«Seis kilos, tío»
No hay nada más caracterizador que el lenguaje; nada nos define mejor que lo que decimos y, especialmente, con qué términos lo hacemos.
Cuesta encontrar para llevarlos al aula de Bachillerato textos que susciten la curiosidad, el interés del alumnado por –que es de lo que se trata- «comentarlos». A los profes nos da miedo salirnos de lo establecido y nos aferramos a los artículos de opinión que, a fin de cuentas, acaparan todas las nominaciones a la prueba de Selectividad. Y eso que la actualidad nos va dejando joyitas como la conversación entre Piqué y Rubiales, entre Geri y Rubi que, en sí misma, constituye una unidad didáctica completa.
«–A ver, Rubi, si es un tema de dinero, si ellos [el Real Madrid] por 8 irían, hostia tío, se paga 8 al Madrid y 8 al Barça… a los otros se les paga 2 y 1… son 19, y os quedáis la Federación 6 kilos, tío. Antes de no quedaros nada, os quedáis 6 kilos. Y apretamos a Arabia Saudí y a lo mejor le sacamos… le decimos que si no el Madrid no va… y le sacamos un palo más o dos palos más…» –escuchábamos decir a Gerard Piqué hace una semanas.
Lo podemos analizar, diseccionar, dando idénticos pasos a los que damos al abordar una columna de Rosa Montero o de Pérez Reverte pero con bastante más ironía y retranca; en consecuencia con mayor motivación. Comprobémoslo:
Se trataría de un texto oral aunque posteriormente ha sido reproducido y transcrito en numerosos medios de comunicación y redes sociales. No está, en consecuencia, elaborado; se aprecia especialmente en el léxico y especialmente en la sintaxis: oraciones inacabadas, simples o coordinadas. Resultan muy elocuentes los números, los dígitos, que son, sin ninguna duda, los pilares del mensaje. En el fondo el emisor está haciendo una suma; una simple suma: «a los otros se les paga 2 y 1… son 19».
Nos encontramos ante un fragmento de una conversación telefónica, más exactamente de un audio. Atendiendo a su intención comunicativa está constituido por un único párrafo de carácter expositivo-argumentativo, en tanto en cuanto el emisor intenta persuadir al receptor de actuar en un sentido determinado sirviéndose de diferentes argumentos. Desconocemos –aunque la suponemos– en principio la respuesta del receptor al que el emisor se dirige en este caso con vocativos de cierta confianza, casi camaradería, compadreo: «tío, hostia tío».
El emisor utiliza pues un nivel de registro muy coloquial, familiar, con términos casi jergales como «kilo», «palo» que se repiten insistentemente. Podríamos aventurar que son utilizados no en su sentido literal sino más bien en el figurado. A nadie se le escapa que se está hablando de euros, de «millones» de euros. Hay un tono de trapicheo, de patio de penitenciaría, un tanto chocante pues aparecen organismos oficiales como la «Federación» y clubes de fútbol a los que se les debería suponer un mínimo de seriedad, de transparencia financiera. Resulta paradójica la superficialidad, la frivolidad del discurso teniendo en cuenta el volumen de dinero que se disponen a repartir los interlocutores con una arbitrariedad desconcertante; teniendo en cuenta que el emisor es juez –organizador– y parte –jugador de uno de los equipos que van a salir mejor parados–.
El uso de la primera persona del plural –«sacamos, le decimos»– tiene un fuerte valor argumentativo ya que el emisor incluye al receptor en su inapelable razonamiento. La segunda persona resulta también muy persuasiva: «os quedáis 6 kilos».
Llama poderosamente la atención que dos ciudadanos puedan presionar –«apretamos»– a Arabia Saudí y acordar con tanta complicidad cómo repartir los beneficios. El uso de lo que parece un nombre de pila subraya aún más esa sintonía: «a ver, Rubi».
Y hasta aquí los pilares del comentario lingüístico. Se podrían añadir muchísimos más detalles pero a fin de cuentas la conclusión a la que llegaremos con los alumnos será la misma: no hay nada más caracterizador que el lenguaje; nada nos define mejor que lo que decimos y, especialmente, con qué términos lo hacemos.
Es el momento quizá de que surja, de provocar el debate en la clase deslizando algunas ideas para provocar una lectura crítica:
- De un tiempo a esta parte la ética se ha convertido en un territorio sin fronteras definidas; tampoco las tiene la privacidad, simbolizada en nuestros teléfonos móviles…
- Posiblemente esta operación de la supercopa pueda considerarse legal pero la forma en que se negocia resulta sangrante, obscena…
Siempre se me ha escapado el significado del término «obsceno». El diccionario tampoco se moja mucho y nos da una única acepción: Impúdico, torpe, ofensivo al pudor. Lo es una película X; manejar con la frivolidad de Gery y Rubi esas cantidades –«esa pasta gansa», deberíamos decir para estar a la altura– también. Quizá, por lo que nos cuesta a la mayoría llegar a final de mes, bastante más que la peli.
En fin