Vaciabolsillos
Lunes. Paso junto a una cabina telefónica. Destartalada, por supuesto; más aún, vandalizada. No recuerdo la última vez que hablé o vi a alguien hablando desde una de ellas; metido allí, como en un escaparate, a unos palmos sobre el suelo. Bien pensado son pura arqueología, restos fósiles; dinosaurios junto a los que cruzamos pegados al móvil. Quizá sigan ahí por alguna razón que desconozco, que desconozcamos. En una nueva entrega de First Dates un informático de Murcia le dice a su cita que ha tenido que formatear su vida varias veces. Eso sí que es llevarse el trabajo a casa; lo demás son tonterías.
Martes. En 4. A, a punto de terminar el análisis de una subordinada sustantiva suena el timbre del recreo. Nos quedamos dos minutos más hasta dar con el Complemento Predicativo que siempre se escaquea o se mimetiza, como una cabina, el muy puñetero. Algunos alumnos ya dan cuenta del bocadillo y de alguna mandarina.
Curioso nombre; «recreo» quiero decir. Más que nada porque nos pone como educadores contra las cuerdas. ¿Qué se supone que hacemos, qué coartamos, qué sofocamos durante las horas lectivas para que tengamos que «recrearlo», recuperarlo?
Miércoles. @MartaEme asegura en twitter que «conoces a las personas cuando les dices que no» y propone que «si no puedes ser no pierdas tiempo estando». Asegura en su perfil que es coach. Se veía venir. Le doy un «me gusta» al segundo tuit; a ese juego entre ser y estar. No, el del «no» tampoco está mal. Además lo tengo contrastado. Pero a un servidor lo que le pierde de verdad es la Lengua. El horóscopo advierte de una semana de imprevistos a los Escorpio; al parecer alguien nuevo entrará en la vida de los Capricornio.
Jueves. Nada importante. Bueno, sí: en una punta de esta ciudad un tipo soñará esta noche, con todo lujo de detalles, que le roban a punta de navaja.
Viernes. Al amanecer echará de menos su billetera. También algunas monedas que había dejado en el vaciabolsillos.
Sábado. –Pobre Tina Turner… –oigo decirle a un hombre de mi edad mientras hojea una revista a una mujer que está sentada junto a él en un banco. Hay una distancia muy significativa entre los dos cuerpos: podrían ser dos perfectos desconocidos entablando una conversación cuyos primeros compases se me antojan arriesgados. Mejor el tiempo –«pues ya tenemos aquí el verano…». No, con el tiempo no te la juegas tanto.
Reflexiono. No mucho, la verdad.
Domingo. Veo varios niños vestidos de Primera Comunión. Me pregunto cuántos de ellos llegarán a hacer la segunda; qué porcentaje la tercera. Solo hay uno vestido de marinero.
Noche electoral. Me recojo. Antonio Gala…
Lunes. Paso junto a otra cabina telefónica. Esta, quizá por su ubicación, conserva íntegra su estructura y hasta una de sus puertas abatibles. Su interior, sin embargo, está paradójicamente vacío, expoliado. Pide algo o, quizás, alguien. Un poco de sentido. «Está» pero no «es». A punto estuve de entrar; en serio.
Ya de noche busco «vaciabolsillos» en el diccionario pero no aparece. No, ni con tilde ni sin tilde. El caso es que ser, «es» pero no «está». El 23 de julio… En fin.