Ahmed Ettanji
Periodista saharaui

¿Terrorismo extremista o servicios secretos?

Los ataques terroristas de Barcelona nos traen el recuerdo de los atentados en la estación de tren de Madrid (Atocha) en la primavera de 2004. Entonces, se plantea la pregunta fundamental: ¿Cuál es el punto de cooperación entre España y Marruecos en los ámbitos de seguridad e inteligencia, a la luz de la aparición de los autores de los ataques que, en su mayoría, son de nacionalidad u origen marroquí?

En Marruecos, más de cuarenta años después de la independencia, la izquierda constituye un verdadero reto para el sistema y para el trabajo realizado por Hassan II quien, con el fin de erradicarla, hizo grandes esfuerzos utilizando todos los métodos a su alcance, hasta el punto de establecer alianzas con dirigentes takfiris «extremistas».

Cuando Mohammed VI tomó las riendas del poder, se encontró en confrontación directa con grupos del Islam político, como el movimiento islamista Justicia y Caridad, que ofrece un programa para el pueblo marroquí alternativo a la monarquía, según anunció su fundador, hablando de la desaparición de la misma.

En un nuevo capítulo de la confrontación, el 16 de mayo de 2013 se produjo el atentado en Casablanca, el cual fue considerado como el más sangriento en la historia del país. Sobre él se han generado muchas dudas, sospechándose que detrás estuvo el régimen, para dar el máximo poder al rey y su entorno.

Esos hechos coincidieron con los progresos de la propuesta del ex enviado especial de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental, James Baker, con el fin de resolver el conflicto entre Marruecos y el Polisario. La misma fracasó debido a la presión franco-española, esgrimiendo la excusa de que cualquier solución que no favoreciera a Marruecos pondría en peligro la seguridad y la estabilidad de la ribera norte del Mediterráneo.

Con los últimos avances, Rabat ejerce una triple presión sobre sus socios europeos: ya sea congelando los convenios de cooperación en seguridad e inteligencia o abriendo los cruces fronterizos con España a oleadas de inmigrantes procedentes de África subsahariana o, también, a través de las redes de tráfico de cannabis marroquí, que es la fuente financiera de los grupos terroristas.

Los expertos en seguridad y terrorismo, comenzaron a sospechar de Marruecos y su inteligencia después de la atentados de Madrid de 2004. Sin embargo, todos los esfuerzos por llevar más seguridad a Europa se frustraron por la penetración de Rabat en las instancias decisorias de Francia y España, sumado esto al beneficio que obtienen los grupos de lobby por parte de los servicios secretos marroquíes.

Hace unos meses, la revista Foreign Policy publicó una investigación titulada "Marruecos, bastión del terrorismo global", que reveló las condiciones que allanaron el camino para la participación de un gran número de marroquíes en las filas de los grupos terroristas. La publicación sostiene que el desprecio del Estado marroquí a la población del Rif, dio lugar a que grupos salafistas aprovecharan el vacío estatal para movilizar discursos extremistas entre los jóvenes, habilitando mecanismos para la implementarlos más tarde en París y Molenbeek. Cabe recordar que la región del Rif lleva más de cien años exigiendo sus derechos fundamentales. Pero esas demandas se han tratado con indiferencia y marginación, ya que el régimen marroquí todavía cuenta con el apoyo absoluto de sus aliados europeos y los países del Golfo.

Sorprendentemente, el rey de Marruecos, dos días después de los hechos terroristas en Barcelona, indultó a un grupo de terroristas (uno de ellos considerado muy peligroso, según la prensa marroquí) y, al mismo tiempo, oprime y encarcela a activistas pacíficos en Rif y Marruecos.

La inteligencia marroquí tiene un historial que confirma su participación en la cooperación con las redes de tráfico de drogas, el crimen organizado y el terrorismo en la región del Sahel y Europa, como lo han mostrado los cables que reveló Chris Coleman. El año pasado, coincidiendo con el conflicto de Marruecos con las Naciones Unidas y su misión en el Sahara –la Minurso–, y en línea con la posición oficial de Marruecos, el portavoz de la organización terrorista AlMourabiton amenazó con atacar a la misión de la ONU.

Hace poco tiempo, en Estados Unidos se presentó un proyecto de ley denominada «Jasta», en el que se acusa a responsables saudíes por sus relaciones con sus ciudadanos que han participado en los ataques terroristas de septiembre de 2001. El presidente de EEUU afirmó que la lucha contra el terrorismo se basa en eliminar las bases de la organización que se hallan en Arabia Saudita y los países del Golfo. ¿Los investigadores de los atentados de Barcelona detectarán la relación de los servicios secretos marroquíes con los ejecutores de las operaciones y arrancarán así de raíz el terrorismo marroquí o la complicidad y los intereses de los políticos europeos con Rabat serán un obstáculo para ello?

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