Los intereses de los médicos y la falta de humanidad
Mi padre tuvo un infarto hace 19 años. Cada año hizó sus revisiones
periódicas, incluida la prueba de esfuerzo. Cada año su cardiólogo de
cabecera le dijo que todo estaba bien, así durante dos décadas. En la
última revisión, en junio del 2012, el doctor Castaños de la clínica
Guimón le detectó una anomalía en la prueba de esfeurzo, y le mandó
poner unos stents en la nueva clínica Zorrotzaurre, cosa que no pudo
ser, ya que al corazón no llegaba suficiente flujo sanguineo y
consideraron que la mejor solución era hacer unos bypasses, tres o
cuatro. Nos dijeron que era una operación, sencilla, sin mucha
complicación. Su cardiologo le recomendó el doctor Joseba Zuazo Meabe
(ignoro cuales son los motivos por los que unos médicos recomiendan a
otros, pero quiero pensar que se piensa en la profesionalidad, cuando
están en juego la vida de las personas). Mi padre, plenamente
convencido de la opinión de su cardiólgo, no quiso pedir una segunda
opinión. El doctor Zuazo nos recibió en su consulta. Yo acompañé a mi
padre, y me sentí violentada porque parecía que no podíamos preguntar
nada. Un doctor debe transmitir confianza, transparencia, y calma, y a
este doctor le importaba mucho que los cheques del igualatorio
estuvieran entregados antes de sus vacaciones, lo cual me transmitió
inquietud.
La operación la programó para pocos días después, y tras horas de
espera, que parecen una eternidad, el doctor Zuazo vestido de calle
nos dijó que no había salido lo bien que esperaba, pero que si pasaban
las tres primeras horas viviría. Así que esperamos en la puerta de la
UCI las cuatro primeras horas, y cuando pasamos el médico de la UCI (
el doctor Pablo Serna, a quien agradezco profundamente el trato
recibido ) nos dice que la cosa pintaba mal, que el corazón se había
desgarrado, y que con medicación muy fuerte casi no latía, que ya nos
habría informado el cirujano ( no, no nos informó, necesitamos saber
la verdad claramente, es nuestro derecho, los pocos que nos quedan
cuando delegamos la vida en otras personas). Esa misma mañana mi padre
murió en la clínica de Zorrotzaurre, y nos quedamos con la sensación
de que es demasiada clínica, y demasiados intereses. Estamos
indignados con el trato del doctor Zuazo Meabe, y espero que se hagan
públicos estos datos para que otra vez, de la cara cuando las cosas no
salen todo lo bien que se espera.