Otra economía para una vida mejor
‘Otra economía para una vida mejor’ es el lema que, junto a ‘Ekonomia pertsonen zerbitzura’, anuncia la celebración de la Feria de Economía Solidaria que organizamos en el Mercado y Plaza del Ensanche de Bilbao, los próximos 16 y 17 de noviembre.
Y es que la vida que tenemos no nos gusta, entre otras cosas porque la economía no está al servicio de las personas, ni coloca en el centro de su actividad los procesos relacionados con la sostenibilidad de la vida.
La actual coyuntura está demostrando que el funcionamiento del llamado libre mercado no responde a las necesidades de las personas y pueblos, y ha puesto en evidencia que el sistema capitalista está fuera de todo control político y ciudadano. Un sistema que ha priorizado la economía especulativa sobre la real, así como la maximización de beneficios sobre la sostenibilidad medioambiental, el cuidado de las personas y el buen vivir de los pueblos.
Ante esta situación, más allá de la indignación que se despierta en buena parte de la ciudadanía, nos encontramos con cierto sentimiento de impotencia. El desempleo, la precarización de las condiciones de vida, la incertidumbre, el miedo a cruzar el umbral de la exclusión y la incapacidad de respuesta de las instituciones políticas tradicionales, paralizan la reacción y la movilización social.
Sin embargo, es posible convertir la impotencia individual en un sueño colectivo, al igual que la acción personal cotidiana en un proyecto político compartido. Son estos procesos movilizadores los que impulsan las propuestas de la economía solidaria que, junto con las economías feminista y ecológica, tratan de elaborar y difundir un discurso crítico, reivindicar y promover nuevas políticas públicas y, también, impulsar iniciativas de reapropiación del espacio público para la construcción y autogestión de herramientas económicas en manos de la propia ciudadanía.
Así, la economía solidaria parte de una consideración alternativa al sistema de prioridades en el que se fundamenta la economía capitalista. Se trata de una visión y una práctica que reivindica la economía como medio –y no como fin– al servicio del desarrollo personal y comunitario. Una perspectiva y una práctica, fundamentalmente transformadoras, que conceden a las personas, sus necesidades, capacidades y trabajo, un valor por encima del capital y de su acumulación, a la vez que reivindican un modelo socioeconómico más redistributivo y equitativo.
Esta visión conlleva el desarrollo de una serie de valores y un repertorio de prácticas relacionadas con el empoderamiento de las personas y organizaciones ciudadanas, el impulso de relaciones basadas en la cooperación y la no competitividad, el desarrollo de modelos democráticos en la toma de decisiones, la conservación ecológica, la igualdad de oportunidades, la valoración de los procesos relacionados con la reproducción de la vida y con los cuidados, el refuerzo de las capacidades de personas y colectivos especialmente excluidos, etc.
Particularmente, la economía solidaria propone convertir nuestra relación cotidiana con la economía en una herramienta de transformación social. Y actuar significativamente sobre la economía requiere tanto de gestos individuales como de procesos colectivos de agregación ciudadana. Procesos de creación de redes abiertas, plurales y pegadas al territorio; de personas y organizaciones sociales que establecen relaciones densas en el marco de un proyecto político de transformación social.
Es desde esa perspectiva, desde donde la Red de Economía Alternativa y Solidaria construye el ‘mercado social’, entendido éste como una red de producción, distribución, financiación y consumo de bienes y servicios, que funciona con criterios éticos, equitativos, democráticos, ecológicos y solidarios, constituida tanto por empresas y entidades de la economía solidaria como por consumidores individuales y colectivos, donde sea posible cubrir una parte significativa de las necesidades de sus participantes y desconectarse de la economía capitalista tanto como sea posible.
Una propuesta, por tanto, de impulso de iniciativas concretas, que son ya una realidad en crecimiento y que se darán cita en esta Feria. Se trata de empresas cooperativas, sociales y de inserción (todas no lucrativas) que cubren un amplio abanico de productos y servicios: agricultura local y ecológica, hostelería, productos recuperados (muebles, ropa, complementos, etc.), cultura libre, comunicación, limpieza, serigrafía, construcción, servicios a personas, seguros, etc.; así como iniciativas relacionadas con sectores clave para la construcción de alternativas económicas: soberanía alimentaria, finanzas éticas, reciclaje y recuperación, inclusión social, energías renovables, comercio justo, moneda social, información alternativa, etc.
Una Feria para difundir entre la ciudadanía propuestas para un consumo crítico, consciente y transformador, para promover la inter-cooperación entre iniciativas económicas alternativas y entre éstas y las personas, para sumar voluntades en el impulso de una economía más justa, sostenible y solidaria.