Gontzal Fontaneda

Agresiones machistas y educación

El feminismo va consiguiendo inculcar en la sociedad que hombres y mujeres deben considerarse iguales. Y en concreto, ha avanzado mucho en la movilización social contra esta lacra que niega visceralmente la igualdad: la violencia machista.

Para combatirla se plantea acertadamente la educación como arma principal, una educación que normalmente se espera de la escuela. Pues bien, en las escuelas ha habido un gran avance: son generalmente mixtas y en ellas se educa a la infancia y a la adolescencia en la igualdad. Sin embargo, las estadísticas desfiguran ese avance al revelar un porcentaje abrumador de hombres violentos muy jóvenes.

¿Falla acaso la educación en la escuela? No. El problema no está en la escuela, es que respecto a la educación no se da la prioridad a una profesora mucho más eficaz que la escuela, que educa en la infancia, en la adolescencia, toda la vida, todos los días, a todas horas y dentro del propio hogar: la televisión.

- Anteayer los niños y adolescentes vieron ciclismo en el televisor. Unos heroicos hombres ciclistas se esforzaban por ganar, y de repente aparecían unas mujeres jóvenes y atractivas que, de ciclismo nada, todo lo que hacían era dar un beso en la mejilla a los hombres ganadores.

- Ayer vieron un anuncio de coches. El hombre comprador veía sentada en el capó una mujer joven y atractiva que no se vendía con el coche ¡faltaría más!; la mujer era solo un florero.

- Hoy han visto una película. El chico y la chica huyen por un bosque perseguidos por los malos, a la chica se le rompe un tacón y no puede correr, después tropieza con una raíz y cae al suelo; menos mal que el heroico hombre la coge en brazos, corre con ella y consigue que los dos se salven.

- Mañana verán los dibujos animados de un cuento infantil. Una chica vive anodinamente en su casa donde solo es una más, pero un día aparece un príncipe, se enamoran y el príncipe la convierte en princesa, y desde entonces viven muy felices... gracias al príncipe.

- Pasado mañana, para colmo, verán videos de héroes del reguetón, donde se infectarán de «malumeducación», del machismo salvaje.

Las imágenes audiovisuales se graban más profundamente en el cerebro que aquello que se oye o se lee, y además los niños no diferencian la ficción de la vida real. Por eso, asimilan como reales los mensajes audiovisuales, de modo que, por mucho que después el profesorado se desgañite inculcando la igualdad, que todas las personas valen lo mismo, los niños ya vienen educados en el machismo por su gran profesora la televisión: que los hombres son los amos y las mujeres son solo sus servidoras. Las neuronas de los niños no podrán digerir bien esa lección de la escuela, porque ya tienen pregrabado lo que han visto en la pantalla.

Por eso, además de continuar los esfuerzos en la escuela, hay que exigir que en las «cadenas» de televisión se constituyan comisiones feministas que supervisen en clave de igualdad todo aquello que vaya a salir en pantalla. En la escuela sí, pero la educación triunfará sobre todo en la televisión.

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