DANA de València: Cuestiones básicas que se pueden y deben decir a estas alturas de shock
La dimensión de la tragedia que ha provocado una DANA en el Mediterráneo occidental, y en especial en el País Valencià, obliga a mantener la mesura, a apoyar la solidaridad y a preparar el duelo. La responsabilidad y la memoria, a su vez, fuerzan a sentar unas bases serias y una perspectiva lúcida para que, ante lo inevitable, lo previsible no sea el factor que multiplique la hecatombe.
Hay que combatir el negacionismo
Es una evidencia científica que, en el contexto de la emergencia climática y del calentamiento global, fenómenos naturales como las DANA –o las inundaciones, o los incendios…– se están agudizando en frecuencia y virulencia. Son más destructivos.
El modelo de desarrollo, forzando los límites de la naturaleza y minando sus equilibrios, genera riesgos que se disparan en situaciones críticas. Hay que revertir lo que se ha hecho mal, llevar a cabo políticas públicas serias y no ceder al chantaje neoliberal.
Este modelo socioeconómico es suicida
Por las imágenes que llegan desde la zona cero, urge reflexionar sobre una ordenación de territorio insostenible, la urbanización en zonas inundables, infraestructuras mal pensadas y construidas, el modelo de logística y consumo asociado a hipermercados o la centralidad del coche. Ese esquema se replica sin fin.
También hay que denunciar que se prime la actividad económica sobre todo lo demás, que se priorice el capital ante la vida. Esa avaricia es cruel y letal.
El PP, cuando está al mando, es un peligro
La gestión del PP ante las catástrofes es demencial. Responde a valores nocivos, intereses privados y una ideología tendente a lo criminal. Solo así se pueden entender muchas de las cosas que sucedieron en acontecimientos como el 11M, en las residencias de Madrid en la pandemia y ahora en la DANA.
Ocultar información, despreciar alertas, negar evidencias, resistirse a corregir errores, promover a ineptos, no rendir cuentas… no tienen límites. Ahora no es lo más importante, pero cargos como el president, Carlos Mazón, deberán responder por sus actos.
«Se juega como se entrena»
El riesgo climático crece y va a ser más imprevisible y grave. Eso obliga a priorizar la prevención. Para afrontarlo son necesarias una sociedad civil educada, un voluntariado organizado y unos cuerpos profesionales bien coordinados. Los mecanismos de emergencia deben estar engrasados antes de las catástrofes. Hay que entrenar bien, porque luego, ahora, ya es tarde.
El ejemplo canónico a nivel mundial es Cuba, que con todos sus problemas ha desarrollado unos protocolos y una cultura que priorizan salvar vidas.
Unas estructuras de emergencia fuertes evitan la tentación militarista. En la era de la emergencia climática, hay que elegir entre ser un país con rutinas de bomberos o uno subordinado a resortes militares.
Preguntas pertinentes para tomar medidas
Mucha gente se ha hecho estos días la pregunta de que harían ante una situación como la que se vive en el País Valencià. Llevada a términos colectivos, si se repitiesen unas inundaciones como las de 1983, ¿las estructuras y la sociedad estarían mejor o peor preparadas? En algunas cuestiones, mejor, y en otras, peor. Pero sin una conciencia clara de en cuáles se ha avanzado y en cuáles no. Como país, Euskal Herria coquetea demasiado con la autocomplacencia.
Además de la solidaridad, el impacto de la DANA debería impulsar un balance serio sobre cómo de engrasadas están las estructuras de emergencias. Con rigor y honestidad, enfocado a tomar medidas y generar una cultura que salvará pueblos y vidas.