Javier Orcajada del Castillo

Tautología: la pelota vasca

Según el diccionario de la RAE: 2. «Tautología: repetición inútil y viciosa». Así catalogan en la metrópoli al deporte nacional vasco, pues siendo original y denominarse como nuestro pueblo no se necesita reiterar que es vasca ni proteger con intención aviesa con su lema: imperial «Limpia, fija y da esplendor». Este viril y bello deporte no necesita más limpieza ni brillo, solo que dejasen libertad a los vascos y poder disfrutar del prestigio de nuestro deporte en el mundo, pues es representación de su idiosincrasia como pueblo que crea sus propios deportes y se expresa en su propio idioma  de desconocido origen, a pesar de las trabas que impone la metrópoli; pues damos la bienvenida a todo el que quiera visitarnos o convivir con y como nosotros.

Es deporte de gran vistosidad y elegancia, que requiere  inteligencia y virilidad y que finaliza la contienda saludándose como caballeros entre los contendientes. Nuestro deporte está sometido a una asfixiante regulación por parte del centralismo de Madrid, pues se le ha eliminado todo vestigio vasco y reivindicado por la población, más allá de su nombre, pues se le niega tener una selección propia para jugar en nombre de nuestro pueblo, tampoco tiene federación propia de pelota, sino que sus jugadores compiten bajo la «rojigualda» como pertenecientes al equipo español aunque los campeones sean todos vascos, no se permite exhibir la ikurriña, la bandera que sentimental y legalmente es la de los patriotas vascos.

La historia de las ofensas y humillaciones por parte de los caciques deportivos españolas es interminable y roza el esperpento por parte de la metrópoli, pues en el pódium suena el himno nacional español mientras se iza la  bandera española de los triunfadores que son siempre vascos, aunque, disciplinadamente y bajo amenaza de exclusión,   tienen que escuchar firmes  el himno español, mientras se oyen silbidos y gritos de rechazo soportando la tautología de que se obligue a celebrar el triunfo español cuando es realmente  vasco. Así se estimula el  auge del sentimiento  nacionalista vasco que el centralismo español combate con represión y torpeza.

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