Oskar Fernandez Garcia

La intolerancia y el oprobio en la cámara de vascongadas

Se cumplen 35 años de existencia del Parlamento de la CAPV y en lugar de hacerlo bajo los buenos augurios que debieran de velar por semejante institución; las largas, dilatadas y negras sombras de la intolerancia e intransigencia se ciernen sobre el edificio que debiera de ser ejemplo y paradigma del respeto a la diversidad de ideas. 26 de marzo de 2015, fecha funesta para la mencionada institución. La mayoría de l@s parlamentari@s de EH Bildu son expulsad@s del pleno, sin contemplación, por el mero hecho de exhibir unos carteles en contra de la detención de cuatro personas que prestan atención médica al colectivo de pres@s vasc@s. La presidenta de la cámara, Bakartxo Tejeria, sin el menor sonrojo, por semejante y descomunal injusticia, y sin temblarle el semblante les conminó a abandonar sus escaños, prohibiéndoles también acudir al pleno del día siguiente. Si las frases exhibidas en los carteles forman parte, sin lugar dudas, de reivindicaciones y de aspiraciones legítimas, así como de denuncias o acusaciones, que entran absolutamente en el amplio campo de la confrontación democrática de ideas, concepciones y aspiraciones sociopolíticas; ¿De dónde procede tan furibunda, desproporcionada, absurda, intransigente, intolerante y antidemocrática decisión por parte de la mencionada presidenta? ¿Qué es lo que no podía soportar; los mensajes o la forma de exteriorizarlos? ¿Solo es válido, en ese espacio de debate y de toma de decisiones, la palabra hablada o escrita, según los rígidos cánones burgueses, pero jamás en carteles o pancartas, por recordar éstos a expresiones populares del pueblo, que han de mantenerse fuera de los sacrosantos muros de la institución? El oprobio y el descomunal ridículo ejercido por la Sra. presidenta, y por ende por su partido y por el resto de las formaciones políticas que lo admitieron y jalearon, ha sido tan anacrónico como absurdo e increíble, convirtiendo la cámara de vascongadas en un pequeño reducto, fruto de la inquisición hispánica; máxime si se tiene en cuenta que sólo unas semanas antes, concretamente el 11 de enero, en París cientos de miles de personas, presidentes, dignatarios y altos cargos de diferentes naciones y representantes de organizaciones internacionales se manifestaban a favor de la libertad de expresión y de la tolerancia entre otras reivindicaciones. Es evidente que las demandas y deseos de libertad de expresión expuestos en París, de una forma tan contundente, no han hecho ni la más mínima mella en la conciencia pequeño burguesa de los dirigentes del PNV, ni en la del resto de las formaciones políticas que admitieron semejante dislate.

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