Una sociedad decente tenía que tener entre sus principales objetivos defender a las personas más vulnerables, entre las que se encuentran principalmente la gente mayor.

Sin embargo, en esta sociedad nuestra están en total indefensión y a merced de las peores personas que las engañan o violentan cuando pueden, sin ningún pudor.

Y no me refiero ahora a los abusos comerciales que pueden sufrir por teléfono o a los hurtos y robos por la calle, me refiero a la cantidad de bulos que reciben diariamente, y, por tanto, a la total desinformación a la que están sometidas, al estar enganchadas a programas de televisión, en algunos casos es el único entretenimiento que tiene. Y qué esconden sibilinamente unas perversas intenciones para intoxicarlas con mentiras, noticias falsas (qué siempre se creen porque «salen en televisión») y atemorizarlas en sus últimos años de vida, cuando su cuerpo y su mente están más flojos, para convertirlas en personas más manipulables y pusilánimes, algo que la mayoría jamás en su vida había sido.