Matín Villa, rostro actual del franquismo
Es una de las figuras destacadas del franquismo que sobreviven. Destaca por el acervo de muertos bajo su mandato de ministro de Gobernación y también porque es uno de los pioneros y gran beneficiario de las «puertas giratorias» que lleva décadas apoltronado en los consejos de administración más cotizados, entre otros, Endesa, Aguas de Barcelona, Comisión Control Cajas de Ahorros, FAES, Sareb, el banco malo de activos tóxicos, Sogecable, etc.
La impunidad es su blasón y los consejos de administración su finca. Por la crueldad represiva que desplegó, le apodaron como «la porra de la transición». Podríamos llamarle también el «okupa» de los consejos de administración.
Impunidad y corrupción, caras ambas de la misma moneda, vienen del franquismo y marcan el sistema político actual. Buen ejemplar de ambas cosas es Martín Villa que tras personificar la represión franquista más feroz, se sienta luego beatíficamente en los consejos de empresas como Endesa que previamente privatizó. Era una forma de cobrar sus servicios de sevicia. Todavía hoy persiste tal costumbre, merced a puertas giratorias u otras formas.
Con su carnet de falangista subió al carro del poder, partiendo del Sindicato de Estudiantes. Ejerció de gobernador civil y jefe del Movimiento en Barcelona, hasta entrar en el Gobierno como ministro de Relaciones Sindicales, que es cuando ocurrió la matanza de cinco obreros en Vitoria-Gasteiz (3 Marzo 1976) por pedir subida salarial. En julio de 1976 sucedió a Fraga como ministro de Gobernación hasta 1979. Se le contabilizan más de 40 muertos en todo el período. Especialmente sangrienta la 2ª Semana por la Amnistía (8 al 12 mayo 1977), en la que se cuentan nueve muertos y once heridos en Euskal Herria y 25 muertos en España.
Acusado por los sucesos de Vitoria, figura a la cabeza de 20 imputados con Utrera Molina y otros, con orden de extradición dictada por la Juez M. Servini dentro de la Querella argentina. Este 7 de febrero, seis nuevas familias incorporan a la Querella Argentina otras tantas denuncias por los familiares muertos. Refuerzan la imputación de Martín Villa, como responsable de diseñar y amparar tan sangrienta represión. El número de muertos y las circunstancias que les rodean, constituyen violaciones de lesa humanidad, imprescriptibles ante la Justicia Universal.
Hace unos meses, insistía con arrogancia: «No quiero parapetarme en la amnistía de 1977. Quiero declarar ante la juez argentina». ¿A qué espera? La impunidad que le es tan familiar le lleva a tales balandronadas. Cuenta con el apoyo del Gobierno del PP, obstinado en no abrir un resquicio en la impunidad de los veteranos hijos del franquismo. Es la defensa a ultranza de los suyos, del franquismo.
Aquí tenemos bien definido uno de los puntos que no puede olvidar el cambio político que todos deseamos y algunos pregonan: retirar la impunidad a cuantos posean un pasado criminal como Martín Villa y someterlos al dictado de la Justicia Universal. Es indignante verles rezongar sentados en las poltronas y embolsar fortunas cual beneméritos consejeros.