No aciertan una
En el siglo XIX grandes expertos declararon falsas las pinturas de Altamira. Cuando después aparecieron en Francia pinturas similares, tuvieron que reconocer su error y acabar aceptando que las pinturas son verdaderas. El jefe de aquellos expertos pidió perdón a la viuda, el descubridor de las pinturas ya había muerto para entonces.
En el siglo XX grandes expertos declararon verdaderas las pinturas de Zubialde (en el Gorbea alavés). Cuando después las pinturas fueron analizadas y encontraron restos de estropajo dentro de una de ellas, tuvieron que reconocer su error y acabar aceptando que las pinturas son falsas.
En el siglo XXI grandes expertos de la Universidad del País Vasco declararon en 2008 falsos los grafitos de Iruña-Veleia, y por ello en 2009 la Diputación Foral de Álava presentó en el Juzgado de Instrucción de Vitoria una denuncia contra los descubridores. Así que esos grandes expertos tendrán que reconocer su error y acabar aceptando que los grafitos son verdaderos cuando la Audiencia Provincial de Álava ordene los análisis para poner fecha a los grafitos.
Por cierto, un mayor número de otros expertos concluye que los grafitos no tienen por qué ser falsos; pero les importa un bledo a la Universidad, a la Diputación, al juzgado, a los grandes medios...
Lo más llamativamente chocante de este asunto es que sea el propio acusado, Eliseo Gil, quien desde el primer momento haya pedido análisis para poner fecha a los grafitos y excavaciones controladas para ver si aparecen más enterrados, y que en cambio la parte acusadora, la diputación, siempre se haya negado a hacer esas investigaciones.
Así que en ocho años (es el caso más antiguo del País Vasco) nadie ha hecho «la prueba del nueve», es decir, el análisis científico que ponga fecha a los grafitos. El juzgado lo más que ha hecho es aceptar el análisis del Instituto del Patrimonio Cultural de España, que, aunque el juzgado le ordenaba analizar la antigüedad de las inscripciones, todo lo que decía el informe del instituto era que aparecían rastros de metales modernos en la superficie de algunas piezas; ¡claro! restos dejados por las al menos siete instituciones que han tocado las piezas: el equipo arqueológico, la Diputación, la Universidad, un gabinete grafológico, la Guardia Civil, la Ertzaintza y el propio instituto (ver www.veleia.fontaneda.net).
En mayo el juzgado le ha pasado el caso a la audiencia para que decida si llevarlo a juicio o archivarlo; esperemos que la audiencia no se tome ahora otros ocho años.
Cuando tome la decisión, será el principio del fin. Al final se restituirá la honra a las y los descubridores, al patrimonio cultural de Alava, a la historia del euskera, y a la justicia también, que la injusticia dura ya nueve largos años.
Para reclamar justicia, hay convocada una concentración todos los jueves a las ocho de la tarde delante de la diputación, a la que estáis invitados todos los vitorianos.
2017, año de la rehabilitación de Eliseo Gil.