Maya en su trinchera de Sarasate
En realidad, lo que ocurre es que al señor Maya le cuesta asumir que dirige un gobierno atascado e indolente. Que mientras los grupos de la oposición vibramos y nos emocionamos visualizando un nuevo espacio para el futuro de esta ciudad, este alcalde está sumido en la apatía y en las malas artes.
En el año 2011, siendo alcaldesa Yolanda Barcina y Enrique Maya Director de Urbanismo, se realizó una intervención costosa y desafortunada que se acercó al medio millón de euros convirtiendo el Paseo de Sarasate en una barrera física para tránsitos peatonales que aislaba los barrios del Casco Antiguo y el Ensanche, provocando un conjunto inconcreto y desordenado en el que ni siquiera se dignifican debidamente los edificios y esculturas más emblemáticas del Paseo. Y lo que es todavía peor, generó un efecto nocivo y descontrolado sobre el arbolado de la zona norte, elevando la cota de sus raíces, complicando muchísimo la posibilidad de que el paseo se configure ahora como una plataforma única, es decir, que se pueda garantizar una accesibilidad universal.
Durante el Gobierno del Cambio se propuso intervenir en esa zona tras haber realizado la actuación de amabilización en el I Ensanche y se acudió a la convocatoria de un concurso de ideas para afinar todo lo posible con el nuevo diseño al tratarse de una de las zonas más importantes, queridas y céntricas de la ciudad. Y porque los retos planteados eran de una gran envergadura: permeabilizar los tránsitos entre el Casco Antiguo y el Ensanche; mejorar su atractivo comercial; mejorar sus condiciones desde el punto de vista de la movilidad sostenible; y aumentar su valor simbólico tanto por la fuerte presencia institucional, como por la figura de Sarasate que le da nombre. Conscientes del gran reto, en términos de ciudad, se apostó por recabar ideas de distintos profesionales del mundo de la arquitectura.
La continuación y resolución del concurso cayó, desgraciadamente, en manos del gobierno municipal del señor Maya y no ha dejado de ser una sucesión de problemas y despropósitos. Tal y como lo denunció en la última comisión de urbanismo uno de los tres equipos seleccionados, el concurso de ideas ha acabado siendo un fraude, un mero trámite para salvar el expediente e intentar quedar bien de cara a la galería. Ya en el desarrollo de la selección de proyectos se cometió un grave error al eliminar hasta 8 de ellos por proponer la entrada de la circulación por San Ignacio en vez de por García Castañón. Sin embargo, tras esa selección, se decidió que el recorrido se haría precisamente por San Ignacio. Casi nada.
Lo más lacerante del desbarajuste en este asunto tan importante para el presente y el futuro de nuestra ciudad, es que la iniciativa de transformar el paseo contaba con el respaldo de todos los grupos municipales sin matices y que se había aprobado, en ese sentido, una declaración presentada por nuestro grupo y respaldada de forma unánime para que se articulase un proceso de trabajo, puesta en común y consenso entre toda la Corporación. Y es que hablamos de un proyecto de ciudad con un alto coste económico (diez millones de inversión). Pero, y aquí está el pecado original que explica la actual situación de bloqueo, el señor Maya decidió de forma unilateral encerrase en su trinchera y recorrer un camino de partidismo y electoralismo, al margen de la participación social y política, rematado con la aprobación de la licitación de las obras sin ningún respaldo, con agosticidad y alevosía
A partir de ahí, vino el rechazo por parte de los grupos de la oposición y las denuncias por la falta de ambición y altura de miras de ese planteamiento. Pero, en vez de rectificar, se lanzan a reprendernos queriendo hacernos confrontar con los técnicos municipales a quienes habían encargado la redacción del proyecto sin que ese fuese el planteamiento inicial. Han querido engañar a la ciudadanía diciendo que cualquier propuesta distinta a la redactada por los técnicos municipales supondría la tala de los árboles. A este respecto, merece aclarar que las propuestas de los tres equipos seleccionados mantenían el arbolado existente, no así los planes del equipo de gobierno que, a través del pliego del concurso (que aprobaron en agosto de 2019), permitía su sustitución o nueva colocación (punto 2.2. del pliego).
En realidad, lo que ocurre es que al señor Maya le cuesta asumir que dirige un gobierno atascado e indolente. Que mientras los grupos de la oposición vibramos y nos emocionamos visualizando un nuevo espacio para el futuro de esta ciudad, este alcalde está sumido en la apatía y en las malas artes. Que, si no nos siguiésemos empeñando, seguiría una senda anodina y partidista con llegada en abril de 2023 para mayor gloria electoral de las derechas. Es en lo único que están pensando. La ciudad y sus gentes, en realidad, no les interesan gran cosa. Solo permanecer en el poder, aunque sea para confirmar por enésima vez que son unos pésimos gestores y que su mirada a Iruña es una mirada provinciana y sin lustre.
El proyecto de ejecución del equipo de Gobierno, que dice beber de una de las tres propuestas seleccionadas, empeora ese mismo proyecto en palabras de sus autores. Tal y como pudimos comprobar en las explicaciones de los tres equipos en la última comisión de urbanismo, existen alternativas al proyecto presentado por el señor Maya. Nuestro grupo está convencido de que el proyecto de transformación que se ejecute finalmente debe revertir la situación de trinchera existente y dotar al paseo de la condición de explanada urbana que sirva de bisagra entre el Caco Antiguo y el Ensanche, espacio renaturalizado y apéndice del Parque de la Taconera.
Desde el Gobierno del Cambio lanzamos el concurso de ideas sobre el Paseo de Sarasate y, por nuestra parte y más allá de quien esté ahora en el gobierno municipal, arrimaremos el hombro y aportaremos con humildad todo nuestro leal saber y entender para que el proyecto final sea de consenso y de la mayor calidad posible. Una intervención profunda como la que tenemos todo el mundo prevista ahora mismo en Sarasate no se volverá a ver hasta dentro de cincuenta o cien años. No podemos malgastar la ocasión porque el Alcalde y su grupo o tengan la responsabilidad política que el proyecto y el momento requieren. Creemos que el Paseo de Sarasate merece una mejor oportunidad que la que Maya le ha ofrecido.