Los lugares de la memoria histórica del Pueblo Vasco
A la hora de describir los lugares de la memoria histórica del Pueblo Vasco tendremos que tener en cuenta en primer lugar que se trata de unos referentes espacio temporales por lo que habrá que distinguir los distintos territorios en los que se ha asentado el pueblo vasco y además tendremos que puntualizar los varios actores de la misma.
Pierre Nora denominó como lugares de la memoria a un encuentro entre memoria e historia sin convertir los conflictos en historia ni la historia en política. Por eso definió lugares de la memoria «cualquier entidad significativa, de naturaleza material o no material, que por la voluntad humana o la obra del tiempo se haya convertido en un elemento simbólico del patrimonio memorial de cualquier comunidad». Nuestro autor evitó tratar las minorías étnicas o religiosas y dejó la elaboración de estos lugares de la memoria histórica en manos de los estudiosos historiadores y especialistas, pero sin especificar ni el nombre ni la extensión de los mismos lugares esperando que aglutinaran emplazamiento físico entrelazado de símbolo, identidad e historia.
Con estos antecedentes a la hora de describir los lugares de la memoria histórica del Pueblo Vasco tendremos que tener en cuenta en primer lugar que se trata de unos referentes espacio temporales por lo que habrá que distinguir los distintos territorios en los que se ha asentado el pueblo vasco y además tendremos que puntualizar los varios actores de la misma. Estos escenarios de nuestra historia representan, en sí mismos, distintos paisajes de nuestro ser.
Los territorios en referencia son los siete que conforman Euskal Herria. Y en cuanto a los actores podremos señalar: 1) Las familias; 2) El conjunto de familias que se instalan en su emigración con diferentes nombres como navarros, vizcaínos, alaveses, etc.; 3) También señalaremos las razas que se instalaron en este territorio y que convivieron con los propios vascos, me estoy refiriendo específicamente pero no exclusivamente a los gascones; 4) Igualmente tendremos que señalar los actores de señalización de esos lugares de memoria y específicamente a los reyes o soberanos del reino de Pamplona, de Navarra y de la Corona de Navarra. 5) Por fin, señalaremos los referentes que el pueblo Vasco ha asumido como conformantes de su historia.
1) Las familias: han sido en momentos concretos de la historia del pueblo vasco elementos dinamizadores de la designación de asentamientos poblacionales. Me estoy refiriendo a esa expansión que se da al sur de los Pirineos en el momento de la descomposición del Bajo Imperio Romano. En estos momentos de salida y emigración desde los núcleos poblados de las «civitates» y otras formas de agrupación romana hacia el campo, nos encontramos con el padre de familia que acogiendo a los suyos junto con sus animales domésticos y aperos de labranza va a ocupar territorios lejanos de los núcleos romanizados y se asientan en aquel collado, campo o lugar de producción, dando nombre a los lugares en razón del «pater familias», o también en una dinámica asumida de añadir un sufijo que dé razón al topónimo, por la cual aparecen en el territorio aldeas características que llevan el nombre del padre de familia y marcando topónimos que terminan en -az, -ez, -iz, -oz, uz, -ano, ana, -ain, -eta, etc. La lista que se podría ahora desarrollar es bastante amplia y queda estudiada por especialistas de la historia y de la lengua. Por ejemplo José María Jimeno Jurío en su artículo “Topónimos navarros con sufijo -ain” afirma haber recogido 343 topónimos. Exceptuando ocho no identificados y un dato testimonial de Baja Navarra –«Bidarrai(n)»–, el resto se distribuye desigualmente por merindades: Estella 63, Olite 29, Pamplona 143, y Sangüesa 99.
2) Los antropónimos como navarros, vizcaínos, alaveses, etc. que marcan el recorrido de emigración y desplazamiento de núcleos de población a lo largo de toda la geografía peninsular hispana con el rastro dejado de que con el nombre señalan su antigua procedencia con la que conservan sus ancestrales relaciones y la inclusión de restos familiares y de modos de vida de los lugares de donde han emigrado. Por ejemplo: Vizcaínos es un municipio de la provincia de Burgos situado en las estribaciones de la sierra de la Demanda, a 1.019 metros de altitud y a 59 kilómetros de su capital, con 49 habitantes y 13,82 km². Pertenece a la Sierra de la Demanda, con centro en Salas de los Infantes. En 1794, Vizcaínos era lugar de señorío. Y en este reguero de topónimos vizcaínos podemos señalar un sendero de emigración hasta tierras de Portugal. Y otro tanto se han estudiado por especialistas y con detalle documental los desplazamientos de otros antropónimos señalados.
3) Las razas que se incluyeron en territorio habitado por los vascones marcaron su presencia y los lugares de memoria por la toponimia que dejaron como por ejemplo los gascones en el entorno de Donostia. Esta toponimia fue estudiada por Serapio Múgica que nos dejó el listado siguiente: Ayet o Ayete, Barbasoill o Barbasol, Beloca, Embeltrán, Engomez. Landerbaso, Mirall, Folia, Ulia, Merquelin, Miramon o Miramont, Mont-pas, Morláns, Narrica, Polloe, Primaol, San Melet, Ulía, Urgull, Orgull o Urgullus, etc. Y así podremos ver el rastro gascón en toda la costa cantábrica.
4) Los actores de estos lugares de la memoria histórica son aquellos pobladores que designaron un lugar espacial para sus respectivos asentamientos conformando ermitas y mercados, villas fundiarias primero y luego recibiendo sus fueros de poblamiento, monasterios que fundaron para asentar su poder y su cultura, castillos para la defensa del territorio, palacios para el desarrollo del ocio y la cultura, y finalmente los lugares de enterramiento de las propias familias reales. Los reyes con visión futura del ámbito territorial del reino situaron los mausoleos funerarios en las mismas fronteras del reino para que a la vez que fueran honrados en su sepultura los habitantes del reino cuidaran de la defensa de las fronteras del mismo. Véase por ejemplo los enterramientos reales del pueblo navarro en Oña, Roncesvalles, Nájera, Leire, San Juan de la Peña, Lescar. En efecto en el monasterio de Leire están enterrados Iñigo Arista, García Iñiguez, Fortún Garcés; en el castillo de Monjardín Sancho Garcés I; en Santa María la Real de Nájera Sancho Garcés II, García Sánchez II, García Sánchez III el de Nájera, Sancho Garcés IV el de Peñalén y Sancho VI el sabio; en San Salvador de Oña, Sancho Garcés III el mayor; en San Juan de la Peña: Sancho Ramírez V y I de Aragón, Pedro I; en San Pedro el Viejo de Huesca, Alfonso I el Batallador; en la Colegiata de Roncesvalles Sancho VII el Fuerte; en la catedral de Pamplona: Teobaldo I, Teobaldo II, Enrique I, Juana II y Felipe III, Carlos II, Carlos III; en la catedral de Lescar: Francisco Febus, Enrique II de Albret, su nieto; por fin Enrique III, está enterrado en Saint-Denis (París) como Enrique IV, rey de Francia y Navarra.
5) Por fin señalaremos algunos de los referentes que el pueblo vasco ha asumido como conformantes de su historia. Entre éstos describiremos tales como Iruña, Gernika, Orreaga, Lizarra, San Millán de la Cogolla, Euskal Herria, Fueros, etc.
De estos lugares de la memoria hablaremos en el Congreso que celebraremos en la Universidad de Oñati los días 22 al 26 de marzo. Os invitamos a participar.