».

Pobre Txiki, pobre Pertur, Se quedaron en el camino. Yo tuve suerte. Como mi mujer Patricia me ha solido decir en muchas ocasiones: soy un calamidad con suerte. Me lo dice con todo su cariño claro, bueno eso creo al menos. Es broma.

Tengo mujer, dos hijas y cuatro nietos. Ellos no. Me empiezo a cuestionar la violencia como instrumento de la política. No sirve. No vale la pena. El secuestro y posterior asesinato de Angel Berazadi me indigna, escribo a la dirección, «¿Estamos locos o qué?». Me llevan a Carabanchel para el juicio en el TOP. Quiero romper el juicio a lo Mario Onaindía en el Consejo de Guerra de Burgos.

Mi abogado defensor Juan Maria Bandrés me lo prohíbe radicalmente (en el banquillo hay personas que pueden salir incluso libre. Me porto bien. Entro en la sala de juicio con un kaiku y txapela. El juez me ordena quitarla txapela, txapela que me la quita bruscamente un de los grises que me custodia. Me condenan a 34 años y tengo otro juicio pendiente con una petición de 17 años. Me da igual. Franco se está muriendo. El dictador y golpista asesino se muere.

En paralelo entro en un profundo estado de reflexión, cuestiono radicalmente la estrategia violenta. Adolfo Suárez, comienzo de la llamada (y hoy tan denostada) Transición política, las primeras luces de la democracia, se habla de una futura y posible Constitución, se habla de partidos políticos, de elecciones, incluso de una posible Ley de Amnistia, y por qué no de un Estatuto de Autonomía para Euskadi. Tiempos nuevos alumbran en el horizonte. Lo tengo claro y así me manifiesto ante mis compañeros presos y ante la Dirección de ETA PM...» esto tiene que acabar, esto ya no tiene sentido, hay que cerrar el negociado, hay que bajar la persiana». Terremoto. Ley de Amnistia. Piso la calle de nuevo. Entro a militar en Euskadiko Ezkerra (salida política de los exPMs) y aporto todo lo que está en mis manos para que la disolución de ETAPM se dé más pronto que tarde. Cuando EE empieza a flirtear con el PSE abandono EE, soy abertzale, al cabo de unos dos o tres años pido la entrada en EAJ-PNV... y ante mi asombro y sorpresa me aceptan (y lo hacen con los brazos abiertos).

Bien lo sabe el aquí presente y buen amigo Patxi. Corre el año 1996. Yo era inspector de Educación. A los muy pocos años me encuentro a las órdenes de Román Sudupe, diputado general y de Joxe Juan González de Txabarri. En Eusko Jaurlaritza soy el director de gabinete de la consejera Nuria López de Gereñu y, posteriormente, de Cristina Uriarte.

Como dice una de las canciones de Ken Zazpi, «Agian hasiera bertan ekibokatu ginen». Me arrepiento de haberme equivocado. Si hubiera sabido el grado de degeneración y podredumbre a la que llegaron las siglas de ETA jamás habría entrado en la organización. Aquello fue un trágico error desde el mismo comienzo, error ético y error político. Un desastre. Puro fascismo.

A partir de la transición política he sido claro y contundente, he sido todo lo beligerante que he podido ser ante ETA. La violencia lo estropea todo, lo mancha todo. Estimo que ETA jamás debería de haber existido, y de existir en la dictadura no debiera de haber sobrevivido jamás y nunca durante el Estatuto de Autonomía Vasco, al que por cierto combatió con saña atentando en un claro gesto de traición a la propia Ertzaintza, uno de los máximos símbolos del autogobierno de Euskadi.

Matar nunca estuvo bien, nunca es nunca.

Matar siempre ha estado mal. El dolor causado fue injusto. Mi máximo respeto a todas las víctimas, y cuando digo todas, digo todas. La vida de las personas es inviolable, la dignidad de las personas es intocable. Vida, dignidad, respeto he ahí tres hermosas palabras. Vida, dignidad y respeto son incompatibles con la violencia. Nunca más.

La violencia trae más violencia, bortxak bortxa dakar.

Por ello en la medida que he podido he intentado despojar de toda épica al uso de la violencia como instrumento de la política. Entiendo que hoy, en Euskadi, en España, en Europa, en el mundo entero lo auténticamente revolucionario es la defensa de los Derechos Humanos, siempre y para todos y todas.

Seguiré en política mientras esté en este mundo, se lo debo a Txiki y a Pertur. He dicho que tengo cuatro nietos, Noa, Natale, Eki y Kai. Frecuento por lo tanto los parques, las txirristras, los columpios y toboganes. Los veo jugar, correr, caerse, reírse y suelo tener riesgo de caer en cierta nostalgia, «confieso que he vivido» que diría el poeta, y me acuerdo de la grabación de un video de la mano de Paco Etxeberria, video monográfico de mis torturas en comisaría, video de 56 minutos duro y desagradable. A punto de terminar el video me preguntó a ver si quería añadir algo.

Le dije que sí. Le dije un deseo íntimo, casi una obsesión. Acabé la grabación manifestando más o menos que deseaba, y soñaba, que en un futuro más próximo que lejano que mis nietos y nietas fueran capaces junto con los nietos y nietas de mis torturadores de formar la misma cuadrilla, de ser amigos, de ser amigas, de hacer ballet, de jugar a fútbol, de ir a la playa, de ir al monte, al cine o de vacaciones. Sí que fueran capaces de ser amigos y amigas independientemente de los que hicieron o dejaran de hacer sus respectivos abuelos. Sí, es un canto a la esperanza, a la humanidad, a la amistad, al cariño, a la superación del pasado. Así acabé la grabación del video. Así termino mi intervención de hoy.

Soy abuelo, si, y deseo, insisto, que mis nietos y nietas puedan vivir en paz y plenitud la vida que elijan. No me corresponde como aitona plantearles ningún camino, que sean ellos y ellas los que lo busquen y encuentre. Quiero que sean buenos ciudadanos vascos, y que lo sean a su manera, que nunca se olviden de esa condición de vascos y de vascas, que sean y actúen como un eslabón más en esa larga cadena que nos ha traído a los vascos al día de hoy. Sólo les diría que espero de ellos y ellas que sea verdad aquello de «Katea ez da eten, ezta etengo ere». Que la cadena no se interrumpa. Y que continúe adecuándose siempre a la evolución de los tiempos.

Si, confieso que he vivido, confieso que me he equivocado, confieso que siempre he intentado ser honesto y consecuente conmigo mismo. Deseo una Euskadi Humanista y Libre. Libre y humanista. Los años que me queden en este mundo tienen esa brújula y esa inalterable dirección y compromiso personal. Y me acuerdo de aita Inosen y ama Xixili y me da una pena inmensa los sufrimientos que les he hecho pasar, pero esto ya no tiene remedio. Y ahora daría todo el oro del mundo si, estando donde estén, me puedan ver y oír desde ese punto tan misterioso que dicen es la eternidad, donde espacio y tiempo se hacen uno. Aita eta ama, ama eta aita, palabra de que he intentado ser una buena persona, un buen ciudadano vasco, eskerrik asko guztiagatik, egun handirarte!

Quiero reconocer, y os lo digo sin ninguna vergüenza, que escribiendo estas líneas he tenido momentos en los que la emoción ha tenido un control muy difícil y complicado. Hay momentos en mi vida que me son no fáciles de gestionar, espero que lo comprendáis. Estoy muy emocionado y muy agradecido. Agradecido y emocionado.

Gora askatasuna!

Gora demokrazia!

Gora GGEE!

Gora Gizalegea!

Gora Euskadi askatuta!

Eskerrik asko por vuestra atención!

Bihotzez eskerrik asko, milesker!

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