Itxaso Apraiz y Juanjo Llordén
Integrantes de Antikapitalistak Euskal Herria y CAT (Colectivos Autónomos de Trabajadores)

Reconversión industrial ya, por un futuro justo

Se trata de dar una salida, por una parte, al chantaje permanente al que se somete a las trabajadoras cuando se les impone el falso dilema entre empleo o derechos humanos (pues parte del negocio actual de Navantia se basa en la construcción de buques militares).

Son tiempos difíciles para la economía vasca, pese al discurso político oficial que nos hace creer que ya salimos de la crisis del 2008. Lo cierto es que los indicadores hablan por sí mismos y la situación de precariedad laboral y existencial de la clase trabajadora solo ha aumentado en estos últimos años. Es preocupante la situación de la industria vasca en tanto que en esta última década ha sufrido un gran receso, siendo el número de personas empleadas de 42.200 menos ("Análisis de Coyuntura Nº137", Febrero 2019, Manu Robles-Arangiz Institutua).

En este sentido, uno de los ejemplos más mediáticos de este último año ha sido la de los astilleros de La Naval de Sestao. Tras su privatización en 2006, la mala gestión en manos privadas ha llevado recientemente a su cierre. Un cierre que afecta a alrededor de 4.000 personas entre trabajadores del astillero y de las empresas que trabajan directamente en torno a ella, dejando así una comarca económicamente y socialmente desolada.

Las administraciones públicas vascas –lideradas por el PNV– y las del Estado –lideradas por PP y PSOE– no se han implicado en garantizar una solución que dé salida a una infraestructura y un know how bien establecidos en la comarca. Con un esfuerzo mínimo por su parte, se podría haber realizado un estudio serio de reconversión industrial de los astilleros a actividades que garantizarían un empleo digno y estable para la comarca, al mismo tiempo que contribuirían a la sostenibilidad real del medio ambiente y, al fin y al cabo, de la vida.

Esta misma semana, se ha publicado un estudio realizado por la Universidad de Cádiz y Autonomía Sur que, junto a 123 propuestas elaboradas por la ciudadanía y colectivos sindicales y ecologistas locales, propone una reindustrialización y diversificación de los astilleros de Navantia y de la Bahía de Cádiz ("Horizonte Bahía. Transición a un empleo ecosocial"). Se trata de dar una salida, por una parte, al chantaje permanente al que se somete a las trabajadoras cuando se les impone el falso dilema entre empleo o derechos humanos (pues parte del negocio actual de Navantia se basa en la construcción de buques militares); un chantaje del que son máximos responsables el PP y el PSOE que se sirven del conflicto para sacar rédito político. Por otra parte, se propone dar una salida productiva a los astilleros aprovechándose de su infraestructura y del know how así como de los recursos naturales marítimos de la bahía, y de proyectar un futuro al que debemos transitar y en el que se necesitará producir energía de fuentes renovables y de proximidad, reciclar de una manera limpia todos los materiales, incluidos los buques, y en el que el aprovechamiento de los recursos naturales locales tomará mayor relevancia.

Mientras tanto, nuestros dirigentes se intentarán lavar la cara o, lo que es lo mismo, hacer un poco de greenwashing, haciéndose la foto en conferencias internacionales como la recientemente celebrada en Donostia «Change the Change». Conferencia, por cierto, que tenía como principal patrocinador a Iberdrola y como impulsoras a Red Eléctrica de España, BBVA y FCC. Mientras que los científicos y expertas internacionales del panel intergubernamental del IPCC ponen la voz de alarma sobre el cambio climático y nos alertan de las medidas a tomar, nuestras administraciones siguen empecinadas en patrocinar e impulsar megaproyectos como el Tren de Alta Velocidad, las incineradoras, la ampliación de numerosas infraestructuras, las autopistas eléctricas, etc.

Nos encontramos ante una gran crisis ecosocial que requiere/exige transformar el modelo socioeconómico actual para que dejemos de explotar el trabajo y la naturaleza, y planteemos alternativas justas para las clases populares y el medio natural que nos sustenta. Esta transformación vendrá de la mano de personas valientes con capacidad de reconocer el momento actual y movilizar los recursos necesarios para que el cambio se pueda dar. Desafortunadamente, con el cierre de La Naval, las administraciones públicas vascas y españolas, una vez más, han demostrado su falta de miras y han perdido la gran oportunidad de dar un paso hacia adelante en proyectar un futuro al que debe transitar nuestra sociedad ante esta gran crisis ecosocial.

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