La ciudadanía toma la política en sus manos

Otras cinco localidades organizaron ayer consultas promovidas por Gure Esku Dago con el objeto de que la ciudadanía vasca pueda decidir el futuro de país. Una cosa tan simple y a la vez tan denostada. La iniciativa popular llegó además a destacados núcleos urbanos como Donostia e Irun, lo que supone un gran salto: llevar a cabo un plebiscito en una gran ciudad y sin apoyo institucional exige movilizar a una gran cantidad de personas y recursos, lo que requiere, a su vez, de una implicación social muy amplia. Culminar la consulta ya es un éxito.

No faltarán quienes se aferren a los porcentajes de participación para menospreciar la movilización de ayer. Son los mismos que no quieren que se consulte a la ciudadanía de forma vinculante acerca del futuro político de este país. El poso que está dejando la iniciativa, sin embargo, va bastante más allá de la jornada de ayer. Basta con tener en cuenta que son ya 217.775 las personas que se han movilizado en las consultas realizadas en toda Euskal Herria a lo largo de los últimos años, todo un hito que sitúa a esta dinámica entre las mayores movilizaciones celebradas en este país. Pero si la cantidad es importante, todavía más significativo es el aspecto cualitativo. Organizarse para llevar a cabo un proceso de decisión supone que la gente corriente recupere para sí la política con mayúsculas, que no es otra cosa que hablar, discutir y decidir sobre nuestro futuro colectivo común. Y que se consiga en una sociedad fuertemente parroquiana tiene un profundo significado.

Quedan tareas pendientes, como el reto de implicar a los contrarios a un cambio de statu quo en una iniciativa con una sólida base democrática, o la necesidad de toda plataforma de mantenerse en constante reflexión para evitar el anquilosamiento; pero la aportación de Gure Esku Dago en el ensanchamiento de las fronteras del derecho a decidir es incuestionable. El apetito, ya lo dice el lehendakari Ibarretxe, viene comiendo.

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