La participación de varios ertzainas, uno de ellos identificado, en los incidentes tras una manifestación ultraderechista en Gasteiz contra el Gobierno del Estado no es sino la punta del iceberg que invade y desnaturaliza lo que se supone debería ser el cuerpo policial de la CAV. Son policías que tienen la responsabilidad de ofrecer un servicio a toda la ciudadanía, pero su práctica es más acorde a ideologías contrarias a los intereses, valores y pulsiones de aquellos a quienes deben servir. Cuentan con ciertas leyes que facilitan todo tipo de arbitrariedades contra las movilizaciones de ciertos colectivos, generalmente los más vulnerables, y han comprobado que no ha ocurrido así cuando las movilizaciones han sido convocadas por sus asociaciones, como los llamados asindicados, o ante la cascada de bajas en el contexto del Tour tras amenazar a las instituciones vascas.

No se trata de un fenómeno nuevo, pero no se observa reacción alguna por parte de sus responsables políticos, y la actitud remisa del Gobierno de Gasteiz no parece la más adecuada para afrontar un problema de esa envergadura. Actitud remisa desde el mismo momento de facilitar la información debida a los grupos políticos, justificando cualquier irregularidad de esos policías, negando su relación con entidades ultras como Desokupa y asociaciones como Jusapol, o su afinidad con organizaciones como Blue Lives Matter. Solo cuando las movilizaciones de Ertzainas en Lucha hicieron aflorar un problema que afectaba directamente al Departamento de Interior, el partido gobernante en Lakua mostró su preocupación por la evidente relación de miembros de la Ertzaintza con la ultraderecha. Pero no puede negar que desconocía ese extremo, si bien ha preferido mirar hacia otro lado hasta que se ha visto desbordado.

Urge el debate sobre el modelo policial y urge el cambio de rumbo de la Ertzaintza, un problema que no solo afecta a los «ciervos», término extendido entre ertzainas, incluso entre sus instructores, para referirse a los miembros de la izquierda abertzale, sino a toda la sociedad al servicio de la que debería estar ese cuerpo si ha de ser lo que su nombre significa.