Obstruir la unión de cajas Vasco-navarras. Raíz del chandrío de CAN
La Federación Vasco-navarra de Cajas de Ahorros existía desde principios del siglo XX. Sus principios eran el respeto de las recíprocas demarcaciones, la colaboración ante el Estado y ante la CECA y también la realización de estudios, prospecciones y en ocasiones, algunas actuaciones financieras compartidas y alguna vez la negociación laboral colectiva.
La Federación Vasco-navarra de cajas de ahorro era coherente con el ámbito económico, social y político de su ámbito y por ello estaba llamada a ser el lógico germen de la unión de dichas cajas. Eso era lo lógico y conveniente en sentido social, político y sobre todo económico.
Pues bien; UCD desde 1975 y UPN desde 1978 con la colaboración del PSN, planearon la operación de Impedir como fuese la unión de las cajas Vasco-navarras, aunque ello originase perjuicios económicos para Navarra y las navarras y navarros. El oscurantismo, la corrupción y el choriceo encontraron condiciones propicias de desarrollo en ese contexto.
¿Por qué transigió el Estado en la excepcionalidad de la CAN? ¿Lo hubiera hecho en otro territorio? Los poderes fácticos siempre han considerado a Navarra, como cuestión de estado y dique de contención al independentismo y la CAN ha constituido uno de los pilares del navarrismo excluyente.
Es cierto también que la mezquindad del PNV y otras fuerzas en Vascongadas, priorizando intereses partidistas, contribuyó a la debilitación de la Federación Vasco-navarra de cajas de ahorro.
2.- Mantras y monsergas.- La primera mantra falsaria ha sido la de que la CAN es una entidad de ‘carácter aforado’. Esta monserga hace referencia a los estatutos de 1976 de CAN. Tales estatutos fueron promulgados para no cumplir la primera democratización de las cajas, que fue la de Fuentes Quintana, vicepresidente de Suarez. En dichos estatutos se estableció que la modificación de los mismos se tendría que hacer entre el Gobierno de Madrid y el de Navarra.
La CAN en su origen, en 1903, no tenía ningún carácter ‘aforado’ en tal sentido. El verdadero objetivo de la excepción estatutaria de 1976 fue el de mantener la CAN en parámetros franquistas; es decir, en el obscurantismo, el clientelismo y la corrupción. Había también otra caja en Navarra, la Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, a la que no era de aplicación el fraudulento invento del ‘carácter aforado’. Por ello, el navarrismo impuso el limbo jurídico de dicha entidad hasta su absorción por CAN. Incluso se aprobó en 1987 una Ley Foral de Órganos Rectores de Cajas, se dictó un decreto foral y hasta se hicieron Estatutos de la Caja Municipal, pero se obstruyó su aplicación. Aún siguen vigentes y nunca se han cumplido.
La segunda mantra, mil veces repetida durante más de 30 años, es que ‘la CAN es una entidad privada’. Esta falsedad consta mil veces repetida en las grabaciones parlamentarias por los propios Urralburu, Alli, Sanz y compañía, que paradójicamente ostentaban la presidencia de CAN, por ser presidentes del gobierno. El objetivo de esta burda patraña era el obstruir el control político y parlamentario. Las inevitables consecuencias fueron el oscurantismo, el clientelismo y la utilización de CAN como un pilar del navarrismo excluyente. Esa actitud explica la falta de cumplimiento de la obligación de inspección y de control.
Las dietas fraudulentas, los préstamos clientelistas, las desastrosas inversiones supeditadas a las estructuras caciquiles de sus mentores solo se explican desde el total oscurantismo.
3.- El epílogo.- Las alocadas huidas hacia adelante y los escándalos del final de CAN no se limitan al nauseabundo latrocinio de las dietas o a los préstamos o inversiones clientelares. Tampoco se limita a la pérdida de 1.000 millones de euros en los últimos dos ejercicios. Eso son las anécdotas.
La CAN prefirió unirse con las arruinadas Caja de Burgos, Caja Canarias, y Cajasol de Sevilla antes que estudiar siquiera la posibilidad de desarrollo de la centenaria Federación Vasco-Navarra. De ese despropósito son responsables directos no solo los directivos de CAN, sino también y directamente UPN y PSN, junto con otros oportunistas y aprobetxategis.
Cuando la CAN estaba precipitada ya a su descalabró, dilapidó activos mercantiles, vendió e hizo vender al gobierno participaciones estratégicas como las de EHN, derechos de peaje en la sombra, hizo oscuros negocios como el de Azkoyen y otros y hasta vendió sus propias sedes. Además se embarcó en descabelladas operaciones de expansión, en ruinosas políticas de personal y hasta en la ridícula búsqueda de conocidos especuladores como Mr. Flowers. Cualquier cosa antes de estudiar la posibilidad de seguir la pauta marcada por la Federación Vasco-Navarra de Cajas de ahorro y por el contexto económico propio de Navarra.
¿Cómo valorar entre tanto la unión de las otras tres cajas vascas en Kutxabank, específicamente con respecto a CAN? Muy críticamente y con profundo disgusto. La Vital de Araba realizó aventuras descabelladas de la mano del PP con el mismo esquema mental de los navarristas excluyentes de impedir una caja vasca, pero cedieron en el último momento. La Kutxa de Gipuzkoa vendió su participación decisoria en el Banco Guipuzcoano, vendió el Banco Madrid y otros importantes activos para edulcorar sus balances y ahora existe el riesgo de que privatice el Oncológico, además de estar incursa en maniobras más que sospechosas en la elección de representantes. La BBK por su parte adquirió la caja de los curas de Córdoba, ejemplo de despropósitos, se dice que para aumentar su tamaño, se dice que porque le obligaron… Ningún gesto por desgracia con visión de Euskal Herria como pueblo por parte de los mediocres Mario Fernández, Iturbe y compañía.
Aralar-Nafarroa Bai tiene no solo las manos limpias en toda esta macabra historia de la CAN, sino que ha dejado en las actas del parlamento decenas y decenas de denuncias y repetidas iniciativas de reivindicar la Federación Vasco-navarra de cajas de ahorro, que es lo que le convenía a Navarra y a toda Euskal Herria.