Enric Vivanco Fontquerni | Barcelona

Humanos que deben ser expulsados de la sociedad

Jamás en la historia de la humanidad, con fecha dos mil millones de años, cuando el bipedismo se impuso, los millonarios actuales, tuvieron una capacidad tan destructora que es delictiva, no porque roben, que también, sino por la inmensa huella ecológica que producen por su vida indecente, y sus dispendios criminales. El sociólogo Grégory Salle, en su libro “Superyates”, menciona que un gran número de estos individuos sin escrúpulos se volatizaron por el planeta, con sus barcos piratas, por los mares, durante el inicio de la pandemia. Estas latas, gastan 2.000 litros por hora de combustible, y un tanque lleno cuesta millón y medio de dólares, con duchas que consumen 45 litros de agua por minuto. Estos barcos también son evasores fiscales en movimiento.

El Borbón huido, recogido por los piratas financieros, puede pasearse en un yate de 180 metros de eslora, con sus helicópteros correspondientes, y están preparando otro de 220 metros. Todos estos barcos bucaneros, no pueden atracar en los puertos debido a sus dimensiones desorbitadas. Estos millonarios ladrones, ahora tienen el capricho de ensuciar el espacio sideral, para pasearse, sin el menor escrúpulo, en plena pandemia, que está provocando un sufrimiento ingente, y hambre en muchos lugares del planeta, con un ego mezquino, e idiota. Esta chusma, no tiene el derecho para hacer lo que le dé la gana, cuando nuestro habitad, está cada día más enfermo y que debe de gestionar más residuos, que no se sabe qué hacer con ellos, que está matando a infinidad de especies, que provoca desplazamientos de población, para poder sobrevivir de mera subsistencia, por falta de agua, y de tierras, para poder llevar una vida digna.

El problema estriba que toda esta chusma cósmica, dominan los medios de comunicación globales, y lo que trasciende es su gran filantropía, que lo único que provoca, es profundizar la pobreza, la miseria, y el servilismo de los tontos más abyectos. Todos estos delincuentes, contra la humanidad, producen un efecto mimético, para el resto de la población que quiere imitar semejantes hábitos de comportamiento, según las posibilidades que el mercado criminal ofrece. Se puede observar barrigas llenas de cerveza barata, con sus tatuajes, y cadenas doradas, con un vaso de plástico en sus manos, cuando están en las piscinas o en el mar, algo insólito hace 60 años. Cómo compran pasajes en estos monstruosos marinos con 5000 humanos, en un cascarón para pasear la burricie inmensa, que representa semejante actividad idiota. El ocio, se ha convertido en un problema para la supervivencia biológica. ¿Todavía no lo queremos ver? El efecto mimético, es el punto débil de los humanos, que más daño está haciendo. La forma de pasar el rato, es el reflejo de una civilización, que jamás ha destruido tanto, en tan poco tiempo.

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